Pasolini

La muerte de Pier Paolo Pasolini siempre ha quedado borrosa en la historia. Nadie sabe exactamente qué pasó y el que sí lo sabe ya no está vivo para testimoniarlo. Abel Ferrara realiza una película en la que logra mostrar a Pasolini en sus últimos días, a través de Willem Dafoe, mientras está en la preproducción de una película.

Ahí lo muestra cotidiano, con su madre, su agente, sus amigos intelectuales y sus necesidades básicas que son cubiertas por jóvenes que levanta en los bares y las calles.

Dafoe logra personificar físicamente a Pier Paolo sin mayor tapujo, y lo hace ver como un hombre sensible y frío al mismo tiempo, seguro y vulnerable, pero comprometido con su obra, que es su prioridad.

Ferrara lleva a la pantalla la interpretación de los últimos minutos de Pasolini de una forma cruda y sombría, obteniendo una película fuerte, que se convierte en un homenaje a un realizador inigualable del cine italiano y del mundo entero.