Críticas
Es hora de conocer al Diablo
Solo Dios perdona
Only God Forgives. Nicolas Winding Refn. Francia / Dinamarca, 2013.
Perteneciente a la Selección Oficial del Festival de Cannes del presente año, Solo Dios Perdona (Only God Forgives, 2013), recibió en igual medida abucheos y ovaciones. La nueva obra del danés Nicolas Winding Refn después de la aclamada Drive (Drive, 2011), que le valió en el mismo festival el galardón al Mejor Director y se convirtió instantáneamente en obra de culto, dividió con brusquedad a la audiencia y a los críticos, acusándola de “brillante” en algunos casos, como afirma Peter Bradshaw en The Guardian, o de “hueca en contenido”, como comenta Carlos Boyero en el diario El País.
Protagonizada por Ryan Goslin, la conformación una vez más del dúo director-actor dejó a muchos esperando algo parecido a una secuela de Drive, uno de los filmes más accesibles del director, y aunque existen similitudes estilísticas y narrativas, Solo Dios perdona es un trabajo formidable que se sostiene por sí solo, alejándose de otros títulos presentes en su filmografía como Bronson (Bronson, 2008), acreedor de una estructura más convencional a pesar de sus incursiones en terreno metafórico, y vinculándose con mayor facilidad a aquella fantasía onírica y espectral que fue Valhalla Rising (Valhalla Rising, 2009).
En Solo Dios perdona, Julian (Ryan Gosling), un exiliado estadounidense que dirige un club de boxeo en Bangkok donde trafica ilegalmente drogas, debe lidiar con el asesinato de su hermano Billy luego de que este masacrara brutalmente a un prostituta de catorce años. Para reclamar el cuerpo de su hijo, su madre (Kristin Scott Thomas) aterriza en la ciudad y le pide a Julian que le vengue a cualquier costo, liberando una cadena de sucesos que le llevarán a enfrentarse con Chang, un policía exiliado acreedor de un respeto idólatra por parte de sus seguidores.
Refn materializa una obra donde confluyen varios géneros y vanguardias. Es un thriller neo noir, pero a la vez se desarrolla como un western: antihéroes, personajes silentes (Goslin solo tiene veinte líneas de diálogo en toda la película), ritmo pausado cargado de tensión y analogías constantes hacia la justicia traída por parte de la ley. No es un filme que alegóricamente se pueda desglosar con facilidad, pero sí posee una línea narrativa sencilla que recurre al diálogo como último método de expresión. La técnica del director parece ser la experimentación radical a través de una trama simplista que paulatinamente se va deformando, al más puro estilo del Formalismo Ruso, que recurría al peso de los símbolos y mensajes semánticos camuflados gracias a historias con las cuales el espectador se pudiese relacionar con facilidad. En este caso, la redención es el tema central que hace avanzar a Julian a través de una Bangkok abarrotada de luces de neón, majestuosamente fotografiada por Larry Smith, que le confiere un aspecto onírico e irreal a sus composiciones y recuerda a la Nueva York que construyó junto con Kubrick en Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shot, 1999), la cual también poseía un aspecto falso e ilusorio que ayuda a crear una sensación inherente de desconexión.
La construcción de esta atmósfera consolida un universo donde la realidad está poco delimitada, y convierte a la película en una experiencia más sensorial que narrativa, similar a La Montaña Sagrada (The Holy Mountain), de Alejandro Jodorowsky, cuya influencia es palpable desde el uso del color hasta en el diseño ornamentado de varios espacios, y al cual está dedicada la película de Refn. Las referencias artísticas son numerosas, pero en vez de restarle frescura al conjunto, lo enriquecen especialmente frente a una comunidad cinéfila en busca de reinventadas estructuras narrativas, que si bien no son por completo únicas – Inland Empire (2006) de David Lynch siendo uno de los ejemplos más recientes -, son todavía rarezas frente a la mayor parte de la industria.
La travesía de Julian hacia la expiación rompe con la barrera del espacio-tiempo para adentrarse en un mundo simbólico donde sus manos cobran especial relevancia. Una y otra vez le vemos admirándolas, palmas hacia arriba, como si clamara por perdón. Su mundo onírico es rojizo, lleno de luces de neón, y su rostro es siempre inexpresivo. En una escena en particular, sumido en sus pesadillas, intenta limpiarlas en un lavabo de luz azulada (la representación conceptual del bien, de la pureza) pero las aguas que salen de la tubería son sucias y oscuras. Anhela la redención, pero no es capaz de alcanzarla sin castigarse a sí mismo, pensamiento que le otorga relevancia al rol de Chang. Si el título del filme es Solo Dios perdona, el único que podría materializarse como Dios es él. Un Dios severo y violento, sí, pero que otorga justicia a quien la necesita.
La dicotomía entre el bien y el mal está desfigurada por completo, y definir con etiquetas cada una de las metáforas del filme le restaría parte de su brillo. Hay un esfuerzo por explorar la naturaleza divina del ser humano, conformada por luz y oscuridad, que deriva a niveles muy rudimentarios desde el instinto hacia el raciocinio. “Es hora de conocer al Diablo” es una de las primeras frases dirigidas a Julian en los minutos iniciales de la película, y resultan premonitorias. ¿Es el Diablo parte de Julian? ¿Debe enfrentar sus demonios internos para sobrellevar el presente y proyectarse hacia el futuro? El conflicto interno está exteriorizado por Goslin a través de una fría pero efectiva interpretación, y la química enfermiza lograda con el personaje de Kristin Scott Thomas, su controladora madre, resulta lo suficientemente auténtica.
No es de extrañar que una misma obra despierte tantas opiniones encontradas cuando se trata de una propuesta tan subjetiva como esta. Muchos saldrán asqueados, y otros encontrarán placer, pero Solo Dios perdona está destinada a ser debatida y conversada en profundidad, ya sea por sus defensores o detractores. Refn ha logrado aferrarse al concepto de cine de autor en la contemporaneidad, ha creado una obra que podría definirse bajo el concepto de artxploitation, y materializado la lucha interna de un antihéroe que anhela desligarse de un pasado que lo persigue, incluso en tierras donde no es más que un extraño.
Trailer:
Ficha técnica:
Solo Dios perdona (Only God Forgives), Francia / Dinamarca, 2013.Dirección: Nicolas Winding Refn
Guion: Nicolas Winding Refn
Producción: Gaumont / Wild Bunch / Film i Väst / Bold Films
Fotografía: Larry Smith
Música: Cliff Martinez
Reparto: Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Rhatha Phongam, Gordon Brown, Tom Burke, Sahajak Boonthanakit, Pitchawat Petchayahon, Charlie Ruedpokanon, Kovit Wattanakul, Wannisa Peungpa, Byron Gibson
Por las distintas opiniones de expertos, esta película sería digna de hacer un Cine- Fórum., Seria interesante escuchar opiniones del público, aficionado al cine.
La verdad y el perdón son el único camino que conduce a la paz.
Mis amigos, yo creo que ni Dios puede perdonar este bodrio. No dejo de sorprenderme y horrorizarme de la decadencia del cine en cuanto a su contenido, calidad, objetivos y guiones. Aun con buenos actores como Ryan Goosling y la Sra Christin Thomas (que aqui no lucen para nada sus atributos actorales), la mente del cinefilo sufre un cimbronazo ante semejante pastiche visual y auditivo.
Comparto tu opinión, a veces hacer cosas estrafalarias en el el arte se confunde con obras. Es como un cantante que cantante,que canta valga la redundancia se le dice «artista» y pues no!!
Totalmente de acuerdo, amigo. Un bodrio pretencioso y amanerado.