Tres bodas de más

Ruth (Inma Cuesta), una bióloga marina especializada en langostas, ha sido invitada a tres bodas de tres de sus exnovios. Con este simple planteamiento y con tan solo tres películas en su filmografía, puede afirmarse que Javier Ruiz Caldera, es una figura consagrada en la comedia contemporánea de nuestro país.

Con la estela de Daniel Sánchez Arévalo flotando sobre un guion que en su escena inicial evoca ligeramente el inicio de Primos (Daniel Sánchez Arévalo, 2011), los guionistas Pablo Alén y Breixo Corral nos presentan una comedia sencilla, fresca, que no engaña y que muy probablemente acabe convirtiéndose en una de las mejores de este año.

Su casting regala un plantel de secundarios que ofrece los mejores momentos cómicos de la trama, ayudando a crear una atmósfera de comicidad continuada. Inma Cuesta realiza una divertida composición de Ruth, creando un personaje desorientado, desgastado por relaciones infructuosas, con una vis cómica que ha cogido a más de uno por sorpresa. Quim Gutiérrez (Jonás) ofrece la réplica perfecta para este dúo que goza de excelente química en la pantalla. Los novios de Ruth acabarán de perfilar su personaje, hablándonos de su pasado y nos haremos una idea completa de su personalidad y de cómo ésta ha ido variando a lo largo de los años, gracias a las relaciones que ha ido manteniendo con sus parejas.

Todos y cada uno de los secundarios brillan en sus secuencias, desde Rossy de Palma, hasta Silvia Abril, a quien el actor ya recurrió en Promoción fantasma (2012). Paco León y Laura Sánchez serán los encargados de presentarnos dos bodas repletas de sorpresas, pero es Berto Romero, que ha recibido su primera nominación a los premios Goya gracias a esta interpretación, quien alcanza los momentos más hilarantes, convirtiéndose en un secundario al que quizá habría que recurrir más.

La estructura del film viene definida en su título. Serán tres los escenarios principales y las partes de la película en las que el personaje de Ruth se verá sumergido en situaciones de lo más esperpénticas para hablarnos de aquellas relaciones de pareja que no aportan nada.

La película combina acertadamente las secuencias de humor con una historia de amor a tres bandas, en la que cada uno tiene un chiste que contar. Su guión consta de excelentes diálogos, con una socarronería que por momentos se desliza descaradamente sobre el límite del mal gusto.

El elemento más destacable del film es su extraordinario sentido del humor. Sin abusar de la reiteración para conseguir el chiste fácil, su medición es muy acertada, en ocasiones arriesgada, con un humor que en determinados momentos parece rozar lo grotesco y escatológico, pero con unos guionistas que en todo momento dominan cuándo soltar el punchline del chiste. Su ejemplo más notable nos lo ofrece el comentario del personaje de Berto Romero sobre su perro.

Las bodas se celebrarán en una playa, una ciudad y un pueblo. Las acción del film transcurre principalmente en localizaciones de Barcelona. Algunos de sus momentos tendrán lugar en la playa de Castelldefells y el cinéfilo barcelonés reconocerá con nostalgia el recientemente desaparecido cine Alexandra.

El primer encuentro entre Ruth y Jonás, las secuencias rodadas en la tercera boda y la continuada intervención de unos secundarios en estado de gracia, acompañan el discurso de una trama que mantiene el pulso narrativo a pesar de tener poco que contar.

El recurso de la canción de Carrie de Europe, resulta un guiño efectivo para aquella generación que recién entra en la cuarentena, con la que la película conectará especialmente.

El director cierra la historia de Ruth, regalándonos sus antecedentes familiares a través de su figura paterna, con un Joaquín Reyes estupendo, que pone el colofón a una comedia repleta de divertidos gags y un plantel de actores que visten a sus personajes con un acertado tinte cómico.

A pesar de que la película combina tópicos de las comedias americanas románticas, Ruiz Caldera le otorga un aire fresco y original, ya que no limita su trama al desarrollo de las situaciones, sino que la combina con el perfilamiento de unos personajes aparentemente sencillos que se van definiendo a partir de las situaciones a las que se enfrentan. Sin embargo, Tres bodas de más corre el peligro de que su trailer trivialice la honestidad de su trama. El alto discurso cómico que mantiene y una gran protagonista femenina digna de las comedias clásicas del cine, la redime de la previsibilidad de su final.

Trailer: