Reseñas de festivales 

Goodbye

GoodbyeExiste un grupo de películas que podrían etiquetarse con el nombre genérico This is not a film, extraído del título del documental que Jafar Panahi realizó en 2011 bajo absoluta clandestinidad. Se encontraba en arresto domiciliario tras la pena que le impuso el régimen iraní, referida a la inhabilitación para filmar durante veinte años. Películas concebidas bajo la peor de las represiones por la falta de libertad, pero que paradójicamente son en esencia todo lo contrario: la denuncia que necesitan dar a conocer. Escasas son las muestras que han atravesado la frontera iraní y han sido recibidas en alguno de los festivales más prestigiosos, como el de Cannes. Este es el caso de Goodbye, ganadora del premio a la mejor dirección dentro de la sección A Certain Regard, galardón que no pudo recoger su director Mohammad Rasoulof, al encontrarse en la misma situación que Panahi.

Goodbye es la historia de esta opresión bajo el prisma de una mujer. Noora se siente prisionera en su propio país. No puede desarrollar su profesión como abogada e intenta hacer todo lo posible para poder salir del país e iniciar su vida en otro lugar. Para esto, tendrá que asumir ciertos sacrificios que complicarán su vida de una manera inesperada.

Todo, en este film, irradia una sensación de enclaustramiento. La conseguida puesta en escena logra que conozcamos a cuentagotas el contexto en el que Noora está envuelta, desde la narración, que es bastante opaca, hasta la fotografía de sombras y medias luces que iluminan siempre espacios sobrios y cerrados.

Una historia tan triste como real, cuyo mérito trasciende los valores cinematográficos.

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