Reseñas de festivales
El grill de César
Los filmes sobre la familia en primera persona es el género de moda en el que se inscribe El grill de César, película de coproducción ecuatoriana, alemana y suiza que compartió este año el premio al mejor documental en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse con La muerte de Jaime Roldós, dirigida por Manolo Sarmiento, también de Ecuador. Ha estado además en Berlín y Cartagena, entre otros festivales.
El sentido del humor y un sentimentalismo tierno son razones por las que resulta llamativo el filme de Darío Aguirre, quien se vale de recursos típicos de la ficción para seducir al espectador, como la comicidad visual, el encuadramiento expresivo y el comentario a través de canciones que él mismo interpreta con la guitarra ante la cámara.
Los problemas de comunicación del padre del cineasta con su hijo parecen ser el tema central del filme. Adquieren trascendencia social, más allá de lo familiar, por la vinculación implícita de la idiosincrasia del personaje de extracción humilde con sus dificultades para mejorar su situación personal y llevar adelante cualquier proyecto. La forma conservadora de explicar la pobreza, atribuyéndola principalmente a la incapacidad de prosperar de ciertas personas, tiene un simpático ejemplo en él. Pero la intervención del realizador como personaje, como músico e incluso como intérprete de gags, pone de relieve que se trata de la mirada del hijo. Es la perspectiva de alguien cuya forma de entender los negocios se contrapone a la del padre, quien pone siempre por delante los sentimientos y las relaciones interpersonales.
La mezcla de humor con sentimentalismo, a la que se añaden detalles de pintoresquismo local, hace de El grill de César una película que es tan encantadora como artificiosa. La madre, con el sentido del humor con el que es capaz de afrontar una enfermedad mortal, resulta ser lo que coloquialmente se llama un personaje, tanto para su hijo como para la cámara. Es más que una contraparte emocional del padre en el elenco del filme. Si este último es una persona cerrada, y por ende debe ser «descubierto» por el cineasta, ella es abierta en el sentido de que se interpreta a sí misma para los otros. Eso termina de aclarar el tipo de documental que es esta película: no es un filme sobre una familia, sino sobre cómo cada quien se inventa a sus familiares de la manera como quiere o le interesa presentarlos ante los demás, lo que incluye el performance que cada uno de ellos hace en esas circunstancias.