Críticas
Tesis sobre el miedo
Regresión
Regression. Alejandro Amenábar. España, Canadá, 2015.
En 1990, en los Estados Unidos se había asimilado ya toda una fiebre popular de sucesos continuados y difundidos por televisión durante los 80, con multitud de testimonios que juraban haber vivido directa o indirectamente ritos satánicos. Lejos de obviarse, se instaló en el imaginario de ciertos sectores de la población.
El conocido “pánico satánico” de aquellos tiempos es el marco en el que el audaz detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) tendrá que indagar el caso de la joven Angela (Emma Watson), la cual acusa a su padre, John Gray (David Dencik), de cometer un crimen inconfesable. John, de forma atropellada, admite su culpa, pero no recuerda con claridad. Así que el reconocido psicólogo Dr. Raines (David Thewlis) se incorpora al caso para ayudar a John a revivir sus recuerdos reprimidos. Lo que descubren desenmascara una siniestra conspiración.
Un pequeño pueblo de Minnesota, auténtico sumidero de costumbrismo atávico, le sirve a Alejandro Amenábar para confeccionar su sexto largometraje. Un nuevo hijo de Seven (David Fincher, 1995) en su envoltorio deprimente, con aroma asfixiante a lo True detective (Nic Pizzolato, 2014) y La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014), aunque más cerca de la serie de Pizzolatto. Ingredientes que marcan la atmósfera que sazona a la película, junto a ese halo goyesco, tan misterioso y sórdido, de su época más oscura.
Regresión es un thriller de suspense que coquetea con el cine de terror, muy sobrio, al estilo de los clásicos setenteros. Se mira además en las películas detectivescas de la misma época, con la misma caña de pescar que parecía manejar Hitchcock para mantener al público en vilo, con un río argumental repleto de mcguffin. La obsesión del detective Bruce por resolver el caso va in crescendo a la vez que su angustia y sugestión a medida que el collage de testimonios le aturden, del mismo modo que al espectador.
Las temáticas que se tocan recorren parámetros sensibles sobre el abuso, la vergüenza, la inoperancia, la imperfección de la mente y la maldad en todas sus gradaciones y apariencias. Pero en realidad, tal y como el propio director anuncia, son los hilos que mueve el miedo sobre las personas la auténtica estructura isotópica, es decir, el discurso revelador que emerge de los límites del género. En tal caso, el resultado no puede ser más certero. La insistencia de Amenábar de tildar su último trabajo de ensayo sobre el miedo, posiciona a la película en un estadio diferencial respecto al típico thriller de terror psicológico. Toda una oda a la histeria colectiva y sus efectos.
Caso aparte merece el estudio sobre las certezas de los recuerdos y reminiscencias que almacena la mente. El Dr. Raines es el encargado de intentar “reordenar” los perdidos recuerdos del padre de Ángela y demás implicados a través del método de la regresión. Raines es el personaje que cierra el triángulo principal de la composición de Amenábar, junto a un eficiente Ethan Hawke y una sorprendente Emma Watson en los otros vértices.
Volviendo transversalmente a la temática “oficial” que el propio Amenábar subraya, no puedo dejar de poner el acento en la crítica continuada de Ágora (2009) al germen de las religiones, que continúa aquí, aunque algo más velada. Porque si la histeria colectiva coloca la semilla del miedo, la fe servirá como antídoto. Para Amenábar, el fervor religioso no tiene dos caras. Tan sólo aquella que bajo el manto del estruendo emocional tiene la capacidad de disfrazarse de promesa. Se trata de una nueva oportunidad de cuestionar, desde la agotada razón del detective Bruce, la ya milenaria cultura del miedo, y la certeza de que cualquier forma de fe lo condiciona todo. La habilidad del director para sobresalir esa idea sin explicitarlo es sensacional.
Lo interesante es que más allá de creer o no creer en algo, de lo que nunca hay que bajar la guardia es de las personas que creen, ya que de la tensión que ejercen los personajes en relación a su tipología y afinidades surge el caos dramático. El personaje invisible que emerge de esa fuerza que emponzoña la investigación, como decíamos, es la histeria.
La histeria colectiva es un componente psicológico inherente al ser humano como animal social. Un diseño ancestral que condiciona nuestras decisiones. De eso va la película. Evidentemente, desde el otro lado, la esfera de crítica y opinión no es ajena a tal condicionante, y con más alevosía en la era digital. Se tiende a mimetizar, como una plaga, la misma coletilla una y otra vez. No entiendo a los que ven a Regresión como la película con menos seña de identidad del director hispano-chileno, cuando precisamente en esta película (junto a Los otros) están, ni más ni menos, todos los parámetros que se adivinaban en sus primeros trabajos; sus obsesiones, su ritmo sin concesiones a la pausa ineficiente, toda su teórica sobre cómo tiene que relacionarse una película con el público. Es cierto que Mar adentro (2004) consagró a un director con un talento desbordante en otro género cinematográfico, colocándole en un estatus de elegidos. Así que es probable que el entusiasmo de aquel triunfo pueda cegar la expectativa, pero ésta, es su marca personal, la cristalización más pulida de sus intenciones como cineasta.
Amenábar es un director que se posiciona por pura vocación en las antípodas de la opacidad característica del cine de autor. En su estilo desaparecen los aranceles de pertenencia a uno u otro prototipo. Su cine, se acomoda mejor en las claves de Spielberg o J.J. Abrams. En los directores cuya comunión con el espectador no elimina una firma única e inconfundible.
Regresión es entretenida en el mejor de los sentidos. Engancha desde el minuto uno, con un ritmo trepidante marca de la casa. Es posible que afloje en el peor momento, cierto, pero bien mirado, el giro y sobregiro machacón ya está demasiado digerido por el público, hasta el punto del empacho. El conjunto se entona con un equilibrio digno de la contención clásica de William Friedkin y Polanski. Un suspense sin efectismos ni funambulismos. Amenábar se postula definitivamente como el mejor sucesor de los maestros del género.
Trailer:
Ficha técnica:
Regresión (Regression), España, Canadá, 2015.Dirección: Alejandro Amenábar
Guion: Alejandro Amenábar
Producción: Coproducción España-Canadá; MOD / Himenóptero / First Generation Films / Telecinco Cinema
Fotografía: Daniel Aranyó
Música: Roque Baños
Reparto: Ethan Hawke, Emma Watson, Aaron Ashmore, Devon Bostick, David Thewlis, Dale Dickey, Aaron Abrams, Adam Butcher, David Dencik, Kristian Bruun
Crítica llena de exploraciones provocativas sobre el miedo y la mente
Hola Mario.
Coincido contigo que es la esencia de Amenábar. La mayoría de sus película, creo recordar 5 de 6, van sobre las mismas obsesiones.