Series de TV
Mad Men
Hace dos años, la cadena AMC de Estados Unidos anunciaba el final de las aventuras de Don Draper en el mundo del marketing: la temporada 7 sería la última. Lamentablemente, esto no fue un anuncio alegre para los fans de la serie, ya que traía consigo la noticia de que la última temporada sería dividida en dos partes, una a televisarse durante el primer semestre de 2014 y la segunda durante el mismo período, pero de 2015.
Don Draper (Jon Hamm), un exitoso ejecutivo de cuentas, con un excelente poder creativo y de disuasión para vender sus ideas, comienza su carrera en Sterling Cooper, una pequeña compañía de advertising con base en Manhattan. La serie aborda los primeros años de la agencia de marketing, que gracias a la creatividad de Draper comienza a escalar posiciones dentro del mercado, convirtiéndose en una de las de más renombre en la avenida Madison (“Mad” no es por “locos” sino una abreviatura de Madison –Avenue- que solían utilizar los hombres del ambiente, al tratarse de la avenida que concentra las oficinas de las más importantes publicistas de Nueva York, no obstante, se puede interpretar como un juego de palabras).
Mad Men es un coctel de misoginia, alcoholismo, envidia y egoísmo. Ambientada a comienzos de los años 60, transcurre a través de sus siete temporadas por todos los acontecimientos importantes de la década: desde la crisis cubana de los misiles, pasando por el asesinato de John F. Kennedy o de Martin Luther King, hasta cuestiones contemporáneas de la época, como el inicio del movimiento hippie o el desarrollo de la Guerra Fría.
No se podría efectuar un análisis correcto de Mad Men sin mencionar a su principal protagonista femenina. Peggy Olson (Elisabeth Moss) representa a la heroína que nada contra viento y marea en un mundo donde los hombres relegan a las mujeres al puesto de secretaria o ama de casa. Peggy se gana un lugar en este ambiente, gobernado por el machismo a fuerza de inteligencia y coraje, yendo por fuera de los estereotipos de la mujer de la época, que presuponía a una mujer inocente y obediente de todo lo que el hombre dictara.
Esta misoginia no sólo se ve en la lucha que enfrenta Peggy, sino que también la observamos en las actitudes de Don hacia su esposa Betty (January Jones), que luego de reiteradas mentiras y engaños, decide formar una nueva familia junto a otro hombre, Henry Francis (Christopher Stanley), un político que la seduce, aún cuando ella todavía soportaba el control de Don. Pero también el perfil que adopta Betty frente a Don, de “mujer al servicio del hombre y la familia”, era característico de la época y eso está muy bien retratado en la serie. También esta cuestión impregna al personaje de Pete Campbell (Vincent Kartheiser), quien no solo es infiel a su esposa Trudy (Alison Brie), sino que agrega a su carácter un componente de infantilidad.
El recurso de rodar en interiores ha sido una buena forma de eludir los inconvenientes que presupone una ciudad como Nueva York, sobre todo teniendo en cuenta que el formato es para televisión. La mayoría de las escenas han sido filmadas en las oficinas de la agencia, si bien también hay una gran proporción de escenas filmadas en exteriores en los capítulos donde, por ejemplo, Don va a visitar a su amiga Anna a California.
A primera vista, nos puede parecer que Mad Men trata sobre la competencia entre agencias de publicidad y sus ejecutivos; Don Draper es de esos personajes que se aman o se odian, pero no las dos cosas. Lo más interesante es su perfil psicológico: es un tipo que por un lado tiene todo, ha formado una familia perfecta, posee dinero, talento, y es codiciado por las principales agencias de publicidad. Uno puede entender que Don se llevará el mundo por delante, pero justamente allí radica la razón de ser de Mad Men. Draper sufre su pasado, su infancia, su cambio de identidad, su adicción por el alcohol y sus constantes infidelidades, acciones que destruyen completamente su vida, a tal punto que nunca logra tener un horizonte claro. Don Draper es casi un rockstar que muestra una imagen, por un lado, y que sufre por dentro sus problemas personales, hasta explotar, por otro.
Es clara la influencia de esta cuestión sobre el creador de la serie, Matthew Weiner, quien puede haber tomado esta obsesión por el perfil de Don a partir de su trabajo en Los Soprano, donde Tony Soprano es analizado constantemente por su psicoanalista. Así como Don tiene claro cómo actuar y desenvolverse en su ámbito, Tony también comparte esta particularidad, pero debe recurrir a su psicoanalista para balancear sus acciones.
En un plano secundario (aunque no dejan de ser importantes), veremos a personajes como Roger Sterling (John Slattery) y Bert Cooper (Robert Morse), socios y dueños de la agencia Sterling Cooper. Roger es un desfachatado empresario que siempre sale airoso, gracias a su insolencia y descaro, y Bert es el alma espiritual de la empresa, quien siempre toma las decisiones más concienzudas y también es a quien todos acuden en el momento de requerir un consejo sabio.
AMC se erige así en el principal responsable de los tanques televisivos de los últimos años. Con series de la talla de Breaking Bad, su spin-off Better Call Saul y The Walking Dead, quedaremos a la espera de nuevas ideas. Cada uno de estos proyectos tiene algo en común, como manifesté anteriormente: el perfil psicológico de sus personajes principales. Así como en Breaking Bad la existencia de Walter White es una constante lucha moral entre el bien y el mal y en The Walking Dead, Rick Grimes se encuentra ante el desafío de ser el líder de un grupo, debiendo afrontar este reto ante la pérdida de familiares, amigos, y de la vida tal como la concebía, en Mad Men, Don Draper no tiene un rumbo claro a pesar de tenerlo todo.
Extraordinaria serie, todo el reflejo de una época, secuelas de la segunda Guerra conflicto Usa Japón, madres fumando con niños en brazos, el protagonista es todo lo que un hombre quisiera ser, machismo? Si . Muy buena serie.