Críticas
Entre la alegría y la tristeza
Tess
Roman Polanski. Francia - Reino Unido, 1979.
Roman Polanski es uno de los mejores directores vivientes del cine. Posee una extensa filmografía plena de grandes películas, entre ellas El pianista (2001), Chinatown (1974), Rosemary’s Baby (1968) y Tess (1979). Su vida ha sido variada, atrevida y colorida, matizada por los triunfos y las tragedias, como los temas de sus trabajos de cineasta.
En Tess se conjugan valiosos elementos que le dan categoría de película bella y clásica. Se trata de una historia entretenida, aunque no notable. Una joven campesina se ve envuelta en eventos que superan su autodeterminación, convirtiéndose en un ser manipulado, que oscila entre la alegría y la tristeza, algo que probablemente haya sido común y corriente entre las mujeres campesinas de Inglaterra y Francia en la época victoriana. Sin embargo hay en ella una promesa, una distinción, una rebeldía, que trasciende la simpleza y perturba a todos los que la conocen. Nastassia Kinski es la actriz ideal en este papel, con sus miradas misteriosas, su cara a la vez inocente y maliciosa y su cuerpo perfecto, insinuante, pero recatado y oculto tras las vestimentas de la época. La actuación de la Kinski se constituye en elemento central y poderoso, en eje conector que mantiene la tensión durante las dos horas largas de la producción.
El paisaje es fundamental. Recibe un tratamiento exquisito, con base en planos profundos, muy bien cuidados, íntimamente armonizado con la historia. Tess es un personaje de la tierra, que se unta de suelo en sus oficios, en sus andanzas, en sus ensueños. La lluvia, el viento, los bosques, los matorrales, los caminos, los establos, los animales, son escenarios muy bien logrados de sus devenires y confieren a la cinta una sensación mítica, casi mística. Más que bucólica, perturbadora y misteriosa, por todo lo que se adivina detrás de la belleza serena: las duras labores, la explotación de los trabajadores, la simpleza y la ignorancia, el alcoholismo y la indisciplina, el machismo desbordado y los amores frustrados de las mujeres que sueñan con ideales que saben imposibles.
Las costumbres y los ritos de la época están magníficamente descritos. Como los tiempos son lentos, el espectador puede degustar en su totalidad las labores del campo, las faenas del ordeño y de la lechería, las danzas y las fiestas populares, la vida en los hogares y en las iglesias, el tránsito de los coches y los caballos por los caminos, la sensación que ofrecen los pueblos campesinos y las pequeñas ciudades. La elaboración de estos finos retratos ha sido bien reconocida por la crítica, que ha concedido importantes premios a Tess. Tras casi dos años de exigente postproducción, el filme ganó los Oscar de fotografía, dirección artística y vestuario, luego de de seis nominaciones; ganó el Globo de Oro a la mejor película extranjera y recibió los premios César de mejor película, director y fotografía.
Presentado este preámbulo, bien vale la pena detenerse en Tess y su tragedia. Todo comienza de forma inocente cuando su padre se entera, por boca del párroco del lugar, que pertenece a una familia de viejo abolengo, aunque venida a menos. Se abre así una caja de Pandora y de desventuras en la vida de Tess y su familia, pues pierden el sentido de las proporciones, atrapados por el vano orgullo de un pretendido noble apellido. Tess no está muy convencida pero se convierte en instrumento de sus padres, en una desafortunada búsqueda que la conduce hacia la violación, el desamor, el abandono y la frustración maternal. Los duros golpes la llevan de nuevo a la tierra, donde deposita a su hijo muerto y a la cual se entrega con pasión, con la idea de olvidar, de alejarse de la fantasía y la ilusión… hasta que se enamora.
Es un segundo comienzo, una nueva ilusión que termina, casi de inmediato, en frustración ante la ceguera y la incapacidad de perdón de su enamorado. Polanski pinta bien la injusticia que experimenta Tess y el espectador puede sentir el dolor, cercano y lacerante, y la cercanía y la inclinación de Tess hacia el sentido común, hacia el amor verdadero y la justicia, todo lo cual se rompe ante la terquedad y la falta de aprecio de un hombre bueno y sensible, pero torpe, orgulloso y machista. Es interesante que Polanski haya trabajado estos temas con alto respeto y consideración por la mujer, dado que en la época y por muchos años estuvo bajo acusaciones de abuso sexual de una menor. Naturalmente que se trata de un guión y del cine, pero seguramente fue también una ocasión para elaborar su propio duelo personal y para perdonarse a sí mismo.
Cae de nuevo Tess, pero ya la tierra no la acoge, y esta vez se ve obligada a aceptar la más terrible de las manipulaciones, esa que la lleva a perder su esencia rebelde e inteligente y a convertirse en una mujer urbana, de hábiles apariencias, de amores fríos y fingidos, los mismos que culminarán en tragedia, matizada por el reencuentro y por el perdón en una fugaz cita con el amor perdido.
Las escenas finales son enteramente simbólicas de esa fuerza telúrica que experimenta Tess. Transcurren en las míticas ruinas de Stonehenge, formadas por grandes bloques de piedra, construidos por ignotos habitantes de tiempos remotos, un templo consagrado a la diosa tierra. Allí ella y su enamorado esperan el desenlace fatal, con la vana esperanza de que ese sea un refugio inviolable, un retorno a la inocencia original. Allí transcurre la última de las síntesis de la vida de Tess, de nuevo, entre la alegría y la tristeza.
Trailer:
Ficha técnica:
Tess , Francia - Reino Unido, 1979.Dirección: Roman Polanski
Guion: Gerard Brach, John Brownjohn, Roman Polanski; Basado en la novela Tess of the D´Urbervilles de Thomas Hardy
Producción: Claude Berri
Fotografía: Ghislain Cloquet
Música: Philippe Sarde
Reparto: Nastassja Kinski, Peter Firth, Leigh Lawson, John Collin, Rosemary Martin, Carolyn Pickles, Richard Pearson, David Markham, Pascale de Boysson, Suzanna Hamilton
HOLA MUY BUENA
Hola, maravilloso escrito. Muchas gracias.
Juan Sebastián. Gracias por tu comentario, que anima nuestro trabajo.