Críticas

Sobredosis temática

Azul y no tan rosa

Miguel Ferrari. Venezuela / España, 2012.

azul-y-no-tan-rosa-cartelLa diversidad sexual ha sido un tema poco explorado en el cine venezolano, al menos como tema central. En cierto sentido, el teatro de producción nacional ha sido menos pudoroso y más osado en presentar historias centradas en personajes representantes de ciertas minorías sexuales, siendo interpretados, en ocasiones, por actores de considerable trayectoria. En el cine venezolano, en cambio -al igual que en su inefable televisión-, persiste como una especie de tabú cualquier referencia, aunque sea mínima, sobre este tema. Pertinente es entonces recordar lo que constituyó en su momento el estreno de la cinta La máxima felicidad (1983), aquel emotivo y cálido acercamiento llevado a cabo por Mauricio Walerstein, a través de la adaptación de la obra teatral de Isaac Chocrón, donde se planteaba la relación de convivencia entre una mujer y dos hombres.

Más recientemente, Eduardo Barberena con su Cheila, una casa pa’Maíta (2010), temerariamente planteaba una visión no muy positiva del país, por cierto, a través de esa protagonista que buscaba un apoyo de su familia para lograr cumplir su sueño: cambiar de sexo.

No podemos dejar de aplaudir que un actor consagrado como Miguel Ferrari haya debutado como cineasta con un tema tan espinoso y difícil como el de la diversidad sexual, y no haber “muerto” en el intento, aunque hay que aclarar que no es el único tema que aborda el novel realizador, lo cual, a su vez, se constituye en la principal baza que exhibe el film.

azul-y-no-tan-rosa-1Ante el inesperado éxito que ha tenido Azul y no tan rosa, con once semanas en la cartelera venezolana y más de 130 mil espectadores, no es fácil colocarse en la acera contraria –a lo mejor no estoy del todo solo- so pena de ser acusado de insensible y obtuso.

La habilidad de Ferrari está en su capacidad de convertir esa especie de batiburrillo de temas, en donde puede apreciarse el caprichoso interés de hablar sobre la paternidad, la homofobia, la diversidad sexual, el maltrato a la mujer…, en una muy bien adosada forma de “echarte el cuento”, con actuaciones convincentes –y hasta entrañables ¡bravo por Hilda Abrahamz, en su papel de transexual!-, música adecuada en los momentos cómicos o dramáticos, los diálogos oportunos, el humor donde debe estar… En definitiva, el film promueve con buen tino esa indiscutible identificación que el espectador siente con esos personajes marginados y vapuleados socialmente, a los cuales Ferrari sobrepone por encima del resto, remarcando su humanitaria comprensión y complicidad, cuando los reúne y los enfoca en un plano sentados juntos en una calle de Mérida (Venezuela), casi al final de la película.

Pero el comienzo del film prometía otro tema, al menos, uno más intimista, más centrado y, sobre todo, único: La historia de un fotógrafo gay, con pareja, que debe encargarse de cuidar a un hijo adolescente venido de España y al cual no conoce. Era allí donde estaba la sustancia de todo el asunto. La paternidad vista desde el punto de vista gay. Tremenda novedad en el cine venezolano.

azul-y-no-tan-rosa-2Pero Ferrari decide pasar de puntillas para meter, además de los temas señalados, el de la homofobia, elemento este que le otorga buena parte de la carga dramática de la historia, haciéndolo de manera falsamente anclada en la realidad. Pues que alguien nos diga si ha visto algún graffiti en las calles de Caracas que diga: “Mueran los maricones”, o que existan pandillas que anden por allí golpeando gays sólo porque los vieron besándose en público. Evidentemente que la homofobia persiste en la sociedad venezolana, como en cualquier sociedad, pero en lo que nos atañe, creemos que ésta puede percibirse de manera mucho más cruel, bien en los chistecitos machistas, o en eso de “preferir tener a un hijo o vecino mafioso que a un ‘maricón’”, o, peor aún, en esa indiferencia oficial de ponernos al día, como país, con todos los avances en materia de derechos civiles, lucha ineludible de la comunidad GLBT, que se han realizado a escala mundial.

