Series de TV
Narcos
Conocida es la historia del narcotraficante colombiano más famoso de la historia, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Aquel que burló a las autoridades colombianas, quien se cobró la vida de numerosos funcionarios, policías y civiles colombianos en el afán de conservar el poder que ostentaba al ser el criminal más temido hasta principios de los años noventa.
La serie retrata el ascenso de César Gaviria (Raúl Méndez) como presidente y sus idas y venidas con los agentes de la DEA en cuanto a las decisiones a tomar en pos de vencer al capo narco oriundo de Antioquía. En una nueva recreación de la vida y obra de este peligroso delincuente, acudiremos a ver los hechos desde el punto de vista de un agente de la DEA (Drug Enforcement Agency, Administración para el control de Drogas en español) que pondrá todas sus fuerzas y recursos para lograr atraparlo. Steve Murphy (Boyd Holbrook), el agente en cuestión, estará acompañado por Javier Peña (interpretado por el chileno Pedro Pascal) y por Horacio Carrillo (Maurice Compte) en la búsqueda de atrapar al peligroso Pablo Escobar (interpretado sobresalientemente por Wagner Moura).
Las situaciones representadas no hacen más que recordar a la puesta en escena y dirección de actores de Breaking Bad. Narcos puede ser tomada como la reemplazante de la creación de Vince Gilligan, luego de que las andanzas de Walter White y Jesse Pinkman tuvieran su final durante el segundo semestre de 2013. Y no sólo son las cuestiones técnicas las que hacen recordar a la serie de Gilligan. Es que si tomamos la representación de los personajes y sus roles dentro de los dos programas de TV, podremos por ejemplo, establecer un paralelismo entre el papel de Steve Murphy y el de Hank Schrader en Breaking Bad, ya que los dos son policías que siempre llegan tarde o algún inconveniente se les presenta cuando están a punto de arrestar a quien persiguen. Y en el caso de Pablo Escobar, se puede observar la inteligencia y temple para eludir a la ley que se veía en Walter White. Citaré estos ejemplos, pero sinceramente hay muchos más que emparentan a ambas producciones de Netflix.
La actuación de Wagner Moura es intachable. La oscuridad con que interpreta a Escobar es sin dudas, lo mejor de Narcos e indudablemente estremece en cada aparición que hace en pantalla. Y si escribo estas palabras de elogio hacia el actor brasileño, es porque hay una cuestión de la que Moura no puede escapar, y es su acento. Es evidente que el trabajo de adaptación en esta cuestión ha dado buenos resultados, pero luego de los primeros episodios de la temporada se siente un trabajo menos exhaustivo sobre este aspecto, resultando en que muchas veces parece no sólo no estar hablando con acento colombiano, sino que inclusive su voz tiene ciertas trazas de pronunciación del portugués brasileño. Esta característica quizás escape al objetivo de distribución mayoritario de la serie, que es EEUU, donde quizás este aspecto no sea notado.
Narcos apoya constantemente lo representado en material de archivo de la época. Este aspecto resulta particularmente interesante desde el punto de vista de que, si bien los hechos ocurridos están ficcionalizados y dramatizados, sorprende y de gran manera (casi dejándonos boquiabiertos) ver por ejemplo, que Escobar fue realmente elegido por el pueblo para formar parte de la cámara de representantes de Colombia por el departamento de Antioquía. Ese soporte de la historia que se presenta puede convierte a la serie en un documental ficcionado que aumenta aún más la tensión que generan las escenas donde se observa la crueldad y frialdad con que actuaba Escobar.
Como antes hiciera mención, las similitudes entre Narcos y Breaking Bad son enormes. Y así como la serie de Gilligan trataba sobre buenos que se vuelven malos que luchan contra malos que se vuelven buenos, y que jugaba constantemente con esa dicotomía sobre lo que está bien y lo que está mal, Narcos muestra a Colombia como tierra de nadie. Y ello se puede percibir en el mensaje que nos entrega la serie: Estados Unidos, una vez más, se erige como el principal agente del bienestar y aunque solo sea en beneficio propio, buscará hacernos creer que su voluntad es la de ordenar una Colombia diezmada por el caos y la marginalidad. Habrá que esperar al año que viene para ver cómo nos sorprende la segunda temporada.