Críticas
Dignidad
ReMine. El último movimiento obrero
Marcos M. Merino. España, 2014.
De la derrota en la lucha se puede aprender mucho más que de la victoria. No hace falta acudir a gruesos y vetustos libros de historia carcomidos por el polvo para probarlo. El mejor ejemplo es nuestra vida o, si se prefiere, la de aquellos que, pese a la adversidad, las desgracias o los malos ratos, saben recuperarse, levantarse y construir nuevos instantes para aportar algo más que sus momentos bajos a quien les rodea. Y eso es un verdadero triunfo, una victoria hecha de derrotas que vale más que cualquier honor en una miserable guerra. Lo mismo ocurre en la lucha social o laboral, cualquiera de las dos jalonada por grandes hitos pero inundada de fracasos y desastres que le dan forma y le dotan del mejor de los aliños, la dignidad.
ReMine no deja de ser la historia de una derrota, apuntalada desde los primeros planos. Pero una derrota con nobleza, capaz de transmitir en el espectador el orgullo de aquel que lo ha intentado y lo ha hecho con honor.
El documental de Marcos M. Merino traslada al espectador al verano de 2012, cuando 4.000 mineros asturianos se declaran en huelga indefinida contra los recortes del Gobierno y la falta de cumplimiento de los acuerdos. Las protestas son casi diarias: cortan carreteras, las familias (fundamentalmente las mujeres) se movilizan, se encierran en uno de los pozos mineros y comienzan una marcha hasta Madrid. Conversaciones, enfrentamientos, mítines, gases lacrimógenos y los gestos de aquellos protagonistas, que no dejan de implorar a través de su himno a su bendita santa Bárbara, acompañan el relato.
La cámara de Merino se cuela en esta batalla de instantes, que no deja de ser la del día a día, por recuperar un posible futuro desde el presente. Así, sin caer en el barato sensacionalismo o la lágrima fácil, elementos que inundan la televisión actual, la cinta se sumerge en diversos temas que servirán para humanizar a los actores de esta historia en la que la influencia de la protesta en los propios mineros o la implicación familiar se revelan como dos piezas clave.
El director sabe a quiénes retrata y todo lo que ello implica, que tal vez lo que muestra en este documental sea la última gran protesta minera, o, quizá, si nos ponemos más pesimistas, la última gran protesta laboral. Y esta intuición se percibe en las conversaciones de los mineros jubilados, en el cuestionamiento de las formas de lucha o la tibia respuesta sindical, que no hace sino apuntalar el fracaso de este conflicto.
No hay que buscar grandes entrevistas ni omnipresentes voces que nos guíen dentro de la película. Se sostiene, sencillamente, en acompañar todos aquellos momentos de la protesta, convirtiendo al espectador en un minero más y despertando en él sentimientos de ejemplo y empatía. Igual, y a pesar de lo contado, no hay que dar todo por perdido.
El recorrido de ReMine ha sido y aún es largo. Hace un año comenzó su andadura internacional en el Bafici, donde logró una mención especial del jurado. Ha recorrido festivales y premios, como el de mejor película en el Festival de Sevilla en la sección de Nuevas Olas, No Ficción. Su andadura y su lenta distribución no deja de alcanzar salas y de nuevo algún festival, en un trabajo continuo al que parece que están destinadas ciertas películas y, endémicamente, los documentales.
«Si luchamos como lo estamos haciendo podemos perder, pero si no luchamos ya estamos perdidos, compañeros», se oye en uno de los mítines. Aunque resuene poco e insistamos en medir los éxitos y fracasos, el germen de la dignidad reside en lo mejor de cada uno de nosotros. Y eso en ReMine es el verdadero leitmotiv de su metraje.
Tráiler:
Ficha técnica:
ReMine. El último movimiento obrero , España, 2014.Dirección: Marcos M. Merino
Guion: Marcos M. Merino, Marta F. Crestelo
Producción: Marta F. Crestelo
Fotografía: Marcos M. Merino