Festivales
70 SSIFF Historias de festival
1/2 70SSIFF PINCELADAS
Otro festival toca su fin. Os presento una pequeña selección de las películas que más me han gustado. Lo más destacable en cuanto a la organización fue la facilidad para programarse gracias a un impecable sistema de obtención de entradas. Enhorabuena. Empezamos con los títulos.
La consagración de la primavera (Fernando Franco, España)
Stravinsky en estado puro
Propuesta aparentemente sencilla desemboca en un relato emocional que explora un mundo desconocido para muchos. Franco (Sevilla, 1976) nos propone de nuevo un viaje emocional. Sus trabajos siempre increpan al espectador, colocándolo en un plano diferente. Desde ahí, entramos en nosotros. Aflorados temores e incertidumbre, nos disponemos a bucear en la historia. Transparencia limpia e intrigante que rompe tabúes y desmonta esquemas. Cualquier escena conjunta de Telmo y Valeria enternece a un estupefacto espectador que descubre, al fin, la simpleza y naturalidad de una vida honesta sin tapujos.
La maternal (Pilar Palomero, España)
Visibilidad a miedos e inseguridades tratados con gomets
Unas niñas forzadas a la madurez son las que conducen esta película. Carla Quílez (Barcelona, 2008) logra un cambio en su carrera a la misma velocidad, consiguiendo el premio a mejor actriz. Un drama real ficcionado, pero con todo el rigor documental posible, transmite realidad veraz en todo momento. La presentación de las protagonistas a cámara o los múltiples instantes de confusión inesperada son tratados de un modo delicado. Tránsito a lo desconocido, consuelo a ritmo de estopa, enfatiza la necesidad del consuelo de una madre, sea a la edad que sea.
Hyakka (Genki Kawamura, Japón)
El poder de los fuegos artificiales a la mitad
La delicadeza del cine nipón transmite sensibilidad a este relato, ya de por sí amargo y enternecedor. La perdida progresiva de memoria, el llenar de oscuridad las zonas de luz, son las premisas de este trabajo. Haiku floral estético de cuidada fotografía plasma dos realidades, una florece y otra se marchita. Y en un breve instante, casi imperceptible, coinciden en tiempo, contemplando, a medias, los fuegos artificiales. Historia de desapariciones, que otorga a Kawamura la Concha de Plata al mejor director.
Runner (Marian Mathias, EUA)
Oscuro y desesperanzado boceto
Enseguida atisbamos el recuerdo de los edificios y paisajes de Edward Hopper (1882-1967), que van siendo más patentes a lo largo del relato. Parece que el cuadro quisiera contarnos una historia. Y este es el resultado. Encuadres y cámara a merced de la misma hacen de este trabajo un cuidado viaje, al que se le ha otorgado, muy merecidamente, el premio especial del jurado. En 16mm conocemos a Haas (Hannah Schiller) la muchacha desamparada, conejo solitario que vaga por paisajes de tonos grises. Película oscura que denota la introspección de un personaje lúgubre que, huérfana y taciturna, tan siquiera busca la luz.
La piel pulpo (Ana Cristina Barragán, Ecuador)
Descubriendo la civilización
Hermanos aislados, relaciones peculiares y un entorno diferente son trabajos extravagantes que sorprenden desde el primer minuto. Recordando a Yorgos Lanthimos y su película Canino (2009), nos adentramos en esta aventura. Rodeados de moluscos, reptiles y cefalópodos, contemplamos un modo de vida dispar de belleza inusitada. Los planos dedicados al mundo marino que se intercalan en algunos momentos aportan veracidad al argumento. El precario equilibrio que disfrutan en la isla es su peculiar entorno, ni tan siquiera el baño de realidad es suficiente para abandonarlo. Esta dicotomía a la que se enfrenta la protagonista transmite y conmueve a un espectador indeciso. Temas como la sexualidad y la búsqueda de la felicidad son los que, sin duda, mueven nuestras propias acciones. Películas como esta son las que aportan originalidad al festival.
La jauría (Andrés Ramírez Pulido, Colombia)
Donde se halla la luz
Cuando se pierde la inocencia, queda muy lejos la salvación de unos personajes oscuros, quedos y con mucho que esconder. El montaje y la fotografía nos transportan a una realidad escondida, una especie de campamento de redención que tiene aislados a unos chicos repletos de vicios y delitos. Un pesado y denso ambiente se instala en el espectador, siendo suficiente para entender la atmósfera sofocante de la mentira, la duda y la culpa. Todo un ejercicio de fe que, unos más conformados que otros, intentan llevar a cabo. Los ritmos del metraje, crudos y realistas, acrecientan paulatinamente la violencia de una realidad pandillera.
