Sombras de Mordor

Sin duda, lo mejor de jugar a productos como Sombras de Mordor es que nos permite, durante el tiempo de juego, convertirnos en protagonistas de uno de los más importantes universos narrativos de la actualidad, en este caso el de El señor de los anillos. Pasa lo mismo cuando jugamos a productos de la franquicia de Star Wars, Harry Potter o Juego de tronos. Ahora que Peter Jackson acaba de culminar su segunda trilogía sobre el mundo de Tierra Media creado por J. R. R. Tolkien, solo nos queda el consuelo de revivir aquellas aventuras mediante el software, un ejemplo más de lo que se puede denominar narrativas transmedia, y que en el mundo de Star Wars siempre se ha llamado “universo expandido”.

Son ya muchas las propuestas basadas en el mundo de El señor de los anillos que se han transformado en videojuegos, sobre todo aquellas basadas en los largometrajes, pero Sombras de Mordor incorpora algunos elementos especialmente oscuros que la convierten en una propuesta mucho más atractiva. De hecho, cuando vimos por primera vez la publicidad del juego, muchos pensamos que lo que ofrecía al jugador era la posibilidad de convertirse en uno de los siervos del señor oscuro Sauron. No llega a tanto, pero los personajes principales se mueven fundamentalmente por la idea de venganza.

El rol y la estrategia han sido los dos géneros más explotados por la franquicia de El señor de los anillos en la industria del videojuego. Al primero de los géneros, pero con fuertes dosis de acción, pertenece Sombras de Mordor, que pone al jugador en la piel de Talion, un montaraz de Gondor que vive cerca de la Puerta Negra y que es asesinado, junto a su esposa Ioreth y su hijo Dirhael, por la Mano Negra, el oficial de más alta graduación dentro del ejército de Sauron. Talion, sin embargo, regresa a la vida gracias a Celembribor, el elfo espectral que ayudó a Sauron a forjar los anillos de poder.

En este tipo de juegos, la gran novedad no se encuentra en el sistema de juego, que recuerda, por ejemplo, a Assassin’s Creed, sino en la historia, que en este caso se sitúa entre los acontecimientos narrados en El hobbit y El señor de los anillos. Se trata, por tanto, de una historia nueva, pero dentro de un universo perfectamente reconocible, porque, entre otros, nos encontramos a Gollum. Christian Cantamessa, autor del guion de Red Dead Redemption, juego con el que Sombras de Mordor guarda muchas similitudes, ha sido el responsable del libreto.

Durante el juego, podemos encarnar a Talion (es un explorador, un montaraz, y maneja perfectamente la espada y la daga), pero también a Celembribor (experto en el manejo del arco), y nuestra misión será derrotar a los Capitanes Negros hasta que podamos llegar hasta la Mano Negra de Sauron. Para desarrollar nuestra misión, debemos ser capaces de dominar a los orcos y a los uruk hai que habitan cerca de la Puerta Negra, de manera que se enfrenten entre ellos. Una de las características más interesantes del juego es la jerarquía de los enemigos, que pueden ir ascendiendo en un tablero que recuerda mucho a una partida de ajedrez repleta de luchas de poder entre los diferentes capitanes y caudillos orcos.

Aunque la misión principal se acaba demasiado pronto (se trata de una veintena de misiones que apenas abarcan el 35% de todo el juego) y el mapeado, con dos zonas claramente delimitadas, no es excesivamente amplio, si se van jugando todas las misiones secundarias, Sombras de Mordor garantiza muchas horas dentro de Tierra Media y nos permite conocer detalles sobre su historia y sus formas de vida. Es, además, una de las mejores propuestas de mundo abierto de los últimos tiempos y resulta imprescindible para todos los seguidores de El señor de los anillos.

 

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