St. Vincent

Bill Murray es un primer actor que se puede dar el lujo de elegir las cintas en las que quiere participar. Recientemente, se le ha relacionado con el trabajo de Wes Anderson, sin embargo, el mundo en el que participa Murray es mucho más amplio que esto. Así llega la ópera prima de Theodore Melfi, titulada St. Vincent. En ella se muestra a un hombre casi senil, arrogante y déspota, llamado Vincent, quien un día se ve obligado a convivir con sus nuevos vecinos: Maggie (una técnica médica, interpretada por Melissa McCarthy) y su hijo Oliver (Jaeden Lieberher).

Vincent debe cuidar a Oliver por las tardes, mientras Maggie cubre turnos dobles para poder mantener el nivel de vida que quiere darle a su hijo tras su divorcio. Por supuesto, Vincent no será la mejor influencia, pero al mismo tiempo resulta la imagen paterna que Oliver necesita para seguir adelante.

Esta cinta es conmovedora en muchos niveles, dada la empatía de los personajes, así como las situaciones en las que deben convivir, hasta llegar a un clímax que ese anciano cascarrabias nunca hubiera imaginado.