Entrevistas
Entrevista a Ion de Sosa
Ion de Sosa presentó el año pasado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla su película Sueñan los androides, con la que consiguió clausurar también el IV Festival de cine Márgenes. A principios del pasado mes de enero supimos que también se proyectará en la Berlinale, dentro de la sección paralela Berlinale Forum. Hablamos con él acerca de su última película.
Raúl Liébana (RL): Enhorabuena por la selección para Berlinale Forum. ¿Cómo has recibido esta noticia después de la trayectoria de la película (participación en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y Festival Márgenes)?
Ion de Sosa (IDS): La he recibido con mucha emoción, yo lo sabía desde hacía ya un tiempo y lo que más me ha costado ha sido morderme la lengua. Alejandro Díaz y José Luis Cienfuegos, de Sevilla; Paz Lázaro, de Berlinale; y Gonzalo de Pedro, de Márgenes fueron las primeras personas que creyeron en la película, de modo que se comunicaron entre sí para poder proyectarla en sus respectivos festivales. Para mí, es un orgullo. Está siendo el mejor inicio posible.
RL: Has sido capaz de pasar del retrato personal en forma de diario íntimo de True Love a la mezcla de géneros que se da en Sueñan los androides. ¿Qué queda de aquel Ion de Sosa en tu nueva película? ¿Qué evolución crees que se ha producido?
IDS: He querido probar dirigir ficción, reciclando recursos que ya utilicé en True Love, como el retrato de los espacios, los encuadres frontales, la óptica fija y las imágenes autorreferenciales. No sé si ha habido alguna evolución, creo que he vuelto a hacer la misma película.
RL: ¿En qué momento te planteaste entrar en la ciencia ficción y el thriller para contar una historia como la de Sueñan los androides?
IDS: Pensé en hacer ciencia ficción para huir del autorretrato, para irme a las antípodas de mi película anterior. En un momento me pareció buena idea hacer una nueva adaptación de la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick y simplemente tomé la decisión y seguí adelante sin hacerme demasiadas preguntas.
RL: ¿Cuál es la idea principal que querías transmitir al realizar esta película?
IDS: No quería transmitir ninguna idea, quería dejar la representación cinematográfica de la ciencia ficción en el chasis, eliminar elementos hasta quedarnos en lo esencial.
RL: ¿Por qué escogiste la ciudad de Benidorm para rodar? ¿Qué había allí que, a priori, te interesaba más que otras ciudades, y qué le ha aportado a la película una vez terminada?
IDS: La idea original era trasladarme a vivir a Marina Dór, trabajar allí en algún hotel e ir ahorrando y rodando secuencias, poco a poco. Llegué a ir a Castellón a una entrevista de trabajo, pero las condiciones no me sedujeron, porque echando números no me hubiese llegado para producir nada. No conocí Benidorm hasta que mi pareja, que era asidua al Funtastic Dracula, me enseñó imágenes en Google y dio en el clavo. Fue un flechazo. Benidorm es una de las claves de la película, una ciudad que podría situarse en cualquier lugar del mundo, una mega urbe decadente, ideal por su arquitectura, por la predisposición de sus habitantes y de sus instituciones a colaborar y por su atmósfera festiva. Nos propusimos que no se viese nunca el mar para que diese la impresión de estar aislada en medio de ninguna parte. El Ayuntamiento, el Film Office y la Policía local nos trataron muy bien e hicieron todo muy fácil.
RL: Desde que se empezó a gestar el proyecto hasta que ha visto la luz definitivamente, ¿cuánto tiempo ha transcurrido?
IDS: Ha sido un proceso de unos tres años en los que hemos trabajado de forma intermitente, pero en total han sido unas cuatro semanas de rodaje, más el material de mi archivo personal que no cuenta porque ya lo tenía rodado.
RL: ¿Por qué siempre filmas en 16mm.? ¿Qué crees que le ha aportado, desde tu punto de vista, a la película?
