[Rec]4: Apocalipsis

Han pasado siete años desde que [Rec] se presentara en la edición del año 2007 del Festival de Sitges. El dúo Jaume Balagueró y Paco Plaza dejaba aparcada la temática más paranormal de sus anteriores films para adentrarse en un subgénero mucho más terrenal. El de las vísceras y la hemoglobina infecta.

El éxito conseguido con aquella primera entrega estaba, en parte, vinculado al momento de su estreno, cuando el auge de los films found footage de terror marcaban tendencia, sumado al nuevo resurgir de las cintas que llegaban a la cartelera con temática zombie, que había comenzado en 2002 con 28 días después (Danny Bloyle), que no solo revitalizó el subgénero, sino que además marcó los comienzos de los rodajes en digital dentro del cine de distribución comercial. Los zombies ya no caminaban, sino que corrían y mucho.

[Rec] se convirtió en la película nacional con temática zombie de mayor éxito comercial. Narrada en tiempo real y cámara al hombro, conseguía una gran verosimilitud a la que sumaba la naturalidad en las actuaciones —principalmente la de una desconocida Manuela Velasco— basadas en un rodaje donde los actores improvisaban sobre situaciones que desconocían. Además, el humor typical spanish, perfecto para destensar y equilibrar el film, fue otra seña de identidad que han querido mantener a lo largo de la saga. En definitiva, [Rec] fue el falso reportaje televisivo que captó a un público expectante por conocer los misterios que envolvían lo ocurrido en aquel edificio en el centro de Barcelona.

La segunda entrega nos explicaba los orígenes del mal, introduciéndose en el terreno de lo paranormal y demoníaco, con mucho menos humor, mientras que la tercera volvía a ser otro episodio similar a lo que había ocurrido en el edificio donde Ángela Vidal entró a grabar su reportaje para la televisión, pero en el contexto particular de una boda. Es esta la entrega que más explota los recursos cómicos.

Ahora hemos llegado al episodio final, [Rec]4: Apocalipsis —eso es lo que han dicho sus autores, aunque nos dejan una sospechosa coletilla final, para otra posible secuela—, que retoma justo en el momento en el que se cerraba la primera, cuando un equipo especializado entra en el edifico y rescata a la periodista Ángela Vidal, única superviviente. El duelo entre el bien y el mal tendrá lugar en un barco en medio del océano, donde existe un laboratorio de investigación militar, donde también han recluido a algún superviviente de aquella boda con final sangriento.

Ese duelo final entre la luz y la sombra, no se da en términos absolutos, la escala de grises también existe. Los papeles se entrecruzan y el juego de las apariencias que engañan es su mejor baza. Los medios de producción con los que han contado para realizar este duelo final son infinitamente superiores al de las anteriores, algo que queda en evidencia en los efectos visuales y la creación de la atmósfera. [Rec] 4 abandona la narrativa de cámara al hombro aunque sí mantiene la visión de las cámaras de seguridad y los encuadres en primer plano, en los momentos más impresionables de acción.

Los espacios minúsculos en los que transcurre la historia, consigue transmitir la claustrofobia y el encierro real, a través de los pasillos que serpentean por el interior del armazón de acero. El aislamiento y el encierro, como factores de terror. Imposible no recordar la nave de Alien (Ridley Scott, 1979) y la estación de investigación científica en la Antártida de La cosa (John Carpenter, 1982). En cuanto a los personajes, encontramos a una Ángela difícil de reconocer, que juega al despiste; un informático que sabe hacer de todo, incluso cansar con sus tics cómicos, y un grupo aburrido de militares y policías que quieren salvar el mundo.

El hecho de presentar [Rec] 4 como el apocalipsis final, hacía presagiar que los eslabones argumentales no resueltos a lo largo de estos siete años tendrían su respuesta aquí. El vacío en este sentido, sumado a la reiteración del esquema principal, hace que este último film sea poco sorpresivo y estimulante. Por tanto, la saga concluye por sí misma, pero por agotamiento. [Rec] ha sido una experiencia de género muy disfrutable en todo sentido y, sin duda, merecía un cierre por todo lo alto, que no ha podido ser.

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