Críticas
Amor fuera de tiempo
2046
Wong Kar-Wai. Hong Kong, 2004.
La tónica es la de su antecesora Deseando amar (Won Kar-wai, 2000): intimista, furtiva desde la experiencia del espectador, con frecuencia observando detrás de marcos de puertas o paredes que nos posicionan en ambientes estrechos. Privilegio de observar lo personal, lo secreto, lo privado, lo incomprendido. Son los típicos encuadres de Won Kar-wai, aprovechan una puesta en escena donde lo importante sucede en la estrechez de los pasillos como espacios enmarcados entre estructuras y puertas de madera.
El Sr. Chow regresa al 2046, sitio donde va a tomar contacto con los recuerdos, en realidad, es la ficción de una novela que refleja el sentir de su autor. Una serie de vicisitudes amorosas lo devuelven al punto de partida, otra vez termina siendo el de Deseando amar: sobrio, respetuoso y comprometido con su sentir; luego de haber incursionado en el mundo del juego y el sexo desenfrenados. La dicotomía nos pone sobreaviso, no hay nada permanente pero si lo hay, Chow ensaya un estilo que lo termina desbordando; los sentimientos tarde o temprano aflorarán y tendrán la particularidad de lo imposible. Las historias se superponen y repiten en un clima que no aporta discernimiento, al menos al protagonista; el espectador como testigo tiene ventaja, la distancia permite reflexión.
Un interesante manejo del tiempo que agiliza el relato aportando matices, y un trabajo del color que por momentos asocia el blanco y negro a experiencias del pasado y el rojo a la pasión, contrastante con la frustración del sentimiento. Emociones que indefectiblemente no van de la mano y sirven a propósitos opuestos, nunca logran conciliarse. La pasión no logra congeniar con el amor, el Sr. Chow no puede integrarlas en su experiencia; se produce un desfasaje que las alterna. El sexo en promiscuidad es vía de escape, así como también el juego, pero los sentimientos irrumpen, no pueden controlarse, simplemente surgen, y es allí, donde comienza a emerger la conciencia de un dolor que terminará en hastío, depresión y falta de perspectiva. El sentido no está claro, la vida es ensombrecida por recorridos en blanco y negro en el interior de un taxi, el camino es solo eso, tránsito hacia la nada, al menos, hasta que Won Kar-wai se decida a continuar la obra.
Una visión desoladora bajo la cáscara de una vida frívola que tiene su explicación. Nos obliga al ejercicio de empatía, comprensión, y hasta diríamos compasión, frente a un personaje presa de su inevitable condición humana.
El tiempo diegético juega con el paso de los años y los cambios, tránsito sobre un mismo eje que reproduce circunstancias similares, para volver al inicio, en una especie de círculo vicioso que nos retrotrae nuevamente al blanco y negro en asociación al antecedente vital de Deseando amar. Es imperativo visionar ambas películas en orden. Hay una solución de continuidad que invita a comprender la segunda por la primera y viceversa. La vida se repite.
2046 funciona a manera de desquite sexual, lo que no sucedió antaño va a suceder en la misma habitación hoy, recuperar un tiempo perdido que va a continuar perdiéndose, porque el amor no se fuerza, simplemente sorprende, es su característica principal. La recreación fracasa desde la diferencia, el momento no es oportuno e impide al Sr. Chow transitar más allá de un límite. La costumbre es alternante, mecanismo de defensa con tiempo de caducidad ni definido, ni decidido. Nuestro protagonista sostiene un perfil de juerguista, que le impide tomar contacto con su soledad y necesidad. Es la evasión como combate al dolor, y es por eso, que no es capaz de acceder a lo que añora, ni siquiera volviendo a la habitación 2046.
El error de la fantasía como solución por un recuerdo inalcanzable, aun desde la ficción, se vuelve punto de fuga inútil al que se apela en el presente para solucionar un nuevo desborde de lo afectivo sin correspondencia. Chow no tiene presente, todo el tiempo es suceso del pasado, el sentimiento se repite y lo retrotrae hacia otra época; la soledad se filtra a través de los excesos, no es efectiva la anestesia, la realidad desborda los sentidos. Asistimos a la inutilidad de recursos psicológicos ineficientes, que se tragan las intenciones indefinidas de un protagonista en constante lucha por descubrirse. Lo atestigua su rol, por momentos es narrador externo a su circunstancia, se esmera en trasmitir al espectador desde la sinceridad de alguien preocupado por comprender la vida de los afectos. El personaje se narra a sí mismo, y al instante se produce el contraste, el juerguista es un ser humano más serio y sufriente de lo que aparentaba, Won Kar-wai da su visión de manera clara, la contraposición es por la vía del comportamiento observado y narrado desde la experiencia de alguien que necesita comprender. Luego de ocurridos los sucesos, algunas conclusiones se obtienen. La vida es un difícil camino de aprendizaje por la experiencia, que nos lleva a repetir los mismos errores desde lugares diferentes. El tímido Sr Chow de Deseando amar obtiene resultados semejantes a los del jugador de 2046. Se queman las alternativas. La “persona” y la “sombra”, en términos de psicología analítica, no son suficientes en estado puro, hace falta calibrar su presencia en función del tipo de acercamiento necesario frente al otro; actuar según la circunstancia. Chow concluye que tal vez no sea bueno aceptar un “no” por respuesta. Algo falla en su posicionamiento frente al mundo, por eso, intenta comprender, aun asumiendo que el amor llega de forma inesperada. No es una cuestión del destino, pero resulta ser que siempre lo toma desprevenido y, por diferentes circunstancias, no logra constituir una relación con la persona amada.
El amor físico versus el amor espiritual fuertemente anudado al compartir pequeñas cosas, vivido como una necesidad imperiosa que pretende ser negada. Un filme que rescata la sabiduría de una experiencia lenta que pasa factura a los golpes. Chow necesita del transcurso del tiempo para entrever ciertas cosas, aunque solo de forma parcial. El aprendizaje de la vida es como un proceso de tropezones constantes que figuran una ceguera inevitable; la irrupción también es el recuerdo, el deseo de amar siempre está latente, es inextirpable. El Sr. Chow debe padecerlo, mientras llega a darse cuenta de una irrupción inesperada que operará como constante ligazón, entre el pasado y el presente representado por ambos filmes.
Nos falta el futuro. Es la desolación, la incertidumbre en un tiempo que culmina bajo la inevitable afectación del pasado: el viaje en taxi, el blanco y negro; todo alude al traslado final en la separación, conexión que solo puede establecerse viendo ambos filmes. Vale la pena, la invitación está hecha.
Tráiler:
Ficha técnica:
2046 , Hong Kong, 2004.Dirección: Wong Kar-Wai
Duración: 120 minutos
Guion: Wong Kar-Wai
Producción: Block 2 Pictures, Paradis Films, Orly Films, Jet Tone Production
Fotografía: Christopher Doyle, Lai Yiu-Fai, Kwan Pun-Leung
Música: Peer Raben, Shigeru Umebayash
Reparto: Tony Leung Chiu-Wai, Zhang Ziyi, Faye Wong, Gong Li, Takuya Kimura, Chang Chen, Maggie Cheung, Siu Ping-Lam, Carina Lau, Angela Dong