Críticas
Los cantos poderosos de la libertad
Viva la libertad
Otros títulos: A nosotros la libertad.
A nous, la liberté. René Clair. Francia, 1931.
La libertad es uno de esos valores soñados que el ser humano no ha podido conquistar completamente. El lema de Colombia, mi sufrido país, azotado desde su misma fundación por la violencia, dice “Libertad y Orden” a modo de símbolo de ese complejo equilibrio entre dos situaciones deseables y frecuentemente contradictorias. Algo así como el agua y el aceite, en apariencia incompatibles, pero en realidad apareados para que exista la vida, ya que la sabiduría biológica conduce a que haya entidades bioquímicas con dos expresiones: en un extremo son hidrofóbicas y liofílicas (enemigas del agua y afines al aceite), en el otro, lo contrario. Las células contienen una región hidrofóbica, formada por cadenas de ácidos grasos y otra de terminaciones hidrofílicas, formada por grupos fosfato. Acá hay claves para el equilibrio de los opuestos que la humanidad quizás debiera explorar con mayor interés.
El cine es una importante herramienta de exploración de estos equilibrios, de estos opuestos. Tiene la ventaja de que puede atreverse a plantear nuevas posibilidades y de proponer rompimientos de paradigmas en formas variadas: entretenimiento, arte, aventura, suspenso, comedia, drama, documental. Tiene la ventaja adicional de que todos podemos opinar y sentir la experiencia de la obra que vemos, como si fuera verdad, participando como espectadores, idealmente llenos de imaginación y de creatividad. En este sentido, toda película tiene el potencial para transformarnos, ya que genera imágenes poderosas que quedan flotantes, a modo de surcos mentales, generando opciones. Pienso que en la medida en que seamos capaces de contemplar una cinta con esta doble capacidad de atracción y repulsión, es más factible que nos transforme y que nos sirva de instrumento para cambiar el mundo.
Se me ocurren estos comentarios luego de disfrutar de Viva la libertad, la película clásica de René Clair, quizás bastante olvidada, con frecuencia duramente criticada desde la modernidad, pero que en su momento fue aclamada por los públicos y los críticos. Considero que Clair se atreve con provocativas propuestas paradigmáticas, que vale la pena considerar, a la vez que en su película desarrolló esquemas novedosos, en una época en que el cine sonoro irrumpía decididamente.
Viva la libertad es un tesorito amoroso, hecho con extremada delicadeza, que se refleja en sus tiempos lentos, en las expresiones de los actores y en las combinaciones entre la música coral y las actuaciones. El tema que la define es duro y serio, ya que se refiere a la pérdida de la libertad en casi todas las actividades humanas, sean estas las cárceles y castigos, las fábricas, las escuelas, las reuniones, las cenas, las pandillas criminales. Sin embargo, en vez de suscitar cargas de amargura y desesperación y el irresistible deseo de destruirlo todo, se proponen la amistad para siempre, pase lo que pase, y la alegría musical como bálsamos que mantienen vivo el humanismo y los sentimientos de libertad. Se propone la siguiente idea, que es el título profundo de la película: “para nosotros… la libertad”, como bien no negociable, en la medida en que haya amistad duradera, que supere los azares del tiempo y de las circunstancias.
Vale la pena, entonces, señalar que el filme es la historia de dos amigos que se conocen en la cárcel, donde comparten celdas, donde se soportan mutuamente, literalmente, hasta que uno de ellos logra fugarse, para convertirse en un rico industrial. El otro, eventualmente, cumple su condena y, en medio de curiosas circunstancias, termina trabajando para su amigo en una moderna fábrica, donde se labora como en una cárcel… de la cual los dos amigos van a fugarse, apoyados el uno por el otro, es decir, en su amistad que todo lo vence.
Viva la libertad es un canto a la incertidumbre, como elemento que se opone a las estructuras humanas modernas y ordenadas. En provocativas escenas, describe con todo detalle lo que sucede cuando cualquier elemento humano que interviene de una cadena ordenada se atreve a generar perturbaciones, no importa lo pequeñas que ellas sean: se producen el caos y el desorden. Es decir, detrás del orden diseñado por el hombre subyace la clara posibilidad del inevitable caos, y mientras más ordenada la estructura, potencialmente más débil. ¿Cómo se enfrentan estas posibilidades? Es evidente, desde la película, que la respuesta humana a la incertidumbre es el control vigilante, simbolizado por los guardias de la prisión y por los supervisores de la planta, y el hacer sentir a los participantes que ellos son igualmente estructuras ordenadas controladas por el proceso mismo. Pero, como propone Viva la libertad las personas se enamoran, se cansan, se distraen, se olvidan, tienen ataques libertarios, y todo ello los lleva a generar perturbaciones y a provocar desorden. Subyace en la propuesta de Clair algo que se iba a descubrir unos años más tarde, bajo el liderazgo pionero de Gregory Bateson, la inevitable condición humana como fuente de perturbación de los sistemas sociales y las posibilidades del enfoque humanista del comportamiento para lograr la coherencia social.
A la vez que René Clair se muestra absolutamente crítico con la deshumanización de la era industrial mecanizada sin remedio y con la tragedia de las cárceles, donde las personas son números, propone el canto y la música como elementos estéticos inspiradores de sentimientos de libertad más allá de la opresión que se siente. Es el canto de los amigos que saben que, en el fondo de sus esencias humanas, son libres.
Y desde el punto de vista del cine sonoro que irrumpe, utiliza el lenguaje casi a modo de tartamudeo, como queriendo decir que el hombre apenas empieza a descubrir las ventajas de la libertad y por eso acaso si balbucea, todavía sin coherencia, ante un bien tan valioso. En cambio, los cantos y los coros son claros, coherentes, armónicos, como queriendo sugerir que en la armonía colectiva, inspirada por lo estético y lo musical, hay posibilidades escondidas para acceder a las expresiones profundas y libres del ser humano.
Cuando todo lo que nos rodee parezca ser un proceso operativo,
amigos, disfrutemos de nuestra ociosidad.
Bajo los cielos claros, es bello el destino,
cantemos, disfrutemos.
Que en todos los sitios, la vida sea una melodía.
Solo hace falta un beso para que comencemos.
Trailer:
Ficha técnica:
Viva la libertad / A nosotros la libertad (A nous, la liberté), Francia, 1931.Dirección: René Clair
Guion: René Clair
Producción: Frank Clifford, Alexandre Kamenka, Roger Le Bon
Fotografía: Georges Périnal
Música: Georges Auric
Reparto: Raymond Cordy, Henri Marchand, Rolla France, Paul Ollivier, Jacques Shelly, André Michaud