Críticas
Las últimas jornadas de Salò
Pasolini
Abel Ferrara. Francia, Bélgica, Italia, 2014.
Más que una película de ficción al uso ambientada en el mundo del cine, el polémico director Abel Ferrara ha creado en Pasolini una suerte de ensayo fílmico en el que repasa los últimos días de vida de Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Roma, 1975), uno de los intelectuales más controvertidos e influyentes de todo el siglo XX. Cineasta, escritor, crítico, poeta, ensayista, periodista… pero, sobre todo, intelectual, Pasolini fue una fuente inagotable de creatividad y de reflexión, una figura polémica de primer orden en el panorama cultural, no solo italiano o europeo, sino mundial.
Pasolini es uno de los directores más atípicos, no solo del cine italiano, sino de toda la historia del séptimo arte. Cuando rodó su primera película, de corte neorrealista, Accattone (1961), ya era un intelectual muy conocido en su país, donde había destacado fundamentalmente como poeta, pero enseguida se ganó un lugar de privilegio en la cinematografía merced a sus trasposiciones literarias. Deslumbró a todos con El evangelio según San Mateo (Il vangelo secondo Matteo, 1964) y reinterpretó el espíritu de la tragedia clásica en títulos como Edipo rey (Edipo re, 1967) y Medea (1969). Logró gran repercusión y reconocimiento con sus versiones de El Decamerón (Il Decameron, 1971), Los cuentos de Canterbury (I racconti di Canterbury, 1972) y Las mil y una noches (Il fiore delle mille e una notte, 1974), conocidas como la Trilogía de la Vida; y, por último, ofreció una dura crítica al fascismo y al capitalismo en Salò o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975), su película póstuma.
En su momento, Abel Ferrara fue el enfant terrible del cine americano, pero lo cierto es que las imágenes más duras de Pasolini no son las que ha filmado Ferrara, sino las que filmó el director italiano a propósito de Salò o las 120 jornadas de Sodoma. Pasolini es una película deliberadamente pequeña, casi una pieza de cámara, que se sostiene fundamentalmente por la interpretación de sus protagonistas, sobre todo Willem Dafoe, al que vemos desenvolverse a través de un pequeño mundo romano que va desde el momento en que su madre entra por la mañana en su habitación para despertarlo hasta el momento en que recoge con el coche a algún muchacho al que se lleva después a cenar. Llama mucho la atención el mundo pequeño‑burgués en el que sitúa Ferrara a Pasolini.
Pasolini fue asesinado en la playa de Ostia la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975; Ferrara recrea las últimas 48 horas de vida del cineasta italiano, de manera que lo vemos en la sala de montaje preparando Salò o los 120 días de Sodoma, pero también trabajando en la novela Petróleo y en el guion Porno-Teo‑Kolossal (PTK). Además, concedió dos entrevistas, una a la televisión francesa y otra a Furio Colombo. La gran aportación de Ferrara es poner en imágenes la parábola presente en el guion Porno-Teo‑Kolossal, protagonizada, además, por uno de los actores favoritos de Pasolini, Ninetto Davoli. En ella, Epifanio (Davoli) parte en busca del Paraíso y emprende el ascenso a través de una escalera que se eleva hasta el cielo, pero a mitad de camino descubre que el Paraíso no existe; en ese momento, se sienta, contempla la Tierra desde el espacio y no le parece un lugar tan malo…
Ferrara no arroja nueva luz sobre la muerte de Pasolini ni ahonda en nuevas hipótesis acerca de una conspiración. No es la muerte lo que le interesa a Ferrara, sino las últimas horas de la existencia de Pasolini, en una suerte de via crucis laico. Pasolini es una película pequeña y hermosa, que desaprovecha la oportunidad de recuperar al intelectual pero presenta al hombre en su existencia diaria. Es una lástima que el personaje que interpreta Maria de Medeiros, Laura Betti, actriz en varias películas de Pasolini, no cobre mayor protagonismo, ya que supone el único elemento subversivo, revolucionario, provocador… un auténtico soplo de aire fresco en una vida, la de Pasolini, que se presenta demasiado aburguesada, al menos según el retrato que ha ofrecido el realizador neoyorquino.
Ignoro cómo sería la existencia cotidiana de Pasolini, pero su obra, desde luego, polemizaba continuamente tanto con el marxismo oficial como con el catolicismo, y dinamitaba los cimientos de una sociedad que ya entonces se encontraba en proceso de descomposición por los excesos de un capitalismo que invitaba a un consumismo desenfrenado. Ferrara, en definitiva, ha realizado un encomiable juego de espejos en el que podemos ver reflejados, cuarenta años después, a algunos de los actores que trabajaron con Pasolini, como Ninetto Davoli o Adriana Asti. Cuando Pasolini fue asesinado, todavía quedaban en su agenda multitud de proyectos, y esa es la tragedia de su muerte, que toda esa creatividad quedara truncada en la arena de la playa de Ostia.
Premios:
Nominada al León de Oro en el Festival de Venecia
Tráiler:
Ficha técnica:
Pasolini , Francia, Bélgica, Italia, 2014.Dirección: Abel Ferrara
Guion: Abel Ferrara y Maurizio Braucci
Producción: Conchita Airoldi, Fabio Massimo Cacciatori, Augusto Caminito, Camille Chandellier, Costanza Coldagelli, Thierry Lounas, Olivier Père, Joseph Rouschop
Fotografía: Stefano Falivene
Reparto: Willem Dafoe, Ninetto Davoli, Riccardo Scamarcio, Valerio Mastandrea, Adriana Asti, Maria de Medeiros