Críticas
El Angel Azul, primer gran éxito del cine sonoro alemán.
El Ángel Azul
Der blaue Engel. Josef von Stenberg. Alemania, 1930.
Fue, la década del 30, una etapa decisiva en la historia del cine por la consolidación del sonido. La ruptura con el establecido lenguaje del cine mudo, que había aprovechado sus posibilidades al máximo, constituye una revolución artística y económica. Varios son los factores que propician la aparición del sonido en el cine, cosa que no era tan novedosa, si pensamos que Edison y Pathé habían hecho numerosas pruebas de sincronización de sonidos, a través de rodillos gramofónicos, quedando en simple experimentación. Para 1907, el problema de la amplificación para grandes salas lo había resuelto el ingeniero americano Lee de Forest con la invención de la válvula amplificadora tríodo y los inventores Jo Engel, Hans Vogt y Joseph Massole ya habían patentado en 1918 el sistema TriErgon que grababa el sonido directo en el celuloide. No era un problema técnico lo que detenía el avance del sonido, era un tema acomodaticio y de infraestructura. Es por ello que se necesita el impulso desesperado de una gran compañía como la Warner Bros, casi en quiebra, para desarrollar algo que fuera novedoso. El primer filme part talkie de la Warner Bros. fue Don Juan (Don Juan, 1926) de Alan Crosland, luego Orgullo de raza (Old San Francisco, 1927) también de Crosland y finalmente el que ha quedado registrado en la historia del cine como el primer filme del cine sonoro El cantante de jazz (The Jazz Singer, 1927) del mismo director.
El cantante de jazz fue un éxito rotundo y llamó la atención de los hombres de negocio que vieron un destacable filón económico. El cine sonoro nace entonces atado de pies y manos en Estados Unidos por la Banca Morgan que ejercía dominio absoluto en el terreno de la fabricación de aparatos de la patente Vitaphone y del Chase National Bank que a través de un estrenado trust cinematográfico denominado Radio Keith Orfeum Corporation o RKO detentaba los derechos de la patente de Photophone. En Alemania el monopolio del sistema TriErgon lo acaparó la Tonbild Syndicat A.G. «Tobis» y de los aparatos de reproducción de sonido la Klangfilm Gmbh. Es debido a esta nueva guerra de patentes y al control por parte de agentes ajenos al medio creativo que el nuevo cine sonoro americano cae en un retroceso hacia el protohistórico teatro filmado, ignorando los grandes descubrimientos del lenguaje fílmico hecho por el cine mudo. Se vuelve al estatismo de la cámara que ahora se debía a los interminables números musicales y diálogos teatralizantes que se dejaban escuchar. Por esta razón, es que creadores como Charles Chaplin renegaban del sonido que había acabado con el arte de la pantomima y afirmaba solemnemente que nunca haría un filme sonoro, y si lo hacía interpretaría el papel de un sordomudo. Alemania por su parte, también sufrió los embates de la esclavitud de las canciones y los diálogos, sin embargo, escuela europea al fin, estaba un poco más abierta a las posibilidades creativas e innovaciones que daba el sonido.
Es el deseo de rodar una gran producción sonora –su segunda, ya que la primera fue el cortometraje El mundo contra ella (The Case of Lena Smith, 1929)- lo que lleva a Josef von Sternberg a buscar apoyo de la UFA para el rodaje de El Ángel Azul (Der Blaue Engel, 1930). Habiendo tenido grandes contratiempos por el control creativo de su obra en Estados Unidos, este director de origen austríaco, criado entre Viena y Nueva York, busca en Alemania nuevas posibilidades de producción y creación. Tiene como ventaja esta especie de renacimiento del cine alemán que significa el control de unas de las patentes del cine sonoro y que representó el regreso de muchos artistas exiliados durante la Primera Guerra Mundial, en busca de nuevas oportunidades. Es bajo estas nuevas condicionantes que Sternberg, comienza esta nueva aventura.