IDS: Es una cuestión de textura y de color, me perece más interesante lo orgánico del grano que me da el soporte cine que la definición perfecta del digital. Es algo muy personal, cada soporte tiene sus virtudes y defectos. Creo que a la película le ha venido muy bien, porque le da cierta calidez y nos ayuda a situarla en otro tiempo. Fue rodada entre el 2011 y el 2014 en un soporte de cine de 16mm. y un formato de 4:3 que no son los estándares de esta época, de manera que al no identificar el formato actual, es más fácil despegarnos de la realidad y dejarnos llevar a ese hipotético futuro.
RL: ¿Crees que podrías llegar a trabajar alguna vez en digital o mientras puedas lo vas a hacer siempre en 16 mm?
IDS: Claro que sí, en digital o en magnético, lo que pasa es que hoy me encuentro más a gusto rodando en 16mm.
RL: ¿Has tenido en cuenta alguna referencia visual que te haya servido para realizar Sueñan los androides?
IDS: Las referencias visuales y formales han sido muchas. Para las secuencias iniciales del film tomamos como referencia películas como Elephant de Alan Clarke o 66 escenas de América, de Jorgen Leth. Películas que describen personas, que contemplan paisajes y que enumeran crímenes. Me gusta pensar que hay algo en el tono de Ghost Dog, de Jim Jarmusch, y algo de la atmósfera de Cockfighter, de Monte Hellman.
RL: Sueñan los androides se sigue inscribiendo en una determinada forma, tan radical como pasional, de hacer cine, que tiene que ver –no sé si aquí tanto como en True Love-, con cierta manera compulsiva de rodar. ¿Ha seguido existiendo durante la gestación y realización de Sueñan los androides esa forma compulsiva de rodar que hubo en True Love o es algo que se dio únicamente en aquel momento?
IDS: El proceso se ha parecido mucho en ambas, tal vez en True Love había un punto más de arbitrariedad, de rodar dependiendo de si tenía dinero para negativo, o no, o de mi estado de ánimo. Aunque al final, claro está, rodaba cosas que pudiesen, de alguna manera, complementar lo que ya tenía, de modo que la historia pudiese cerrarse. La diferencia está en que, en Sueñan los androides, rodaba secuencias narrativas autoconclusivas y el rodaje estaba organizado en un lugar y en unos días concretos, de manera que había que escribir o tener una idea previamente de qué queríamos rodar.
RL: Perteneces a una generación y a un grupo de cineastas que concibe el cine de un modo muy cercano a como lo hacía Robert Bresson. Todo parece ser un intento de captar la realidad tal y como es, para jugar con el material rodado en el montaje del film. Por eso creo apreciar una gran labor en este aspecto (el del montaje) en tus películas. ¿Por qué te gusta concebir el cine de ese modo?, ¿cómo concibes el montaje de tus películas y qué papel han jugado tus colaboradores Velasco Broca y Sergio Jiménez en esta faceta?
IDS: Me gusta mucho consultar Notas sobre el cinematógrafo, de Bresson, como si fuesen el horóscopo o el I Ching, pero no me atrevería a decir que veo el cine como él. He visto tres de sus películas que me gustan mucho. Velasco y Jiménez han sido fundamentales en sus respectivas películas. En True Love, César tuvo la dificultad de que estábamos trabajando con un material que formaba parte de mi vida real. Trató de hacerme ver que había relaciones entre planos que yo veía muy claras por haberlas vivido y que, sin embargo, eran muy crípticas para cualquier espectador si no las trabajábamos. Yo era muy reacio a eliminar secuencias, por los recuerdos personales que contenían. En el último tercio de la película había también un alto porcentaje de planos que yo insistía en que debían estar, y que él hubiese eliminado de buena gana por el bien del film. Sergio ha hecho lo mismo esta vez, a pesar de no tratarse de mi vida real, en Sueñan los androides había gran parte del material que yo conocía al dedillo y con el que llevaba trabajando mucho tiempo. Me costó librarme de mis ideas preconcebidas y recuperar el sentido común. En una crisis, durante el proceso, llamamos a Jorge Gil Munárriz (coguionista), para que viniese a Berlín a ayudarnos a resolver la situación. Probamos a cambiar secuencias de lugar y pensamos incluso en soluciones como la voz en off o cómo rodar alguna secuencia extra en Berlín con nuestro protagonista y su esposa. Acabamos dando un número a cada secuencia y metiendo una papeleta por cada número en un cuenco para llegar a un montaje azaroso y loquísimo que no fue el definitivo, pero que nos ayudó a salir del bache. En ambos casos fue un verdadero placer.
