Críticas
Cuando la poesía se convierte en lirismo
Kaili Blues
Lu bian ye can. Gan Bi. China, 2015.
Kaili Blues es la ópera prima del director de nacionalidad china, Gan Bi, que hasta la fecha había dirigido únicamente un cortometraje, llamado Diamond Sutra. Con Kaili Blues ha cosechado el Premio al Mejor Director Emergente (de la sección Cineastas del Presente) y una mención especial del Jurado. Se trata de un filme que es pura expresión sensorial. Lo mejor que se puede hacer para introducirse en él es dejarse arrastrar por el gran torrente de imágenes, las cuales desbordan lirismo y poesía en cada uno de sus fotogramas.
Estamos ante un tipo de cine, que como todo el que se proyecta en Locarno, está realizado con una libertad aplastante. Pese a su juventud, Gan Bi ofrece una narración en diferentes planos temporales, moviéndose a su antojo, fundiendo pasado, presente y futuro, sin que esta fragmentación afecte a la película. Se trata del particular no-lugar creado por su director, con esa fusión espacio-temporal que habita lugares indeterminados del imaginario de unos pocos privilegiados. Kaili Blues es desconcertante en algunas ocasiones, pero este hecho no impide seguir esos largos planos con gran asombro por la pericia técnica desplegada al desarrollarlos. Toda la historia ocurre en estos largos planos que cobran su sentido en función de la estructura con que Gan Bi dota a su película. Esto contribuye a que la trama se convierta en algo secundario y a incrementar nuestra fascinación por las imágenes que nos muestra Gan Bi. Nos encontramos en Kaili, la provincia de Guizhou, en China. Chen Sheng es médico y decide emprender un viaje en busca de un niño que abandonó su hermano, dando así cumplimiento al deseo de su madre ya fallecida. Su compañera de la clínica le pide que le traiga una fotografía antigua, una camisa y un casete. Chen se detendrá en una ciudad llamada Dangmai, donde el tiempo no es lineal.
Merece una mención y análisis especial el plano secuencia más largo de la película, de poco más de cuarenta minutos, el cual alberga toda una filosofía que va desde su planificación hasta su ejecución, un verdadero prodigio que se rodó en tan solo dos intentos, como el propio Gan Bi nos indica en la entrevista que le hemos realizado. A diferencia de Birdman, de Alejandro González Iñárritu, Gan Bi da un golpe sobre la mesa con Kaili Blues y demuestra que «no se trata de tecnología, sino de una filosofía de rodar películas«, como él mismo indica. El director chino da forma a un plano secuencia sorprendente, a través del que seguimos durante largos trayectos de una carretera a motos y camionetas, vemos gente que entra y sale de sus viviendas, cruzamos un río en barco y oímos dos versiones diferentes de una misma canción.
Kaili Blues y Gan Bi han supuesto uno de los auténticos descubrimientos de la última edición del Festival de Cine de Locarno. Una película que hechiza y cautiva por su extraordinaria belleza, paisajes exóticos y estilo hipnótico y, lo mejor, es que ha sido justamente reconocida. Poesía en estado puro. Puro lirismo.
Nota: El tráiler puede verse en la página oficial del Festival de Cine de Locarno, cliqueando aquí.
Ficha técnica:
Kaili Blues (Lu bian ye can), China, 2015.Dirección: Gan Bi
Guion: Gan Bi
Producción: Heaven Pictures (Beijing) The Movies Co.
Fotografía: Wang Tianxing
Música: Lim Giong
Reparto: Chen Yongzhong, Guo Yue, Liu Linyan, Luo Feiyang, Xie Lixun, Yang Zhuohua, Yu Shixue, Zhao Daqing
Tuve la oportunidad de ver esta película en Valdivia y sólo puede decir cosas buenas de ella. Maravillosa y cautivante, quedo atento a los siguientes pasos de este director.
Creo que esta película es una revolución en el cine. En forma y fondo. Extraordinaria.
Esta película es malísima. No tiene ningún argumento. El director esta más interesado en coreografiar sus movimientos de cámara que en contar algo. Sí, hay planos bonitos, texturas, pero poco más. Apenas hecha para gente que no valora su tiempo.