El Ángel Azul es un filme excepcional por varias razones. Basado en una novela de Heinrich Mann -hermano de Thomas Mann- narra la historia del profesor Inmanuel Rath, interpretado por Emil Jannings -quien había comenzado una fructífera colaboración con el director en 1928 con el filme La última orden (The Last Command, 1928). Rath es un profesor metódico y rígido que trata a sus alumnos con una disciplina tiránica y acude a El Angel Azul a reprender a sus estudiantes que están alborotados con la actuaciones de Lola Lola (Marlene Dietrich). Atrapado por los encantos de Lola Lola, el profesor sucumbe en las redes de esta vamp destructiva, cayendo en una espiral de degradación. Heinrich Mann, conocido por su gusto en revelar la decadencia moral de las clases burguesas alemanas –las cuales proporcionaron al nazismo parte militante-, encuentra en Sternberg un adaptador excelente a su texto. Su gusto despiadado en mostrar los límites de la humillación humana y la espontánea indiferencia de Lola, son tratados con el acostumbrado refinamiento y barroquismo estético del director influenciado por el Kammerspielfielm. Sus interiores abigarrados e intimistas, que apelan a un drama humano de carácter realista, tienden a difuminar los lindes de la realidad por lo claustrofóbico y aberrado del sistema de relaciones que se establece en ellos. Esto, y el recurrir a la mitología clásica de lo que posteriormente derivaría en la femme fatale hacen del filme, como dijera Roman Gubern, una obra maestra del realismo fantástico de Josef von Sternberg.
El profesor Inmanuel Rath es un despliegue magistral del grandísimo Emil Jannings. Rígido en una disciplina que permea cada espacio de su vida, Rath –llamado por sus alumnos Unrath (basura)- es un ser profundamente perdido. Sus morisquetas e inexperiencia ante los eróticos gorgojeos de Lola, lo delatan como un enorme y patético niño. Por otro lado, María Magdalena Dietrich, no imaginaba que esta colaboración inicial con el director austríaco la convertiría en un mito del cine universal y la llevaría automáticamente contratada por la Paramount, a tierras americanas con la misión de filmar Marruecos (Morocco, 1930), acompañada de Gary Cooper. Dietrich ya era un personaje conocido en el mundo del teatro y el cine alemán, sin embargo, no se le confiaban grandes proyectos. Su voz ronca y su presencia ajena y desenfada no le daban cabida en una gran producción alemana, sin embargo era justo lo que Sternberg necesitaba para su Lola Lola. Una seductora innata, un vamp sin elucubraciones, que como dice en su canción cuando mira a los ojos a un hombre, ya se enamora, nunca quiso –quiere- pero ¿qué puede hacer una chica? No puede evitarlo. Y definitivamente no puede evitarlo, es su naturaleza salvaje que choca en un tono darwiniano, estableciéndose la supervivencia del más apto en el plano emocional.
El Ángel Azul, fue la primera película importante del cine sonoro alemán. Constituyó un éxito de taquilla y fue una aportación excepcional al naciente lenguaje del cine sonoro que comenzaba a perfilar sus fundamentos gramaticales. Hay uso expresivo del sonido con la voz áspera de Marlene, el turbador y premonitorio quiquiriquí que entona Rath en su noche de bodas, perfilando la tragedia que se avecina, y los cambios de volumen al cerrar y abrir puertas, elemento notorio en este filme, que luego se echará de menos en producciones americanas como Shanghai Express (1932) de la Paramount donde gran parte de la acción pasa en un tren entre puertas y compartimentos y, sin embargo, el sonido permanece plano. Aunque el filme no presenta una gran novedad temática, pues ya para esas fechas el tema de la vamp devoradora de hombres se había explotado generosamente, la novedoso fue el tratamiento que Sternberg le dio al filme. Gustoso de profundizar en la llaga de la humillación física y moral mientras observa -con una lujuriosa cámara baja situada en el nivel moral y social de la protagonista- como las sensuales medias de seda de Lola Lola destruyen la rígida moral prusiana, aunque siempre guardando un tono moralizante que impondrá el castigo final para aquellos pecadores carnales.
Trailer:
Ficha técnica:
El Ángel Azul (Der blaue Engel), Alemania, 1930.Dirección: Josef von Stenberg
Guion: Karl Zuckmayer, Karl Vollmuller, Robert Liebmann (Novela: Heinrich Mann)
Producción: UFA
Fotografía: Günter Rittau & Hans Schneeberger (B&W)
Música: Frederick Hollander, Robert Liebmann, Richard Rillo
Reparto: Marlene Dietrich, Emil Jannings, Kurt Gerron, Rosa Valetti, Hans Albers, Eduard von Winterstein
Excelente artículo, aperitivo para el hambre de películas mudas que, pienso, irá en aumento. Comparto la opinión sobre el uso del sonido en el film de Stenberg: creo que el «quiquiriquí» de Jannings es uno de los «momentos estelares» en la historia del cine.
Justamente estoy redactando un artículo crítico sobre esta película y quería pedirte si me puedes decir que bibliorafía has utilizado. Muchas gracias