RL: Tus películas se han definido como un ejercicio de libertad, algo en lo que estoy de acuerdo. Pero veo también que las hace alguien que desborda inquietud, curiosidad y unas ganas enormes de hacer, cine probando nuevas formas y métodos. En este sentido, hay un detalle en True Love, que nace del montaje realizado al compás de la música que está sonando en el momento en que terminas de besar a Marta, casi hacia el final de la película. Me gustaría que nos contases un poco ¿Cómo se te ocurrió montarlo de esa forma?
IDS: Cuando ya llevaba mucho tiempo rodando True Love quise darme un poco de oxígeno, filmando un cortometraje que trataba de dos hombres que se enamoraban de la misma mujer. Esto les llevaba a disputas irreconciliables y acababan enfrentándose en lo alto de este edificio. Uno de los dos era arrojado al vacío por el otro y como ambos iban vestidos de la misma manera, nunca se sabía quién había sobrevivido. Empezamos a rodar este cortometraje por el final y nunca llegamos a rodar el principio, pero el material me gustaba tanto que decidí integrarlo en la película como un símbolo de mi lucha interna por salir de la oscuridad. La música es de Brian Eno.
RL: Sigue habiendo una estrecha colaboración entre tú y Luis López Carrasco, incorporándose, además, en este proyecto Chema García Ibarra; el primero produciendo y el segundo co-escribiendo el guión. ¿Qué te han aportado estos dos cineastas?
IDS: Luis y yo llevamos mucho tiempo colaborando, somos amigos desde los tiempos de la Escuela de Cine y, aunque vivimos a muchos kilómetros de distancia, tenemos una comunicación fluida y nos interesamos por las ideas que rondan la cabeza del otro. Luis aporta trabajo, sensatez y orden. Es muy disciplinado, me ayuda a cumplir los planes de rodaje, además tiene muy buena memoria y siempre se acuerda de lo esencial, de lo que un día nos atrajo de los proyectos. Chema se incorporó más tarde, para la última parte del rodaje, y entró para ayudarnos a resolver, para hacer el inventario de todo el material, clasificarlo y proponer nuevas variables. Aportó frescura y un sistema de post-it de colores que nos fue muy útil durante el rodaje. Además, la ciencia ficción castiza es su género, hubo sintonía desde el primer momento. Quiero destacar también la labor del ayudante de dirección, Miguel Llansó, que es el director de la película Crumbs, que se estrenará en breve en el Festival de Rotterdam y que fue un pilar fundamental por su energía inagotable y su buen humor constante.
RL: Has dicho que con Sueñan los androides te alejabas del discurso político que había en El futuro, pero parece irremediable no ver una cierta continuidad entre ambas, ¿hasta qué punto crees que lo has evitado realmente?
IDS: No me entiendas mal, no se trataba de que la película no tenga un discurso político, yo creo que sí lo tiene y, desde luego, que está emparentada con El futuro, pero no creo que sea una película política, aunque en ella se represente la violencia que ejerce un gobierno hacia la clase media.
RL: ¿Estás preparando o trabajando algún nuevo proyecto? ¿Nos puedes contar un poco en qué consiste?
IDS: No he pensado en nada concreto, tengo ideas pero no consigo madurarlas. Ahora mismo me preocupa la distribución de Sueñan los androides. Me gustaría que llegase al mayor número de espectadores posible. Necesito un poco de distancia para poder poner el foco en algo nuevo.
RL: ¡Mucha suerte en la Berlinale Fórum!