Reseñas de festivales
Tin & Tina
Tin & Tina, de Rubin Stein, filmado en blanco y negro, narra el momento a partir del cual todo se encuentra preparado para empezar a cenar. Tin y Tina cenarán con su padre en casa. Pero los chicos no quieren probar la sopa.
El corto se ha rodado en un único plano secuencia y la acción viene determinada por elementos que se encuentran dentro del cuadro, aunque se recurre en dos ocasiones al fuera de campo, pero para acciones que no son determinantes (es el caso en que Tina va a coger un cubo de agua al baño). Así, por ejemplo, vemos cómo suena el teléfono y Tina habla con su madre, que esa noche no está en casa.
Uno de los elementos de la puesta en escena que actúa como algo determinante es el sofá, que tapa el desarrollo de la acción que vertebra la historia, actuando como un velo para no dejarnos ver lo que está ocurriendo. Todo se convierte en un juego de preadolescentes, combinando su aparente inocencia propia de la edad, incluso la inconsciencia, para terminar construyendo una metáfora acerca del bien y del mal.
Esta pieza supone una declaración de intenciones acerca de cómo planificar una historia. En este sentido, es interesante ver que en la primera parte del corto, la cámara permanece inmóvil y luego empieza a tener un ligero movimiento que es casi imperceptible que se hace más perceptible cuando termina con un plano contrapicado.
Tin & Tina se revela como un ejercicio de estilo de su director y un despliegue de imaginación para contar una bonita metáfora con tres personajes y un único decorado (destacable también la dirección de arte).