Muestras, Festivales y Premios
Fecinema 2011
En 2009, el primer año que visitamos el Fecinema, se pudo ver, con tan solo un día de diferencia, las dos películas más importantes de aquella edición del Festival de Cannes: Un profeta (Un prophète, Jacques Audiard) y La cinta blanca (Das weisse Band, Michael Haneke), las cuales, por extensión, considero que son las mejores de ese año. En 2011 se vuelve a repetir la hazaña y nos encontramos con dos películas como Drive y Le Havre, ambas presentes en Cannes, y qué duda cabe, de las mejores del 2011. La diferencia entre un año y otro no merma en la calidad, a las pruebas me remito, sino en la cada vez más aguda reducción del presupuesto del evento. Una situación preocupante, enclavada en este clima de crisis económica y de reducción de ayudas a la cultura, que agudiza la supervivencia del evento. Casi es una obviedad resaltar cómo dicho certamen puede ser un foco de incentivación del consumo en la ciudad, aparte de reforzar el turismo. Manresa no debería permitir que dicha cita, y ya de referencia, en cuanto es el único en su especialización dentro Europa, desapareciese. Ocho mil espectadores resulta poco y echamos en falta que el pueblo no se vuelque masivamente, de la misma manera que hemos visto en otros lugares, como en el mismo Festival de Gijón. La coyuntura les ha obligado a reducir la programación (cuatro largometrajes menos en las secciones paralelas) pero, como decimos, se ha mantenido inalterable el criterio de selección.
Se abrió fuego con el último largometraje de Robert Redford, La conspiración (The Conspirator), film ambientado en el juicio a los detenidos por el magnicidio de Abraham Lincoln y centrado en la defensa de Mary Surrat (Robin Wright Penn), un ejercicio plenamente clasicista, para discutir la afirmación de que Clint Eastwood, compañero de generación de Redford, es el último de los realizadores clásicos de Hollywood. La Sección Oficial, centrada, como es habitual, en el ámbito europeo, contó con el interesante y trepidante trabajo de inspiración hitchcokniana, Cuenta atrás (A bout portant, Fred Cavayé, 2010); la última realización de un Ken Loach, definitivamente en horas bajas, Route Irish (2010); el debut en la dirección del guionista de Infiltrados (The Departed, Martin Scorsese, 2006); la fallida London Boulevard; el arriesgado buceo en el narcotráfico de la mexicana Miss Bala (Gerardo Naranjo, 2011), que también pudo verse en San Sebastián y Gijón; y por encima de todas ellas, Drive (Nicolas Winding Refn), el fogonazo cinematográfico de este año que cerramos. Parecía no haber discusión respecto a cuál sería la ganadora del Plácido de Plata, dada la abrumadora contundencia con la que pisa Drive allí por donde pasa (Cannes, San Sebastián, Sitges), pero un jurado de campanillas, presidido por José Luis Rebordinos (director actual de Festival de San Sebastián) y compuesto por nombres ilustres como los de Carlos Losilla y Alex Gorina, entre otros, se descolgó con la concesión del galardón a Rundskop (Bullhead, Michaël R. Roskam, 2011), un tedioso y enrevesado film belga, ambientado en las mafias rurales que trafican hormonas para engordar a terneros, y que combina el thriller con los traumas infantiles.
La oferta se completaba con las siempre interesantes Secciones Paralelas: N+F (El Negro más fantástico), Pantalla de Actualidad y el espacio Placidoscope, sesiones gratuitas para degustar la retrospectiva a Sidney Lumet o descubrir un film de animación a reinvidicar, el cyberpunk Renacimiento (Renaissance, Christian Volckman, 2006). En este marco se pudo ver la sensación de este año en Sitges, la gamberra Attack the block (Joe Cornish, 2011), que tal como me comenta sagazmente un amigo, no deja de ser una relectura actualizada de Critters (Stephen Herek, 1986), con unas gotas (medidas) de incorrección, heredadas de series británicas como Misfits. O bien, el sugerente cuento atormentado y gótico de El monje (Dominik Moll, 2011), que no se medra en su carga claramente misógina (presumimos ya patente en el relato original). A estos films citados se completa la atractiva oferta con el delicioso cuento sobre la solidaridad de Kaurismäki, el imprescindible Le Havre o el melodramático y candoroso Amor bajo el espino blanco (Shan zha shu zhi lian, 2010), que supone un retorno a los terrenos de El camino a casa (Wo de fu qin mu qin, 1999), por parte de Zhang Yimou, el realizador chino más internacional.
Por último, en su encendido apoyo a las promesas emergentes del cine español, Fecinema contaba un año más con una sección de cortos a concurso, alzándose con el premio Placido, La casa del lago de Galder Gaztelo-Urrutia. Y otro realizador vasco fue uno de los homenajeados en esta edición, la figura capital de Alex de la Iglesia, compartiendo crédito con un no menos actor importante, Sergi López, que no pudo estar presente. En esta edición del número de la mala suerte, deseamos y esperamos que el maleficio supersticioso no afecte en absoluto la continuidad de un festival imprescindible para todo aquel que sienta predilección por el cine de género.
CRÍTICAS
Drive. Nicolas Winding Refn, EUA, 2011. Sección Oficial.
Miss Bala. Gerardo Naranjo, México, 2011. Sección Oficial. Escrita por Cristina Bringas.
London Boulevard. William Monahan, Reino Unido, 2010. Sección Oficial. Escrita por Enrique Posada.
Attack the Block. Joe Cornish, Reino Unido, 2011. N+F (El Negro más Fantástico). Escrita por Javier Moral.