Críticas
Pinceladas de un retrato fragmentario
Stella Cadente (Estel fugaç)
Lluis Miñarro. España, 2014.
Como una estrella fugaz pasó el 2014 y con él una de las mejores biopics de ese año, Stella Cadente, del conocido productor Lluis Miñarro. El filme se centra el rey Amadeo I de España, una figura muy poco conocida en la historia española que tuvo un fugaz reinado de 1871 a 1873. Como diría el propio director, “el filme retrata el paisaje mental del rey y en este sentido es ambigua, es contradictoria, porque los seres humanos lo somos”. Y así es este biopic, más que relatarnos un pasaje de la vida de un personaje de forma clásica y previsible, se centra en crear sensaciones o momentos que funcionan como pinceladas de un retrato que siempre queda en esbozo.
Si damos un vistazo al extenso trabajo como productor de Miñarro, podremos observar que es un creador que no busca las cosas comunes. Conocido por su colaboración con el maestro Manoel de Oliveira en El extraño caso de Angélica (2010) o filmes tan peculiares como El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo (2012), Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas del tailandés Apichatpong Weerasethakul (2010), Finisterrae de Sergio Caballero (2010), entre otras muchas, su primer largometraje de ficción no podía ser menos. Más cuando Miñarro pretendía hacer un filme histórico atípico, fuera de las fórmulas y centrado en la poética del gesto, a partir del cual configuraría un personaje que cobraría carne, hueso y espíritu en el actor Àlex Brendemühl.
Amadeo Fernando María de Saboya es uno de los reyes españoles menos conocidos y su espíritu modernista centroeuropeo chocó de frente con una España estremecida y revolucionada. Su reinado se centra en un periodo inscrito dentro de llamado Sexenio Revolucionario. Seis años de crisis iniciado con La Gloriosa de 1868 y cerrado con la Restauración Borbónica. Amadeo fue el primer rey elegido por un Parlamento e inició la primera monarquía constitucional. Su llegada a España estuvo marcada por la soledad y el aislamiento a que se vio sometido para su supuesta protección. Atado por los poderes de una España de mantilla y espada –regida por la corrupción y una legalidad obsoleta- fue incapaz de poner en práctica ideas tan progresistas como la separación del estado y la iglesia, planes de alfabetización de las clases humildes y el desarrollo de la educación.
Stella Cadente es un filme, a decir de su director, psicodélico, sicalíptico y republicano pero de estética monárquica. Comienza como un seudo documental donde Amadeo comunica al espectador las circunstancias de su elección como rey de España. Se lanza una moneda y la cara resultante es la de un Amadeo firme y sólido en su metálica soledad sobre la superficie marmórea. Alejado de la narración lineal, la breve historia del reinado de Amadeo es contada a través de situaciones y espacios que traducen el aislamiento, la condición de rey títere y los manejos irreverentes y coercitivos a que fue sometido. Para ello, un predominio de los planos detalle y medios en los momentos más íntimos, y los planos generales para la interacción de la figura con su entorno. Un castillo gigantesco e imponente –el Castillo del Monte, referente arquitectónico en sí mismo inusual, observatorio astronómico octogonal que dibuja la geometría interna y externa del personaje-, su patio interior de grandes dimensiones, un amplio salón vacío, una escalera claustrofóbica y un asiento desolado traducen la incomunicación y el encierro del rey.
Stella Cadente es un rompecabezas para espectadores amantes de los descubrimientos. La ópera prima de Miñarro es un juego lleno de referencias cinematográficas y artísticas –Bergman, Buñuel, Bresson. Un filme de arte. Articulado en dos tiempos, como el cine clásico italiano, aunque en realidad son tres. Un antes y un durante la presencia de la reina consorte, marcada su llegada por el anacronismo musical que introduce, en este retrato fragmentario, contemplativo y ratos surrealista de la estancia de Amadeo, el tema “Elle était si Jolie”, de Alain Barriere. Y el después de la partida de María Victoria –enmarcado en el segundo tempo-, celebrada con una nueva melodía sesentera y extemporánea, que determinará -bailecito incluido- el inicio del declive de la regencia hasta su abdicación en 1873.
La investigación del personaje fue un arduo trabajo para Miñarro y el dramaturgo que colaboró en la configuración de los diálogos, Sergi Belbel. En España, la información fue escasa y tuvieron que ir a la casa Saboya en Italia para encontrar material en que basar un relato. Cierta es la vocación voyeurista de Amadeo, que era masón, con cierta inclinación a la numerología, a la literatura erótica y la existencia de una amante española; parte del aura sensual y sensorial que domina todo el filme. ¿Por qué Amadeo llega a esta España, que además de corrupta y convulsa, se propone profundamente sexual? Creo que es una decisión del realizador. A este respecto el director se confiesa en una entrevista telefónica con Hiroko Yamazaki: “La energía sexual lo envuelve todo. ¿Como no iba a estar en la película? Quizás he vomitado algún fantasma”. Un fantasma atizado por los datos biográficos del rey Caballero.
Muchos ven un claro paralelismo con la vida política actual, no muy diferente de la del siglo diecinueve, y son quizás ciertas propuestas del rey un capítulo pendiente. “(…) Hay que reformar muchas leyes y crear otras nuevas, reparto más justo y equitativo de la riqueza, planes de ayuda a la nueva industria vasca y catalana, supresión de aranceles” son los novedosos propósitos que Amadeo expresa frente a las caras incrédulas del general Serrano, Zorrilla, el obispo y sus consejeros.
En 1873, Amadeo abandona todo esfuerzo inútil y abdica. Su renuncia dirigida a la nación reconocía que “todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son –eran- españoles”. Como una estrella fugaz cierra el filme su discurso, sin dar pie a moralinas ni recomendaciones. Concluye de la misma forma intempestiva que inició. Amadeo termina su diálogo con la cámara, moviéndose lentamente hacia ella y dándole el frente a una nación que siempre le dio la espalda. Miñarro ha hecho un monumental retrato, valiéndose de fragmentos y una visión muy personal, demostrando que además de ser un excelente productor, como director tiene mucho que decir.
Tráiler:
Ficha técnica:
Stella Cadente (Estel fugaç) , España, 2014.Dirección: Lluis Miñarro
Guion: Sergi Belbel, Luis Miñarro
Producción: Splendor Films / Eddie Saeta S.A. / ICEC / Puglia Film ComissionFotografía: Bruno Delbonne
Música: Mozart, Puccini
Reparto: Àlex Brendemühl, Lola Dueñas, Lorenzo Balducci, Bárbara Lennie, Francesc Garrido, Àlex Batllori, Gonzalo Cunill, Francesc Orella, Jimmy Gimferrer, Rosa Novell
No me gustó para nada. Aburrida, gay (en el peor sentido) escenas sin sentido (como los personajes que se mira de reojo…. para… nada…. se miran nomás). Es una pena porque visualmente es interesante pero para mi gusto completamente fallida.