Críticas
Querer no siempre es poder
El hombre de los puños de hierro
The Man with the Iron Fists. RZA. EUA, 2012.
Es increíble cómo funciona nuestra mente cuando esperamos una cosa y recibimos otra completamente diferente. A pesar de sentir una enorme desilusión al tener entre las manos algo que ni en sueños uno había imaginado tener, es la educación la que habla en vez de la indignación. Se apodera de todas las reacciones negativas, las aprisiona con unas cadenas fuertes y cierra la puerta para asegurarse de que nada falla porque, ¡toda precaución es poca! Es entonces cuando aparece la amabilidad y la reacción súbdita de lo cortés y correcto, diciendo ¡muchas gracias!, ¡es muy bonito! o ¡no tenía nada así! Cuando en realidad lo que uno está pensando es algo tipo: ¿qué es esto?, ¡madre mía! o ¡qué horror! Este mismo sentimiento puede aparecer también en el cine, porque mientras se está viendo una película, la desilusión puede ir apareciendo según se va desarrollando la trama, hasta gritar ¿por qué hemos elegido esta película?, ¿qué estamos viendo? o ¡que se acabe ya!
Un curioso cartel en blanco y negro, un par de actores que llaman la atención de cualquier parroquiano de las salas de cine, un co-guionista gore y un padrino de élite son unos buenos motivos para querer ver una película. Se abre el telón para presentar El hombre de los puños de hierro, el primer largometraje de RZA. Un rapero y productor discográfico, líder del grupo Wu-Tang Clan, quien decidió poner todo su arte al servicio del cine. Robert Fiztgerald Diggs mete en una gran olla a presión sus creencias religiosas del budismo y taoísmo y las salpimenta con una pizca de cristianismo para mezclarlas con su pasión por el kung-fu y las artes marciales y así crear su primera película, sin darse cuenta de que en vez de un largometraje está creando un cóctel molotov. Pero… ¡ssshhhhh! RZA no ha sido madre soltera, en esta concepción ha habido un padre putativo llamado Eli Roth, quien se dio a conocer como actor con Malditos Bastardos (Inglourious Basterds, Quentin Tarantino, 2009) y por haber dirigido Hostel (2005).
Este vástago film no es el más guapo de la familia, hasta se podría decir que es la oveja negra del clan Universal del año 2012. Está claro que sus genes no son los mejores: unos títulos de crédito que recuerdan a los experimentos de Death Proof (Quentin Tarantino, 2007) o Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007), un guion malo y tan enrevesado que podría pasar las pruebas de cualquier proyecto de telenovela, el protagonista (que es el propio director) destaca por su ausencia, aunque tenga unos puños destructores muy molones, por toda esa sangre omnipresente que parece que es lanzada por doquier con un aspersor y por unas peleas, cuya coreografía quiere ser como la de las majestuosas luchas que aparecen en Tigre y Dragón (Wo hu cang long, Ang Lee, 2000) o Hero (Yimou Zhang, 2002), pero que en realidad, son el patito feo de un baile aburrido de salón. El apareamiento de cada una de estas bases, que son las que forman el ADN de esta historia, hace posible que El hombre de los puños de hierro pueda pasar inadvertida en cualquier cine en el que se proyecten películas de serie B.
RZA y Roth fueron muy listos, porque para evitar verle las orejas, los colmillos y la nariz al lobo antes de tiempo, y así evitar cualquier catástrofe, hicieron gala de su don de gentes, y se rodearon de unos buenos tíos adoptivos y un padrino, cuya personalidad iba como anillo al dedo con esta película. El tío divertido, con el que todo sobrino desearía pasar una tarde inolvidable, es Russell Crowe. El actor saca todo su chi interior y decide pasárselo bien interpretando a Jack Navaja. Sin proponérselo, se convierte en la brújula de esta historia sin sentido, para demostrar que aunque esté disfrutando, no se pierde en todo este caos fílmico. Es así como consigue interpretar de una forma camaleónica a un soldado de la gloriosa corona británica, que al parecer es un James Bond de la época, con unos métodos un poco más macabros, violentos y lujuriosos que el actual agente secreto. Crowe es como un chute de cafeína en cada escena y en cada secuencia en la que aparece y, aunque no es el personaje principal, se come la pantalla sin dejarse ni una sola miga. Junto al actor neozelandés, está Lucy Liu, que vuelve a demostrar su capacidad para interpretar a mujeres maquiavélicas que siempre tienen un as guardado dentro de las kilométricas mangas de su vestido. Su último papel importante y más sonoro (aunque hay que reconocer que no ha estado quieta durante estos últimos años) fue en una de las más aclamadas películas del famoso director Quentin Tarantino. Interpretar a O-Ren Ishii, una de las antagonistas del personaje de Uma Thurman, le vino como anillo al dedo, puesto que su nuevo personaje, Madame Flor, es un calco exagerado de esta capo de la mafia japonesa de Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003). Se podría decir que este personaje fue creado gracias a la capacidad de copia del papel cebolla. Así que la actriz sólo tuvo que hacer memoria para bordarlo. El padrino no es otro que Quentin Tarantino, quien ha sido capaz de crear un estilo propio y personal, que se caracteriza por la facilidad de combinar diferentes géneros como el western, el de acción o el de artes marciales, hasta conseguir un punto de unión perfecto. El hombre de puños de hierro fracasa en su intento de imitar el estilo único de Tarantino, al tratar de fusionar una temática de artes marciales con los géneros de acción e histórico, pero sólo consigue una especie de Frankenstein que nada tiene que ver con el terrorífico ser de Mary Shelley.
El hombre de los puños de hierro es un quiero y no puedo, el resultado final lo demuestra. Porque lo primero que se aprecia es un continente adornado por unos exteriores maravillosos llenos de color y naturaleza, con unos edificios dignos de la antigua China y poblado por unas mujeres de exquisita belleza oriental, pero en realidad, este film tiene un contenido que está totalmente limitado, incapaz de cumplir con su deber final de entretener. Así que, en conclusión, lo único que consigue esta película, aparte de las típicas frases de irritación, es que sintamos una imperiosa necesidad de poder ver la criatura que saldría de un matrimonio tan especial como el de Zhang Yimou con Quentin Tarantino, porque está claro que no es lo mismo dirigir que apadrinar.
Tráiler:
Ficha técnica:
El hombre de los puños de hierro (The Man with the Iron Fists), EUA, 2012.Dirección: RZA
Guion: Eli Roth, RZA
Fotografía: Chi Ying Chan
Música: Howard Drossin
Reparto: RZA, Russell Crowe, Lucy Liu, Byron Mann, Jamie Chung, Rick Yune, Dave Bautista, Cung Le, MC Jin, Gordon Liu, Chen Kuan Tai, Ka Yan Leung, Andrew Lin, Grace Huang, Telly Liu, Xue Jingyao, Pam Grier, Zhu Zhu, Daniel Wu, Chia Hui Liu, Andrew Ng, Yoyao Hsueh, Jin Auyeung, Brian Yang, Grace Huang, Lu Kai, Darren E. Scott, Eli Roth, Osric Chau, Celina Jade, Jin Auyeung, Dennis Chan, Terence Yin