Reseñas de festivales
Promised Land
La historia que nos narran Matt Damon y John Krasinski, quienes estuvieron a cargo del guion de Promised Land, es entretenida y posee un giro original y atractivo hacia el final.
A esto se le suma el elenco, que cuenta con la gracia y soltura de Frances McDormand, la ironía de John Krasinski y la credibilidad de Matt Damon.
Por último, un director como Gus Van Sant, con casi quince largometrajes en su haber, indudablemente consagrado luego de haber presentado excelentes obras como Todo por un sueño (To Die For, 1995), El indomable Will Hunting (Good Will Hunting, 1997) o Mi nombre es Harvey Milk (Milk,2008).
Si sumamos todo esto nos debería quedar de resultado una absoluta obra de arte, y la realidad es que Promised Land dista bastante de eso.
Steve Butler (Matt Damon) y Sue Thomason (Frances McDormand) son exitosos agentes de una compañía de gas. En medio de la fuerte crisis económica, su trabajo consiste en ofrecer dinero para obtener derechos de perforación. Los vendedores se dirigen al pequeño pueblo de McKinley y durante su estadía se encuentran con gente ávida por recibir el dinero pero también con varias puertas cerradas. En plena negociación aparece Dustin Noble (John Krasinsky), un activista ecológico que al hacer pública su supuesta historia personal, convence al pueblo de negar toda colaboración con la compañía de gas.
El problema es quizás que ya se vieron muchos films del joven exitoso que tiene un buen corazón oculto. Luego de cierta crisis, no puede continuar ignorando las malas intenciones de la empresa dónde trabaja.
De todas formas, el film es prolijo, gracioso, entretenido y agradable. Lo más importante es que brinda la oportunidad de tomar conciencia sobre los abusos que las compañías pueden ejercer sobre la gente.