La montagne (Thomas Salvador, Francia)
Experiencias personales de un ser de luz
Una propuesta distinta. Un viaje iniciático. Pierre, ingeniero parisino agobiado por la rutina, decide retirarse y recargarse en las inmediaciones del Mont Blanc. Esa premisa nos lleva a una propuesta original e imaginativa a ritmo de crampones y piolets. Las escaladas y los paseos iniciales, con la belleza de las imágenes ofrecidas a su paso, dan lugar a formas nocturnas de lava que se mueven surcando las grietas de las cumbres. Estas conducen al protagonista a su través y de un modo simbólico, entre hielo y claridad, lo introducen en sus profundidades, alcanzando la ansiada purificación. Recargar baterías nunca fue tan cautivador.
Cerdita (Carlota Pereda, España)
La matanza del cerdo
La ciudad huele a sudor. Ser diferente tiene un precio y de eso, Sara sabe un rato largo. Sometida a bullyng constante por sus compañeros se esconde tras unos enormes cascos e intenta hacer su vida sin que las opiniones de los demás la condicionen. Ante su impasividad, frente a la situación aparece un personaje que toma la justicia por su mano y actúa en consecuencia. Estamos ante un corto que se viste de largo. Su directora Carlota Pereda nos presenta un thriller gore que apasiona y deja sin palabras. Aplausos generales en más de una ocasión son perfectamente justificables.
Broker (Hirozaku Koreeda, Japón)
El viaje de Woo-sung: Alas hacia las estrellas
O el mago de la familia. El director surcoreano vuelve a conseguirlo y nos regala emotivos momentos en las relaciones de esta peculiar asociación de personajes. Prueba de ello es la escena de la noria o la del hotel con las luces apagadas, declarando sentimientos profundos e íntimos. Una caja para bebés es un pequeño espacio seguro donde dejar al neonato sin abandonarlo a su suerte. Alguien se hará cargo de él. Extrapolando el concepto, el director consigue plasmar, con acertados movimientos de cámara, la seguridad en los personajes capaces de encontrar ese espacio virtual que, como caja de bebés, nos mantiene a salvo de la crudeza del mundo exterior. Esa es la magia del cine.
Triangle of Sadness (Ruben Östlund, Suecia)
In den Wolken!
Estamos ante una sátira. El director se burla de los ricos de forma constante y despiadada, convirtiendo este trabajo en una propuesta divertida y desenfadada. El sistema se va a pique y naufraga, al igual que el crucero en el que se embarcan unos opulentos personajes. Pero los influencers no saben pescar y la lucha por la supervivencia se convierte en todo un reto. Una mirada inquisitiva en la que Östlund coloca la cámara a conciencia, metiéndose desde todos los ángulos posibles, diseccionando una parte de la sociedad que se mueve en terrenos banales en este dispar mundo que conocemos.
2/2 70SSIFF EN EL PUNTO DE MIRA
En este epígrafe destaco algunos trabajos del mismo actor o actriz que coincidieron en varias películas del festival, pudiendo comparar sus trabajos interpretativos.
Elliot Crosset Hove (Copenhague, 1988): Hermano conflictivo o predicador errante
The Great Silence (Katrine Brocks, Dinamarca)
No podrás encontrar a Dios si hay oscuridad en tu corazón
La directora danesa nos propone un escenario particular donde esconderse. Huir de nuestra historia vital no es tarea fácil. La protagonista, atormentada por sus miedos, se esconde en un convento, convencida de obtener así la ansiada salvación. Reflexión sobre temas complejos aderezados con diversos flashbacks a su vida anterior y una música que imprime temor a la escena, son los recursos que enmarcan este trabajo. El personaje del hermano (Elliot Crosset Hove) es quien consigue sacar a flote dudas e incertidumbres para intentar sanar heridas enquistadas demasiado profundas. Mención especial merecen sus actuaciones fraternales tensas, incomodas, cómplices y a momentos, simpáticas.
Godland (Hylnur Pálmason, Islandia)
Ecosistema en equilibrio
Las películas nórdicas transmiten sensación de frío y esta no iba a ser menos. Parajes gélidos y planos largos proponen un viaje a través de la fotografía. Esa premisa es el arranque de un metraje que nos evoca influencias de cineastas franceses como Robert Bresson, soviéticos como Andrei Tarkovsky o nórdicos como Carl Theodor Dreyer. Una obra dramática austera y sin muchos artificios, que mantiene el equilibrio entre las actuaciones y la labor de dirección, consiguiendo una propuesta que habla un lenguaje propio. Para muchos, toda una sorpresa que se alzó con el premio de la sección Zabaltegui.
