Bernie

Desopilante. Algo que no podríamos dejar de imaginarnos si pensáramos en Jack Black en la piel de un funebrero afeminado que pasa sus días entre su oficio y su otra pasión: predicar la palabra del señor mediante la música. Y si a eso le agregamos que la historia tiene lugar en un pequeño pueblo del estado de Texas –un lugar con una gran tradición conservadora-, todo cierra.

Richard Linklater (Dazed and Confused, Antes del amanecer, Escuela de Rock) ya ha demostrado el amor que siente por el estado que lo vio crecer, utilizando ciudades de Texas como escenario de gran parte de su filmografía. Y cada film tiene un aire a experimento, como si fuera una prueba que tratara de ver cómo funcionan sus ideas y cómo las recibirá su público. En este caso, el experimento se trata de una biografía, la de Bernie Tiede (interpretado por Jack Black), relatado desde un gran número de puntos de vista de diferentes habitantes del pequeño pueblo.

Algo que funciona muy bien en la dupla Linklater-Black es cómo construyen el desarrollo de la historia. Una cosa lleva a la otra, cada acción del personaje principal repercute en su futuro inmediato y eso nos mantiene entretenidos de principio a fin, captando nuestra atención casi sin parpadear. Jack Black tiene esa cualidad de mostrarse muy seguro en el papel que interpreta. Por momentos también tiene oportunidad de mostrar sus cualidades como músico, cuando canta en las escenas de la iglesia.

Bernie Tiede ama su trabajo de funebrero en su pueblo natal y ello es retribuído por sus habitantes, quienes tienen palabras halagadoras hacia él a lo largo de la cinta. Pero la felicidad de Tiede es repentinamente interrumpida al relacionarse accidentalmente con la señora Nugent, quien ha perdido recientemente a su marido. El personaje de Black termina convirtiéndose casi en su sirviente, demostrando que su paciencia tiene límites.

Todos los films de Linklater tienen un mensaje marcado por los sueños de sus personajes, buscando la empatía del espectador. El mismísimo Black es quien se encarga de hacernos mirar con odio a esos padres conservadores de Escuela de Rock ¿Quién se atrevería a hacerse pasar por su propio amigo para dar clases de música a niños al ritmo de Led Zeppelin y AC/DC? En la mente de Linklater ese sueño se convierte en realidad. ¿O Ethan Hawke, hablándole a una extraña francesa en un tren en Viena, para pasar uno de los mejores días de su vida? En Antes del Amanecer, el director tejano nos hace soñar con ello. El objetivo de Bernie es agradar y ayudar, algo que se materializa en la complicada relación con la señora Marjorie Nugent.

Conocida es la faceta de Jack Black como músico, al punto de formar la banda Tenacious D, que si algún calificativo le cabe, es el que utilicé para abrir esta crítica: desopilante. Particularmente, al principio, cuando interpreta “Masters of the Sea”, notamos la clásica tonalidad en la que canta Black. Es imposible no estar esperando que tome una guitarra y comience a hacer alguna de sus locuras al mejor estilo de Escuela de Rock o Delirios de Fama-Tenacious D.

Algo a destacar es el enfoque de la película. El film está dividido en distintas partes que recrean la vida de Bernie Tiede y las entrevistas, que en algunos casos son testimonios de gente que realmente fueron vecinos de quien es retratado. Mediante algunos intertítulos, más el apoyo en las palabras de los conocidos, vamos construyendo el contexto en el que se desenvolvía el por todos amado Bernie. Y menciono el enfoque, porque a pesar de la opinión que vayamos formando del personaje, los testimonios son muy importantes, quizás refutando lo que pensemos sobre él a partir de la historia narrada. Por un momento, podemos creer que se puede llegar a tratar de un mockumentary, pero luego nos daremos cuenta de que estamos ante un docuficción.

Trailer: