Críticas
Una mirada lúcida
Taxi
Otros títulos: Tehran Taxi.
Jafar Panahi. Irán, 2015.
En Taxi, película por la que ganó el Oso de Oro y el premio de la crítica internacional en el Festival de Berlín este año, Jafar Panahi vuelve a realizar el tipo de cine que lo hizo famoso antes de ser condenado a seis años de cárcel. Sus dos obras anteriores, This Is Not A Film (2011) y Closed Curtain (Pardé, 2013), fueron rodadas bajo las condiciones del arresto domiciliario al que se hallaba sometido, y las sacaron de manera clandestina de Irán. Todavía Panahi debe cumplir una sentencia de veinte años de prohibición de filmar y de dar declaraciones a la prensa, y tampoco puede salir del país, debido a su activismo político de oposición. Pero al menos ha logrado rodar de nuevo en exteriores, entre la gente, con su característico estilo documentalista. Así lo hizo en El círculo (Dayareh, 2000), por la que recibió el León de Oro y el galardón de la crítica en el Festival de Venecia, y en Offside (2006), otra película premiada en la Berlinale, sobre una chica que quiere colarse en un partido de fútbol, lo que está prohibido a las mujeres en Irán, y que fue rodada en un encuentro de la selección nacional y la celebración en las calles de la clasificación para el Mundial Alemania 2006.
El cineasta instaló esta vez una cámara en un taxi, como si fuera para grabar posibles robos, y salió a recorrer Teherán, como si estuviera levantando pasajeros. Un juego divertido del filme es que logra hacer verosímil la posibilidad de que algunos de los que suben al vehículo no sean actores, mientras que en otros casos, obviamente, lo son o se trata de personas que el director convocó para que aparecieran en la película. A eso se añade la cómica justificación de la segunda cámara, la de la sobrina de Panahi, una niña con carácter que le reprocha que haya llegado tarde cuando iba a recogerla a la escuela, porque iba a presentarle a sus compañeros su tío cineasta. Hay ironía en la fama que se atribuye a un realizador proscrito.
También hay otro juego en Taxi, tan importante como la confusión entre la realidad y la ficción, y es el meollo de su crítica a la represión en un régimen que celebra elecciones, y que por eso podría ser considerado democrático. Entre los primeros pasajeros se entabla un debate sobre la pena de muerte, con críticas a que Irán sea uno de los países que más ejecuciones lleva a cabo sin que eso se traduzca en un efecto disuasivo, de acuerdo con la mujer opuesta a ese castigo. Ese diálogo, y el aspecto de ciudad moderna que tiene Teherán en la película, crean una impresión de libertad y progreso que va siendo puesta en duda por los detalles extraños que comienzan a acumularse, reveladores de una atmósfera opresiva.
Lo extraño incluye algunas posiciones de avanzada que incluso parecen artificiosas, como las de las víctimas de robos que se niegan a denunciar a los delincuentes, porque saben lo que les espera. Eso y la conversación que Panahi tiene con una abogada que trabaja en casos de derechos humanos, entre ellos el de una joven presa por una situación semejante a la de la protagonista de Offside, dan a Taxi un aire de filme-ensayo sobre la complejidad del régimen islámico. También hay detalles que son como pedradas por lo que denuncian, en especial para los espectadores de aquellos países que han conocido el horror de las dictaduras. Un ejemplo es la voz del interrogador que Panahi cree reconocer en la calle, una experiencia característica del que ha sido mantenido bajo custodia con los ojos vendados, como los secuestrados políticos. Otro es la manera como la autocensura es enseñada a los niños por los maestros de escuela. Pero la impresión general que puede causar la película en el espectador de mente abierta es que la situación de Irán no admite descripciones simplificadoras. Es de una lucidez notable en un cineasta que ha sido víctima de la represión de ese sistema.
Pero Taxi no es sólo una película inteligente y valiente. Hay además en la obra del director iraní una dignidad nacionalista, que le lleva a evitar la tentación de hacer que el público se apiade de las supuestas desgracias que padece la gente por vivir en su país. Así como Offside termina eufóricamente, celebrando un triunfo nacional, este filme incluye el detalle de esperanza poética que añade al final una rosa roja sobre el tablero del taxi. Contra el aparente pesimismo del realismo se subraya así el optimismo de una bella fuerza de voluntad.
Tráiler:
Ficha técnica:
Taxi / Tehran Taxi , Irán, 2015.Dirección: Jafar Panahi
Guion: Jafar Panahi
Producción: Jafar Panahi
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