El atlas de las nubes

Nuestras vidas no nos pertenecen. Estamos unidos a otros, en el pasado y en el presente. Y con cada crimen, con cada gesto amable, forjamos nuestro futuro.

Sonmi-451, El atlas de las nubes

En estos tiempos donde el Cloud Computing está en boca de todos, Andy y Lana Wachowski (creadores de la saga Matrix) junto con Tom Tyker (Corre Lola, corre /Run Lola Run, 1998) estrenan la titánica producción El atlas de las nubes (Cloud Atlas). Cloud Computing es el uso de recursos tecnológicos otorgados como un servicio sobre una red (típicamente internet), y su nombre cloud proviene del diagrama de sus componentes, generalmente muy complejo, que tiene forma de nube.

Y si en el caso de El atlas de las nubes hiciéramos un diagrama de los personajes, resultaría también algo extremadamente complejo, con enlaces en una red muchísimo más vasta que internet (si acaso eso fuera posible): la humanidad completa a lo largo de la eternidad.

Seis historias son las que se cuentan en el multipremiado best-seller de David Mitchell que dio origen a este film. Están ubicadas en los espacios y tiempos más remotos: el océano Pacífico en 1849, Escocia en 1936, San Francisco en 1973, Inglaterra en 2012, Seúl en 2144 y Hawaii en 2321. La novela fue considerada, hasta por su autor, como imposible de llevar a la pantalla grande, pero Tyker y los hermanos Wachowski tomaron el desafío.

El atlas de las nubes es sin duda uno de los films más ambiciosos del 2012, porque cada una de las historias podría haber dado origen a una trama decente para una película. Básicamente, los directores nos brindan seis películas al precio de una, compactadas en un poco menos de tres horas. En Corea futurista pareciera que hubieran reutilizado los decorados de la saga Matrix, pero para poner al resto de las historias en el mismo nivel de calidad, el trabajo de puesta en escena (vestuario, decorado, exteriores, etc.) es abismal. El estilo impávido de actuación de varios de los personajes de Matrix, dónde los actores no son capaces de demostrar un sentimiento intenso, se ve también en Seúl de 2144. No es el caso para el resto de las historias, aunque se trate de los mismos actores, lo cual demuestra que los directores pudieron desprenderse de un estilo que les trajo mucho éxito.

Para demostrar continuamente que todos los seres humanos estamos conectados a través del espacio y el tiempo, se realizó un trabajo de maquillaje inmenso. Los actores principales interpretan alrededor de siete personajes cada uno, burlándose de la identidad y perdiéndola, sin importar la edad, el sexo o la raza. Muchas veces nos encontramos ante un juego de adivinanzas, ¿quién es el actor que se encuentra debajo del maquillaje? Sorprende bastante, que El atlas de las nubes no haya recibido nominaciones en los premios de la Academia, ni siquiera en las categorías técnicas.

Pese a que el maquillaje hace milagros, hay características de los actores que no se pueden esconder. Hugo Weaving (el agente Smith de Matrix) interpreta a un padre descorazonado que quiere separar a su hija de su enamorado, un matón de los años setenta, una enfermera sargentona, un agente del futuro implacable (como Smith) y hasta una especie de duende maligno del bosque, pero nunca deja de ser un personaje malvado.

En el libro las seis historias son secuenciales pero circulares, se comienza con la más antigua hasta la más avanzada en el futuro, y luego se retrocede finalizando en la primera. En la pantalla grande las historias se interrumpen y entrecortan sin ninguna regla, aunque en varios saltos temporales se muestra algún enlace. Esta manera de relato brinda un gran dinamismo, y se logra ver casi tres horas de película sin sentir aburrimiento o cansancio en ningún momento.

Los enlaces en las historias suelen ser: un libro escrito en el pasado encontrado casi cien años después o cartas de amor durante la Segunda Guerra Mundial leídas en los años setenta. La idea es que todos nosotros con nuestra acciones, sean buenas o malas, afectamos el curso de la historia y la vida de los otros.

La música trasciende el espacio y el tiempo, así como el amor. Una sinfonía compuesta en 1936 llamada el Sexteto de Cloud Atlas hace referencia a las seis historias. También los sueños son nexos, permitiendo espiar en nuestras vidas el pasado o el presente. La idea de la reencarnación está siempre presente y los personajes luchan de forma ejemplar contra la corrupción y la opresión.

Hay algunas ideas futuristas que preocupan al espectador. No están tratadas de forma muy profunda, pero sirven como puntapié inicial de alguna reflexión. Implicancias morales sobre los clones de los humanos y la vida en otros planetas. Va a llegar un momento donde termine siendo un recurso salvavidas, cuando destruyamos por completo al planeta Tierra.

El suspenso con el que se relatan las distintas historias en la primera mitad de la película, nos deja un poco desilusionados al final. No dejan de ser buenas tramas las seis, pero nos quedamos con ganas que se enganchen un poco más o cierren las seis de una forma más prolija. También puede haber desilusión porque se genera una atmósfera mística que nunca termina de profundizarse.

Pero, pese a todo, es totalmente admirable el despliegue cinematográfico que caracteriza a los hermanos Wachowsky. De la misma forma que con Matrix, dejan una marca e impactan siempre con sus películas.

Tráiler: