Críticas
Dejad que los niños vengan a mí, para compartir con ellos las profundas enseñanzas de la lectura
Profesor Lazhar
Monsieur Lazhar. Philippe Falardeau. Canadá, 2011.
El tema de la enseñanza y del sistema educativo es bien interesante y por ello el cine lo ha tratado con frecuencia. Todos los espectadores hemos tenido ricas, pobres y variadas experiencias en los muchos años que hemos pasado en los salones de clase. Allí conocimos maestros que dejaron huella buena, quizás en su inmensa mayoría, y probablemente algunos pocos mediocres, especies de funcionarios docentes que se limitaron a cumplir sus tareas, sin demasiada trascendencia. Al final nuestras capacidades de lectura, de escritura, de relación, de conversación, fueron moldeadas en los crisoles escolares. Por ello mismo nos inquieta lo educativo, pues sentimos que es importante que sea algo muy bueno para nuestros hijos, para las futuras generaciones, mejor que lo que recibimos. Pero no estamos seguros de que así sea, dadas las nuevas tendencias y los cambios que pensamos pueden ser negativos. Sin embargo, así como hay aspectos que nos asustan, muchas cosas nos apasionan e ilusionan. En esencia, se trata de una gran aventura y un espacio que el cine explorará con gusto, cumpliendo de esta forma una tarea que no es solamente artística y recreativa, sino también educativa.
Es en este ambiente escolar que se narra la historia del profesor Lazhar, Monsieur Lazhar. Ocurre en Montreal, en el Canadá francoparlante, en una escuela normal y corriente del sistema de educación básica. Muere en pleno salón de clase, por suicidio (afortunadamente no enfrente de los niños) una de las profesoras, lo cual da origen, como es natural a todo un proceso de elaboración de duelo y de terapias, con la idea de no causar efectos demasiado negativos. Entra en escena un tal Bachir Lazhar (protagonizado por Mohamed Fellag), inmigrante argelino ya maduro, que es contratado como maestro sustituto.
Lazhar está viviendo también su propia tragedia y se enfrenta a grandes desafíos, tanto desde lo cultural como desde lo docente. Se desenvuelve entonces la película, con calma casi infinita, en una serie de sencillas escenas escolares, en las cuales el maestro va dejando su impronta de modo constante, suave, con una mezcla de ternura y exigencia bastante natural, como si se tratara de un padre de familia amable y efectivo. Sus gestos son sinceros, abiertos, lejanamente matizados por sus tristezas personales, que no alcanzan a afectar su trabajo, sino más bien a atemperarlo y a conferirle sabiduría.
El director hace un trabajo de mucha calidad con los niños, naturalmente inspirado en la obra de la escritora Évelyne de la Chenelière. No parece fácil lograr actuaciones creíbles en un grupo importante de niños en ambiente escolar, de manera que no sobreactúen, busquen protagonismos excesivos o no se sientan como adultos. Pero Falardeau lo logra. Para ello combina acertadamente las escenas de clase con algunos exteriores, en los cuales nos acerca a las intimidades y a los conflictos de los personajes infantiles y a la personalidad misma de Lazhar, logrando que la clase transcurra, en general, con tonalidades docentes bastante interesantes.
En ello reside el mérito principal de la película, en que se defiende el campo educativo como un espacio de aprendizaje real, sin que importen las circunstancias limitantes (el ambiente de duelo y de tragedia, las limitaciones culturales de Lazhar como inmigrante argelino recién llegado de su país, su propia tragedia personal, la presión de los padres de familia, de los colegas docentes o de los directivos de la escuela). Para Lazhar, el aprendizaje real se basa en el desarrollo conjunto de la lectura y de la escritura de calidad, explorando el significado de las palabras y de las frases, sin concesiones, con base en sencillos ejercicios de clase. Esas bases docentes, por tratar con los fundamentos mismos del lenguaje, aclaran las comunicaciones y permiten que las personas lleguen a expresar con claridad lo que sienten, a dejar que salgan sus verdades, hasta lograr una especie de liberación personal. Esto es válido para los niños, sean ellos superdotados, inmigrantes, tímidos, gordos o flacos. Igualmente para espectadores abiertos a la escucha. La tarea del docente, bajo este esquema, es fluir con los niños en la exploración de la riqueza de los textos escritos y en la redacción de los textos propios, en la expresión del lenguaje verbal, en un ambiente de clase en el cual se logre el compartir entre los alumnos, dando y recibiendo retroalimentación, dejando pequeñas señales estimulantes aquí y allá. ¿Suena esto muy simple, muy elemental? Quizás de ello se trate.
Lo que ha sucedido es que Profesor Lazhar ha recibido elogios de la crítica. Fue nominada al Oscar 2011 como mejor película de habla no inglesa. Ha recibido reconocimientos en los festivales de Locarno, Seminci, Rotterdam y Toronto, entre otros. Pienso que esto tiene mucho que ver con la técnica docente que se insinúa, más que con la calidad misma de la cinta en cuanto a sus elementos fílmicos. No sé si sea algo deliberado, dados los fines docentes que planteo, pero la cinta es extremadamente simple, casi plana, quizás con la intención de que la historia que se cuenta sea degustada realmente. Como cuando leemos, apreciando las profundas enseñanzas de un libro, llegando al fondo del significado de las palabras y de las frases; o como cuando hablamos, sintiendo realmente lo de decimos, de tal manera que la realidad supere a la ficción. Vale la pena ver Profesor Lazhar y dejarse llevar por la sensación de que los adultos pueden conversar y lograr amistad con los niños, aprendiendo de ellos, enseñando, compartiendo, siguiendo instintos honestos y naturales, prestando atención, leyendo en sus ojos y en sus almas, atreviéndose a proponer proyectos pequeños y amistosos, pero reales e interesantes.
Trailer:
Ficha técnica:
Profesor Lazhar (Monsieur Lazhar), Canadá, 2011.Dirección: Philippe Falardeau
Guion: Philippe Falardeau, Bachir Lazhar de Évelyne de la Chenelière
Producción: Luc Déry, Kim McCraw
Fotografía: Ronald Plante
Música: Martin Léon
Reparto: Mohamed Fellag, Sophie Nélisse, Émilien Néron, Danielle Proulx, Brigitte Poupart, Jules Philip
Buena película , tierna y silenciosa
Usted me ha hecho ver la película en mi imaginación, pronto la veré.
Me alegra provocar tales impulsos de aprecio por el buen cine
Me ha gustado pero me ha parecido flojilla. Este tema daba para mucho más pero supongo q debe ser fiel al libro. Asi q tendria que leer el libro a ver si quedo más contenta. Y el finsl muy injusto y triste. Si es realmente asi….la escritora se quedó a gusto.