La muerte como resultado de la violencia hacia el que es diferente, es, sin dudas, la máxima manifestación de la intolerancia, en este caso de la homofobia. Pero en Venezuela, a mí, personalmente, se me hace difícil aceptarla como elemento latentemente persistente en nuestra sociedad tal y como pretende enunciarla Ferrari. Esto sin desconocer a las víctimas –fundamentalmente transformistas- que han aparecido, en estos últimos años, reseñadas en la crónica roja de los diarios y cuyas causas parecen apuntar a otros motivos (drogas, venganza, deudas pendientes…) y no como resultado de un preocupante ejemplo de intolerancia. Sin hablar de la inseguridad reinante.

azul-y-no-tan-rosa-3Para más señas, la “Marcha gay” o de la “Diversidad sexual” o “Marcha GLBT”, viene celebrándose en Caracas sin ningún inconveniente desde hace más de diez años y aún ningún canal de televisión, al menos alguno de los de mayor cobertura, jamás a tenido la osadía de transmitirla en directo. He allí la indiferencia y/o el miedo –una cara más de la verdadera homofobia, de las tantas que tiene- que aún persiste en muchos de nuestros medios de comunicación social.

Volviendo a Azul y no tan rosa, su mayor defecto es no saber profundizar en cada uno de los temas que toca. El impacto causado en los espectadores –hay personas que salen conmovidas hasta las lágrimas-, se debe quizás al efecto producido por su estrategia acumulativa de temas, personajes y situaciones por encima de una bien estructurada dramaturgia enriquecedora que debería moverse alrededor de un núcleo central. Cada uno de los personajes tiene su drama o minidrama y poco importa si son poco creíbles o nimios como el del hijo del protagonista, incapaz de relacionarse con las chicas, o que la figura de la familia solo sea de adorno, con un padre español cascarrabias y una madre afectuosa y llorona. Al final, todo se diluye en el consabido tufillo de “aún hay fe en la vida, hay esperanza”. Se niega la existencia de las ONG, por ejemplo, que han desarrollado una labor encomiable, y a veces silenciosa, en contra de la homofobia, ejercida alarmantemente por representantes de las fuerzas del orden, entiéndase “uniformados”, inspectores o comisarios.

Perdonen la comparación pero Cheila…, con todo y sus imperfecciones, era más sincera y puntillosa –por eso más incómoda y por consiguiente no fue exitosa- que esta acomodaticia y complaciente manera de ver un problema mucho más complejo, social y culturalmente hablando.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Azul y no tan rosa ,  Venezuela / España, 2012.

Dirección: Miguel Ferrari
Guion: Miguel Ferrari
Producción: Rodolfo Cova y Miguel Ferrari
Reparto: Guillermo García, Nacho Montes, Hilda Abrahamz, Carolina Torres, Elba Escobar, Juan Jesús Valverde, Beatriz Valdés, Aroldo Betancourt, Daniela Alvarado, Sócrates Serrano

7 respuestas a «Azul y no tan rosa»

  1. Yo estoy muy de acuerdo con la crítica, la película es demasiado abierta a variedad de temas y no profundiza en ninguno.

    Lo único es que difiero en cuanto a lo de la representación de la homofobia a través de la violencia física, quizás no será el pan nuestro de cada día en Venezuela, pero el año pasado hubo un brote importante -de momento solo recuerdo el asesinato de dos chicas lesbianas en Aragua- y bueno, películas se hacen (en incluso mucho más) hasta de hechos completamente únicos, así que eso me parece irrelevante como crítica hacia la película.

  2. Exactamente por no profundizar en estos temas tan complejos fue como logro que la pelicula fuera un exito, aunque no deja una clara moraleja (podria decirse que es no a la violencia hacia los homosexuales o aceptarse como uno mismo es.) la pelicula es amena y facil de entender para todo publico, el director es un crack. El cine venezolano ha mejorado notablemente en el ambito de la Post-Produccion y sonido. espero que sigamos asi

  3. buena critica aunque difiero en que no representa el tema de la discriminación o la violencia porque he sido testigo de como personas cercanas a mi han sido agredidas físicamente solo por ser «fuertes» o muy obvias en sus preferencias sexuales, que tal vez no sea ese el principal problema si es cierto pero de que existe la violencia existe.. disfrute esta película de principio a fin sin aburrirme en algún momento, y de hecho creo que el no profundizar en alguna trama es su principal atractivo pues la historia se hace dinámica y no se estanca en un solo tema.. esa es mi humilde opinión..

  4. Aunque sobreabundan los temas sin profundizarlos en general, la película es buena. Las actuaciones son convicentes, sobre todo la de la dupla padre protagonista-hijo. Entretiene y emociona. Lo único que resta al film es el innecesario subrayado final. Recomendable: 7 puntos.
    Saludos desde Argentina, celebro este buen producto venezolano.

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