Críticas
Jugando a ser mayor
An Education
Lone Scherfig. Reino Unido, 2009.
¿Quién no ha advertido aún que la industria de Hollywood deja aflorar una habitual predilección por aquellas historias con moraleja final? (ellos la llaman moraleja, mientras que para nosotros es, más bien, moralina). Por eso, no extraña que An Education fuera nominada como una de las diez candidatas al Oscar a la Mejor Película. Aunque, antes que subrayar la pasión norteamericana por un cine limpio, políticamente correcto y plagado de utopías que distan mucho de la realidad que ellos mismos prestan al mundo, me gustaría catalogar la cinta de la danesa Lone Scherfig como una propuesta muy efectiva dentro del agarrotado y, a menudo, análogo cine comercial.
An Education es una película narrativamente lineal, de personajes arquetípicos y sin ningún tipo de artificio estilístico. Se presenta como el trabajo más sencillo y convencional de la filmografía de Scherfig, antaño adscrita al movimiento Dogma 95 al filmar Italiano para principiantes (Italiensk for begyndere, 2000) y, con posterioridad, instructora de nuevos temas a través de dos cintas tan grotescas como bien acogidas por la crítica: Wilbur se quiere suicidar (Wilbur begår selvmord, 2002) y Hjemve (Just Like Home, 2007). Paradójicamente, en lo que muchos podrían considerar un paso atrás, este viraje hacia lo formulario y lo «cinematográficamente establecido» actúa como punto de inflexión en la carrera de una cineasta que ha encontrado así la manera de dar cuenta de su madurez fílmica al público; es harto complicado destacar -para bien- con una cinta tan elemental. Sin embargo, es en su simplicidad donde reside su hermosura y su solidez. Resumiendo y jugando con el título de la película: An Education constituye una verdadera lección sobre cómo hacer cine solvente, aplicable a todos aquellos vanidosos directores amigos de las guarniciones injustificadas que son incapaces de prescindir de una recargada pomposidad.
Esto se consigue gracias a una grandiosa arquitectura de los personajes, la mejor baza del film, a los que debe corresponder en nivel la selección y dirección de actores. Una loable Carey Mulligan en el papel de la candorosa y temperamental (mezcla explosiva) Jenny y su relación con un progenitor autoritario -colosal Alfred Molina- que necesita imponerse a su mayor debilidad, son los dos únicos y espontáneos engranajes del discreto mecanismo de captación del que la cinta dispone y necesita. Para macerar sus discusiones sobre lo que es mejor para el futuro de la cría, aparece, de pronto, el yerno que toda madre quisiera tener, el seductor Brit, interpretado por un algo más contraído Peter Sarsgaard.
Llegado este punto quisiera matizar que la pretensión de esta crítica no es otra que la de ser un ejercicio de simpleza formal, al tratar de exponer los hechos con la misma formalidad narrativamente natural con la que lo hace la obra en cuestión. Es puntual, entonces, señalar que la mera actitud de los padres hacia su hija marca toda la estructura del guión. Jenny pasa de ser una niña a ser considerada como una adulta responsable y autónoma en apenas un día. Y no nos referimos al día en que los amantes se encuentran por primera vez, sino a aquél en el que la chica presenta al modélico pretendiente a sus padres, encuentro que se clava como clarividente detonante explícito que transita veloz de la introducción al nudo. El pretendido galán se descubre como hombre de mundo, sabedor del poder de sugestión que ello podría suponer para un matrimonio atrasado y reaccionario que nunca salió de su ciudad. No hay que ser un crack de la chispa para colarle a esta gente que las pijadas de la beautiful people deben ocupar el lugar de una educación como Dios manda. Esta habilidad para seducir a la joven y encandilar a sus padres, en el cine, nos haría desconfiar hasta de la Mahatma Gandhi. Por si quedaban dudas acerca de concederle o no el beneficio de la duda, la pareja de estúpidos snobs que frecuenta termina por certificarnos que algo huele a podrido detrás de tanta caballerosidad.
Hasta aquí puedo contar. Y ahora pido disculpas. A pesar de que creo que dejé bien claro que la película es muy sincera y predecible, no era mi intención destripar el argumento, pero es que las fábulas americanas-aunque, en este caso de evidente raigambre británica- incitan (entiéndase, obligan) a destapar el pastel desde el primer momento. Con todo, lo importante es no distraerse del precepto final, el cual muestra dos claras vertientes. La primera, de aroma añoso, habla de la rivalidad entre mujeres dentro de una sociedad machista. Un hombre no podía valerse por sí mismo hasta que alcanzaba cierta edad, acompañada de una cuidada destreza en su profesión o de una cómoda estabilidad económica (o de ambas, como se puede apreciar en la persona de Brit), mientras que una mujer sólo tenía que arrimarse a uno de estos poderosos; Jenny despierta envidias tanto en sus púberes y alocadas compañeras como en señoras hacendosas y solas como su maestra. La segunda, pone en entredicho la máxima del carpe diem. ¿Será mejor aprovechar el tiempo y ser feliz en la única vida con la que contamos, o hacer lo que se espera de nosotros, porque así tendremos una vida estable pero aburrida? La elección es peliaguda. Los atajos siempre acarrean consecuencias; la paciencia da sus frutos, mas no tendrán por qué ser los que esperábamos. Si le damos la vuelta al «gran consejo» de los filmes moralmente condicionantes (es decir, malentendiéndolo), An Education parece tenerlo claro, al insinuarnos: hágase lo que se haga, lo suyo es estar preparado para lo que pueda venir. Allá cada cual.
Festival y galardones:
Oscars 2009. 3 nominaciones incluyendo mejor película.
BAFTA 2009. Mejor actriz: Carey Mulligan
Sundance 2009. Premio del público
Independence Spirit 2009. Mejor película extranjera
Ficha técnica:
An Education , Reino Unido, 2009.Dirección: Lone Scherfig
Guion: Nick Hornby (libro: Lynn Barber)
Producción: Finola Dwyer y Amanda Posey
Fotografía: John de Borman
Música: Paul Englishby
Reparto: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Dominic Cooper, Rosamund Pike, Olivia Williams, Emma Thompson