Críticas
Soledad y desesperanza
Thérese Desqueyroux
Otros títulos: Relato íntimo.
Claude Miller. Francia, 2012.
Seleccionado para cerrar la versión 2012 de la edición 65° del Festival de Cannes, como un merecido homenaje póstumo al recién al desaparecido director galo Claude Miller, Thérese Desqueyroux, su último film, no deja lugar a dudas del oficio, la personalidad y el carácter de su guionista y realizador. Considerado como heredero de la influencia de los iniciadores de la nouvelle vague debido a su debut como asistente de dirección de Bresson, Godard y Truffaut, entre otros, Miller constata con ésta, su obra póstuma, su posición como uno de los directores mayormente personales del cine francés. Claude Miller dice adiós al cine con un doble reto: una nueva adaptación de un drama de época, la novela homónima de Francois Mauriac, y la sombra de una previa versión cinematográfica debida a la mano de Georges Franjou en 1962, que cuenta con la elogiada interpretación de Emanuelle Riva (que puede ser vista en la red).
Thérese Desqueyroux relata la historia de una joven burguesa de la región de Bordeaux, que acepta un matrimonio por conveniencia porque así corresponde a su estatus y a la norma social imperante. Al acceder al contrato matrimonial en esos términos, la protagonista entra en una zona de confort, en la que no tiene cabida como persona, sino como una extensión de su marido, un hombre con una mentalidad que oscila alrededor de los valores y tradiciones familiares, el mantenimiento y acrecentamiento de sus propiedades y la caza como hobby. Un hombre que según los cánones masculinos de la época, cumple su papel como tal en todo sentido, pero hasta ahí, alguien que hace las cosas por la simple y única razón de que tienen que ser hechas.
Condenada a un vacío que ni su nueva familia política, ni la maternidad pueden llenar, Thérese intenta buscar el sentido a una situación que no la tiene, finalmente, es una mujer, y su lugar como tal está cercado por estrictas reglas externas. La protagonista se ve obligada por las condiciones a llevar una vida caracterizada por una monotonía de toda índole, sexual, familiar, personal, etcétera. Los ansiados sueños de libertad y el deseo interno de acercarse al bullicioso y cultural París de los años veinte se consumen y extinguen en un claustrofóbico entorno que, como contrapunto, presenta hermosos cielos abiertos y nostálgicos y desolados paisajes.
La Thérese de Miller parece en todo momento tan fuera de lugar y de tiempo del contexto que la rodea, que por momentos parece enloquecer en medio de una prisión de tedio y rutina. La búsqueda de la escapatoria y el rompimiento de los invisibles grilletes se harán patentes a través de un intento también frustrado de asesinar al esposo. La protagonista femenina, una de las constantes debilidades de Miller a lo largo de su filmografía, (recordar a Romy Schneider en Garde a vue, 1981, a Isabel Adjani en Mortelle Randonnée, 1988, o a Charlotte Gainsbourg en La Petite voleuse, 1983, por mencionar las más connotadas ) se nos presenta como un ser magnético, ensimismado, indolente, hierático y casi indescifrable en sus motivaciones. El personaje magníficamente interpretado por Audrey Tatou parece más un autómata que un ser humano, sus posibles aspiraciones feministas y modernas representadas por un impulsivo acto de fumar y aficiones y emociones perfectamente ocultas detrás de una frialdad aparente agregan sutiles matices que permiten al espectador comprender una interpretación compuesta a través de gestos, miradas y prolongados y herméticos silencios. Tatou, con su brillante trabajo interpretativo, hace sentir por momentos que la película es sólo ella, eclipsando por instantes al resto de los personajes.
El film de Miller es, en más de un sentido, fiel a la novela que le da su nombre y un tanto alejado de la primera versión fílmica que, en comparación con aquella, se siente menos compleja; Miller le apuesta a una estructura lineal que se equilibra por su muy personal estilo de narrar y la riqueza visual de su puesta en escena, que de tan simple, resulta fastuosa. Como era costumbre en el realizador, el relato intimista se ve a todas luces cuidado hasta en sus más mínimos detalles, una película correctamente dirigida pero que pese a ello da la impresión de quedar al margen de la perfección de una obra maestra; la espléndida fotografía por medio de una fría y oscura paleta cromática logra transmitir los distintos estados anímicos por los que transita la heroína, una mujer que, como muchas otras que se han adelantado a su tiempo, debe pagar los costos sociales de su aparente osadía.
La mensurada utilización de la voz en off como recurso para dar lugar a los sueños, los deseos, las emociones y la frustración de la mujer como persona, permiten al espectador corroborar las sensaciones de alejamiento con las que Thérese convive dentro de su asfixiante entorno, dejando entrever un profundo y melancólico estado anímico que raya por momentos en los límites entre la ingenuidad y la locura.
El hecho de que se narre un crimen, cuyas motivaciones se dejan de lado o no quedan claramente definidas ni siquiera para los personajes, añade a la película una ambigüedad excepcional, que da lugar a una serie de sentimientos encontrados en la mente espectador; la parte más dura, aquella en la que Thérese lleva a cabo su propio juicio introspectivo acerca de los actos cometidos, le da al film un total sentido, si de acuerdo a los juicios a los que se ha visto expuesta, por un lado, mientras la ley la exonera, por el otro, la familia y el marido la castigan y condenan, ¿qué debe pensar ella de sí misma? La mujer busca por todos los medios entender su caos mental para después explicarse sus contradictorios sentimientos. A partir de esos ejes Thérese podrá pasar de las sombras a la luz, de un pasado oscuro a un presente claro, el final abierto del film lo sugiere, en el que sea posible plantear la posibilidad del futuro, dejando detrás una confesión nunca realizada y un perdón nunca pronunciado en un largo soliloquio de un crimen sin muerte. La triste historia de un ser atrapado en la soledad y en la desesperanza.
Ficha técnica:
Thérese Desqueyroux / Relato íntimo , Francia, 2012.Dirección: Claude Miller
Guion: Claude Miller, Nathalie Carter (Novela: François Mauriac)
Producción: Les films du 24 / France 3 Cinéma / Canal +
Fotografía: Gérard de Battista
Reparto: Audrey Tautou, Gilles Lellouche, Anaïs Demoustier, Catherine Arditi, Isabelle Sadoyan, Francis Perrin, Jean-Claude Calon, Max Morel, Françoise Goubert, Stanley Weber Productora