Reseñas de festivales
The Signal
En tiempos en los que los efectos especiales lo han monopolizado todo y parece que no se pueden desligar del cine de género fantástico, Primer (Shane Carruth, 2004) supo demostrar que también existe una ciencia ficción de bajo presupuesto, sin que esto signifique abaratar la calidad de la propuesta. Ciencia ficción para hablar sobre los conflictos psicológicos del hombre, la metafísica como filosofía del ser e incluso la antropología. Otros films como Moon (Ducan Jones, 2009) o Love (William Eubank, 2011) fueron construidas sobre ese mismo principio, aunque los escenarios en los que situaban al hombre en el espacio partían de una elaboración mayor. El hombre en el espacio extraterrestre para hablar de asuntos tan terrenales como del sentimiento de soledad. Películas más emparentadas con la adaptación de Solaris que realizó Tarkovsky, en 1972, que con la de Steven Soderbergh.
William Eubank nos presenta su segundo film, que cuenta con más medios y efectos visuales que el anterior, pero se inscribe en la misma línea de una ciencia ficción intimista. El punto de partida de The Signal es simple. El viaje de tres amigos en busca de un supuesto hacker informático con el que han comunicado desde hace un tiempo, al que quieren dar captura. Cuando llegan a las coordenadas indicadas, se encontrarán con algo totalmente inesperado. A partir de ese punto de inflexión, la historia se desarrolla sobre los misterios y conspiraciones relacionados con las comunicaciones que existen con la vida extraterrestre. Lugares, como el destacamento en mitad del desierto de Mojave, conocido como Área 51, tienen su relevancia en este relato sobre la vieja incógnita de la soledad del hombre en el Universo.
Premio a los Mejores Efectos Especiales de la Sección Oficial a Competición
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