Bárbara Lennie Holguin (Madrid, 1984): Madre en varios registros o cuerda locura
El suplente (Diego Lerman, Argentina)
La importancia de tener un buen profesor
Nadie se salva solo. Más allá de la propia enseñanza, emerge el mundo. Escenario diferente, donde los personajes intentan (sobre)vivir de la mejor manera posible. De la mano del profesor desmotivado, aprenderemos a cruzar límites y prejuicios, adentrándonos en un mundo nuevo, donde tiene cabida la compasión, el respeto y la necesidad de cariño. Poner la educación en valor es el tema central de la película que, como satélite que orbita alrededor de un mundo complejo, construye un retrato fidedigno de la vida de un instituto en los arrabales de Buenos Aires.
El agua (Elena López Riera, España)
Te amé, en el fondo, ¿Qué es la vida? No lo sé.
Ópera prima diferente, propuesta arriesgada, donde el elemento líquido se convierte en otro protagonista más. Mezclando realidad y ficción, va tejiéndose un argumento que a veces parece leyenda. Una alegoría que mantiene el pueblo unido, una historia ancestral que da sentido y significado a los acontecimientos acaecidos en un pasado no tan lejano. Una familia de féminas, tres generaciones dispares que conviven en peculiar armonía, nos presentan esta historia mágica e intrigante que propone un camino nuevo y diferente hacia la libertad. El espectador sorprendido no puede más que rendirse a los pies de un relato audazmente arriesgado.
Los renglones torcidos de Dios (Oriol Paulo, España)
Una vez cruces esta puerta, olvídate de quien eras ahí fuera
El relato de Torcuato Luca de Tena (1979) cobra estructura tridimensional con este trabajo. Sin duda, el papel de Alicia, en constante país de las maravillas, es el centro de esta historia, en ella, realidad e ilusión serpentean a lo largo de todo el relato. Los locos no son tontos y sinuosamente bordean esa fina línea de un modo permanente. Consigue poner en jaque al espectador y descargar en él todo tipo de emociones: tristeza, compasión, injusticia, ternura o venganza quedan al descubierto. Los giros de guion y las múltiples personalidades de Lenie ponen en duda la credibilidad de cualquiera y en valor su capacidad de actuación.
Florence Rose Pugh (Oxford, 1996): Enfermera del s. XIX o abnegada esposa
The Wonder (Sebastián Leilo, Chile)
Escepticismo, duelo y liberación
Un milagro tiene en vilo a toda una comunidad. Ese punto de partida gesta una peculiar historia en la región irlandesa de las Midlands en 1862. Casi siempre la solución más fácil es la correcta. Miremos con el corazón para entender la razón, así, el amor es eterno. Destaca la ambientación, el papel de Pugh, la iluminación y una atmósfera adecuada que crea una efectividad en la intriga que se pretende instaurar. No debemos olvidar que sin historias no somos nada. Esta se presenta de forma imaginativa, entrando y saliendo del escenario.
Don´t Worry Darling (Olivia Wilde, EUA)
There is beauty in control. There is grace in symmetry. We move as one.
Ciudad experimental, alegremente colorida, se transforma thriller psicológico. Esta premisa ofrece un trabajo interesante, donde los diversos registros protagónicos nos muestran puntos de vista dispares. La cámara observa esas vidas que se hacen añicos por momentos. El papel de Florence, deductivo y suspicaz, conduce al espectador por los vericuetos de esta peculiar historia. Y con algunos artificios de guion desemboca en una fábula artificial con buenas intenciones, pero dispar ejecución.
Noémie Merlant (París, 1988):Varias novias preocupadas por su pareja
Un año, una noche (Isaki Lacuesta, España)
Pase lo que pase… la vie continue
Una forma diferente de mostrar el atentado de la sala de espectáculos parisina Bataclán, acaecido en noviembre de 2015. En el caso que nos ocupa, la película se centra en las consecuencias emocionales posteriores de los que vivieron tal experiencia y su entorno más próximo. De este modo, podemos valorar la profundidad con la que las vivencias se instalan en nosotros y condicionan, de alguna forma, nuestra vida para siempre. La cámara, siempre pendiente, se acerca demasiado, enfatizando gestos y emociones que, de otra forma, podrían pasar inadvertidos. Trauma agridulce de una joven pareja que se reconstruye desde sus cimientos.
L’Innocent (Louis Garrel, Francia)
Où rien n´est ce qu´il semble
Reconocer al director como creador de comedias amables y entretenidas es el primer acierto de muchos en este trabajo, donde destaca el papel de la actriz protagonista. La conversación improvisada (o no tanto) que mantienen en un restaurante de carretera cualquiera despierta la atención de un comensal próximo, al igual que la de todo el público presente en la sala. Merlant toma las riendas y se responsabiliza sobradamente de que la trama argumental tenga las consecuencias esperadas. Los diversos momentos vividos en el acuario son prueba de ello. De nuevo estamos ante un momento fresco, un poco de aire aportado por comedias francesas desenfadadas, que hacen las delicias de un espectador en busca de propuestas sencillas y entretenidas.
