Reseñas de festivales
Juvenile Offender
Delincuente juvenil, así se llama el segundo film de Kang Yikwan que se presentó en el festival Black Movie.
Esta es la historia de Ji-gu, un adolescente que vive con su abuelo y trastabilla en centros de detención y correccionales de menores, intentado tener una vida normal como cualquier otro joven. Al fallecer su abuelo, casi por casualidad, un asistente del hogar donde vive Ji-gu logra contactar a su madre, a quien Ji-gu daba por muerta. A partir de ahí comienza una relación llena de amor, pero también de miedos, frustraciones y vergüenza entre madre e hijo.
La película intenta mechar escenas graciosas o ligeras, para que se haga soportable la trama general. No importa cuanto lo intente, Ji-gu siempre termina de la forma menos inesperada, detenido o con su libertad limitada.
Se tocan temas delicados como es la paternidad adolescente. De qué forma un hecho inesperado, y que debería estar asociado a la alegría (como ser la venida de un bebé al mundo), puede arruinar la vida de tantas personas involucradas. Ante este tema, Kang Yikwan afirmó que en Corea aún existe un abismo entre las generaciones más jóvenes y los adultos. Es por ello que los adolescentes habitualmente se encuentran desinformados en lo que respecta a su educación sexual, y casos como los del film son moneda corriente. Afortunadamente, según el director sud-coreano, su film fue elegido para mostrarse en escuelas secundarias, con la finalidad de aportar una conciencia mayor ante estos problemas.
Al menos, a todo padre le toca de cerca ese sentimiento que expresa tan bien la madre de Ji-gu: no queremos que nuestros hijos nos vean como perdedores, aunque lo seamos; ellos tienen que vernos siempre como personas exitosas. En el film, Ji-gu y su madre son ejemplos de personas que, a pesar que trastabillan a menudo, no se dan por vencidos y siguen intentando salir adelante.