Críticas

Simpático canalla...

Al final de la escapada

Otros títulos: Sin aliento.

Au bout de souffle. Jean-Luc Godard. Francia, 1959.

Un fugitivo con mucha cara. Una americana atrevida. París.

A bout de souffleUn ladrón que roba un coche y que, en su huida, mata a un policía. El reencuentro con una amante americana, que le confiesa que está embarazada. La vida es corta y hay que aprovecharla… Ya está. Jean-Luc Godard reinventó el lenguaje cinematográfico narrando esta sencilla y, aunque sorprenda, conmovedora historia sobre el amor, los principios y, por encima de todo, la necesidad de vivir al límite.

Al final de la escapada es uno de los tres títulos que en 1959 hicieron historia en Francia y en todo el mundo, un pilar de la Nouvelle Vague. De los tres, puede decirse que sigue siendo el más actual.

El argumento es simple: Michel es un ladrón y estafador al que se le complican las cosas cuando, después de robar un coche en Marsella, asesina a un policía y escapa hacia París, donde tiene que cobrar un dinero. Allí busca a Patricia, una joven estudiante americana con la que ya se ha visto y que lo dejó profundamente marcado. En ningún momento admitirá que la quiere, pero toda su forma de actuar, hasta el final de la película, nos hará ver que por ella habría sido capaz de dejar su mala vida.

Partiendo de un guión de François Truffaut y con la ayuda de Claude Chabrol (otro de los grandes de la época), Godard sorprendió en Al final de la escapada por el recurso a técnicas no utilizadas en el cine convencional, como el uso de la cámara en mano (heredado del neorrealismo italiano, y pensado para seguir siempre al protagonista en su huida hacia adelante), los saltos de plano, que cortan en segundos la continuidad temporal y aportan la sensación de rapidez tan necesaria en una película sobre fugitivos (por ejemplo, ellos dos en el cuarto de baño, él pidiéndole un beso y, en el siguiente plano, ellos dos ya besándose). También es novedosa la forma en que los dos protagonistas se dirigen directamente a la cámara para hacer cómplice al espectador en su fuga. La película nació con un espíritu nada comercial, y con la idea principal de crear algo diferente, que fuese en contra del cinéma qualité del momento. Lo consiguieron con creces.

Otras características destacables de Al final de la escapada son las referencias a otras películas y la participación de personajes del momento (incluyendo al propio Godard, que aparece como el delator). Así, vemos claras referencias al cine negro hollywoodiense, género en el que podría incluirse esta película. Pero su «homenaje» va más allá: vemos a Michel/Belmondo reflejado en un espejo junto a un póster de Más dura será la caída (Robson, 1956), con un retrato de Humphrey Bogart, que podríamos pensar que es el «antes» de este Jean-Paul Belmondo, actor principiante y estandarte de la nueva juventud de actores, la «nueva sangre» que llega y quiere posicionarse. También es notable la aparición de Jean Pierre Melville, el supuesto escritor al que entrevista Patricia, y el homenaje al arte de vanguardia, representado por las reproducciones de Picasso y Renoir que ella tiene en su apartamento, o el hecho de que el nombre con el que se hace llamar Michel sea Lazlo Kovacs, en realidad un respetado director de fotografía.

En definitiva, estamos ante un film revolucionario, pero, sobre todo, ante una generación de directores que quisieron demostrar que podrían cambiar la forma clásica de hacer cine, aplicando nuevas técnicas, nuevas miradas que hasta entonces eran impensables. Al final de la escapada no es un gran film, pero es, sin lugar a dudas, una obra maestra dentro del panorama cinematográfico de ayer y de hoy.

Jean-Luc Godard (1930 – ) y la Nouvelle Vague

«En Al final de la escapada, busqué el tema durante todo el rodaje y, al final, lo que me interesó fundamentalmente fue Jean-Paul Belmondo.»
Jean-Luc Godard

Godard nació en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió centrarse en su mayor afición: ver películas todo el día. Se introdujo de pleno en el mundo del cine gracias a sus trabajos en Cahiers du Cinéma, que compaginó con el de obrero durante los años 50, pues su padre no compartía su pasión y dejó de pagarle los estudios.

Después de rodar un par de cortos (Une femme coquette en 1955 y Tous les garçons s´apellent Patrick en 1957), filmó su primer largometraje, Al final de la escapada. Con él, se convirtió en el representante más rompedor de la Nouvelle Vague, por su manera de filmar y montar sus films: cámara en mano, utilizando el documental, saltando de planos o introduciendo microcortes… Así, consiguió crear su propio estilo dentro de la novedosa corriente, llegó mucho más allá que Truffaut o Resnais y, obviamente, fue a la vez tan respetado y admirado como criticado. No obstante, Godard fue fiel a sí mismo en sus siguientes películas: no necesitaba un argumento claro, filmó siempre lo que más lo convencía y le gustaba, sin atender a convencionalismos ni someterse al cine comercial.

Esta forma de trabajar hizo que se ganase al público con sus siguientes films, hasta que dejó que sus ideales políticos se inmiscuyeran en su particular cine, casi al mismo tiempo que la Nouvelle Vague declinaba, a finales de los 60.

Al Final de la Escapada, cincuenta años después

Fotograma de Al final de la escapadaNo se puede negar que la forma de explicar la historia de este fugitivo sigue impactando, por su energía y, por encima de todo, por el contagio que produce en el espectador su rapidez, su urgencia. Evidentemente, igual que el resto de las películas de esta corriente, el estilo utilizado por Godard en el film ya no sorprende ni rompe esquemas. Pero eso ya lo hizo hace cincuenta años. Lo importante de esta película ahora es que seguirá siendo recordada como la más importante de la trilogía que conforma el inicio de la Nouvelle Vague, junto a Hiroshima mon amour (Alain Resnais, 1959) y Los 400 golpes (Truffaut, 1959), y como una de los más transgresoras, fuente de inspiración de  muchos  otros creadores del cine moderno, como John Cassavetes, Brian De Palma e incluso Martin Scorsese. Sólo por esto, sigue siendo tan actual como lo era entonces. ¡Bravo, Godard!

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Ficha técnica:

Al final de la escapada  / Sin aliento (Au bout de souffle),  Francia, 1959.

Dirección: Jean-Luc Godard
Guion: Jean-Luc Godard, sobre una historia de François Truffaut
Producción: Georges de Beauregard
Fotografía: Raoul Coutard
Música: Martial Solal
Reparto: Jean-Paul Belmondo, Jean Seberg, Daniel Boulange, Jean-Pierre Melville

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