Críticas
Soldado Universal en Halloween
The Guest
Adam Wingard. EUA, 2014.
Una de las maneras más efectivas e inquietantes que tiene el terror de apoderarse de las personas es cuando éste se muestra cercano y entra en las partes más íntimas de sus vidas, dinamitando el entorno que se pensaba seguro y protector en una espiral de caos y locura frenéticos. Este planteamiento ha sido muy recurrente en la historia del cine y de él han salido auténticas genialidades del género de terror y sus derivados con el denominador común de tener “al enemigo literalmente en casa” (home invasion). Títulos como El Cabo del Terror (Cape Fear, J. Lee Thompson, 1962), De repente, un extraño (Pacific Heights, John Schlesinger, 1990), Funny Games (Michael Haneke, 1997), El Padrastro (The Stepfather, Joseph Ruben, 1987) o Arlington Road (Mark Pellington, 1999) han demostrado la fragilidad de las apariencias y el poder destructor que tiene para la familia una psique desquiciada que cruza la puerta.
En The Guest, el mal que cruza la puerta para entrar en el apacible hogar de una familia de clase media americana se presenta en forma de un joven encantador llamado David. David llega a casa de los Peterson, la familia de su compañero recién fallecido en Afganistán, y en poco tiempo se gana la confianza de sus miembros con una actitud afable y carismática. No obstante, las sospechas sobre su comportamiento comenzarán a surgir y de joven modesto pasará a asesino implacable en lo que puede definirse como un cóctel multigénero que va desde la acción desmesurada, al thriller gubernamental, el humor negro y la teenage movie, hasta el slasher de John Carpenter y la robotización del villano de Terminator (James Cameron, 1984) o Soldado Universal (Universal Soldier, Roland Emmerich, 1992).
El icono del actual terror independiente, Adam Wingard, quien ya sorprendió al público con la fantástica You’re the Next (2011), condensa la esencia del cine de videoclubEs de los ochenta en un espectáculo visual que se regodea en el sinsentido autoconsciente para ofrecer un tratamiento de la acción y la violencia a todo color, con un sonido electrónico envolvente a cargo, de forma notable, de Stephen Moore y una estética con personalidad propia. La acción se sucede de forma explosiva con secuencias que parecen inconexas pero que hallan, en su ilógica bien calculada, su razón de ser. Tiroteos, persecuciones, peleas de bar al más puro estilo Steven Seagal, matones de instituto y fiestas adolescentes salpican de tensión y genialidad este pequeño homenaje al divertimento simple, pero encantadoramente disfrutable.
La referencia al cine de Carpenter es evidente, además de situar parte del metraje en la noche de Halloween, recuperar la figura del forastero solitario diestro en armas, propia del imaginario del western, e introducir la sangre “en casa”, Wingard muestra la habilidad de dotar a su cine de una cierta artesanía y firma, características que toma de su predecesor para revisar la desestabilización de la familia y la violencia latente en la sociedad desde una óptica disparatada y actual.
Pero el punto que confiere una cualidad especial a este filme y que lo diferencia de otros similares es el carisma y presencia de su protagonista, el joven David. Interpretado muy convincentemente por Dan Stevens (Downton Abbey, Julian Fellowes, 2010-), este hombre-máquina consigue empatizar con el espectador a base del contraste entre sonrisas y una mirada letal y la naturalidad con la que actúa, una personalidad por la que sentirse atraído y a la que temer profundamente, como bien se preocupa por demostrar cuando revela su verdadera naturaleza. La definición del personaje oscila entre el asesino “creado” y perseguido por el gobierno, al estilo Jason Bourne, a simple mente desquiciada y obsesiva pero calmada en una mezcla de Mark Whalberg en Pasión Obsesiva (Fear, James Foley, 1996) y Ryan Gosling en Drive (Nicolas Winding Refn, 2011).
La imagen de David roza el fetichismo icónico en algunas escenas, como la que muestra su torso desnudo al salir de la ducha o cuando carga al hombro una bombona con un solo brazo, lo que se complementa perfectamente con la imagen de antihéroe de acción y tipo duro sin escrúpulos. La complicidad con los hijos de la familia, concretamente con el pequeño, se convierte en una relación cuasi paternal, como se refleja en las charlas íntimas o en la orquesta de golpes que propina a los abusones, pero no deja de ser una manera de hacer salir su vertiente agresiva y provocar el asombro y la sorpresa, a destacar la escena en la que David está junto al hijo pequeño preparando las calabazas para la noche de Halloween y éste observa la destreza que tiene con el cuchillo.
Con The Guest, Adam Wingard, quien cuenta con Simon Barret para el irónico guión, ha avanzado un paso en su carrera con un trabajo inteligentemente realizado que tiene parte de la clave de su éxito en la habilidad de apelar a la nostalgia del espectador, del mismo modo que ha hecho Stallone con la saga de Los Mercenarios (The Expendables, Silvester Stallone, 2010), con honestidad y sin más pretensiones que la del entretenimiento fácil. El ritmo se altera en algunos momentos y la película focaliza su magnetismo en el personaje de David, el argumento es simple y un pretexto para articular un festival de acción, intriga, sangre y desfase multicolor. De hecho el cuidado del color en los escenarios, sobre todo en la parte de la fiesta, enfatiza la imagen de “artificialidad” que caracteriza a la película y refuerza la psicología del protagonista.
En síntesis, el filme no se sale de los límites para los que se ha concebido, el de servir de disfrute de la acción sin prejuicios, de entretenimiento sin explicaciones y estupidez autoconsciente. No aporta nada nuevo, pero la forma de recuperar lo viejo, a través de la revisión actualizada del universo lúdico de la época dorada de los videoclubes, es admirable por su sencillez, la total entrega y confianza en lo que ofrece. Muchos de los temas tratados en este filme, la violencia en el contexto de la adolescencia y la juventud, la muerte, la exhibición de habilidades cuasi sobrehumanas y el atractivo límite entre el bien y el mal son los mismos que forman el universo de Death Note, para la adaptación al cine del cual se ha escogido al propio Adam Wingard, quien tendrá que ir un paso más allá de la performance cinéfilo-lúdica de The Guest para hacer gala de un ingenio más cuidado y sutil, porque la parte de entreteneimiento ya la tiene más que bien aprendida.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Guest , EUA, 2014.Dirección: Adam Wingard
Guion: Adam Wingard y Simon Barrett
Producción: Front Row Filmed Entertainment/Kuwait Nacional Cinema Company/Snoot Entertainment/Hanway Films
Fotografía: Robby Baumgartner
Música: Stephen Moore
Reparto: Dan Stevens, Maika Monroe, Leland Orser Lance Reddick
Muy bueno el análisis que se hace en esta crítica de Alavaro Esteve ferrer. Ubica la peloicu aen toda la extensa gama de referencias iconicas del cine de accion y suspenso.
Que tal… les aconsejo desde el futuro … Xd
… David :
… «¿Puedo darte un consejo, Luke?» …
… Luke :
… «Claro» ….
…David :
… «No permitas que nadie te moleste» …
… «Si no, llevarás siempre eso contigo» …