Críticas
La siniestra belleza
The Neon Demon
Nicolas Winding Refn. EUA, 2016.
Volvió a ocurrir. Cuando todo fundió a negro y el tema de Sia comenzó a sonar tras los últimos fotogramas del primer pase de The Neon Demon, los ánimos de algunos espectadores les llevaron a lanzar improperios dedicados a su director, Nicolas Winding Renf. Solo tres años antes, en la misma sala del Festival de Cannes ocurría algo parecido tras el pase de su thriller, Only God Forgives (2013). El realizador danés, que en esta ocasión utiliza el acrónimo NWR para referirse a sí mismo, no ha dejado indiferente a nadie y sigue despertando controversia. Al igual que ocurre con otros directores (como, por ejemplo, Paolo Sorrentino) que realizan un cine basado en un uso superlativo de la estética como experiencia casi sensorial, que impera, en ocasiones, por encima de la narración, con cada nuevo trabajo les llueven las críticas negativas, por una parte de la prensa cinematográfica, que aduce que tras ese portento visual solo existe un gran vacío.
¿Cómo reflexiona un esteta como Refn sobre la superficialidad que se desprende de la persecución de la belleza?
The Neon Demon tiene lugar en la ciudad de Los Ángeles, como paraíso de oportunidades dentro del negocio de la moda, al que Winding Refn mira desde un prisma oscuro y pesimista. Jesse (Elle Fanning), una joven huérfana de 16 años, llega a la ciudad en busca de una oportunidad para ser modelo. Ella sabe que cuenta con dos grandes aliadas: su juventud y su belleza. Tras unos primeros encuentros con representantes y luego asistir a algún casting, comprueba que su físico tiene más potencial y despierta mucho más interés del que esperaba. En uno de sus primeros trabajos para un importante fotógrafo, conoce a la maquilladora Ruby (Jena Malone). Ella adoptará un rol casi maternal con la joven, al ocuparse de guiarla en ese inhóspito ambiente. Jesse, pronto, se desprenderá de su inocencia y transitará de manera forzada hacia la alienación más radical, al mismo que tiempo que destruye su idea preconcebida, idealista y superficial sobre el cosmos de la moda, como un paraíso que ofrece posibilidades fáciles para gente guapa. La realidad se mostrará como un descenso al mismo infierno, donde existe una lucha encarnizada de hienas que se alimentan del ego, la envidia y la vanidad. Jesse se adentrará por este oscuro camino, al final del cual no habrá marcha atrás. Un trayecto que está inmerso en una atmósfera recubierta por un halo esotérico, en la que los personajes, sumidos en una fantasía que se creen, permanecen sometidos a un embrujo que les niebla la razón y son guiados por impulsos de los cuales no solo no son conscientes, sino que no tienen la opción de controlar. En este sentido, la mirada de Refn sobre el mundo de la moda se aleja de toda ortodoxia y lo dibuja como un ámbito casi sectario, en el que sus miembros idolatran a un único dios: la belleza.
The Neon Demon está inscrita por completo dentro del género fantástico más próximo al horror, y lo hace rompiendo con la idea clásica que concibe la belleza acompañada siempre del bien y la bondad. Aquí, la belleza va de la mano de las pasiones humanas más bajas. La combinación explosiva del sexo y la violencia está muy presente en la cinta. Su tendencia a lo morboso, junto a una marcada hiper-estilización de la violencia, recuerda a las señas de identidad de los mejores giallos, más concretamente, de El destripador de Nueva York (Lucio Fulci, 1982) o Suspiria (Dario Argento, 1977). Si en la cinta de Argento existía una vampirización, ligada al rito del sacrificio, orquestada por una organización oculta que se servía de jóvenes inocentes, aquí la vampirización también gira en torno a la pérdida de la inocencia virginal, tanto sexual como experiencial, pero sobre todo, de la belleza como emblema contemporáneo, garante del éxito. La belleza convertida en necesidad dentro de una sociedad sustentada por completo en superficies y apariencias. Ese territorio plastificado y artificial, que expone una realidad, posee luces de neón que dan paso a abstracciones visuales como piezas hipnóticas enmarcadas entre paredes que reverberan los sintetizadores de Cliff Martínez. Un lugar donde salen a la luz, sin disimulo, los instintos más insanos, donde el canibalismo y la necrofilia son sus síntomas más profanos. Refn maneja de manera muy inteligente todos estos recursos relativos al horror más visceral.
The Neon Demon nos narra una historia de mujeres, en la que el rol masculino, que había sido auténtico protagonista en sus anteriores films, pasa a un plano secundario, pero no por eso supeditado al papel femenino. Los personajes masculinos que están relacionados con el mundo de la moda son altos cargos que determinan en última instancia y con tufo misógino, qué modelos son aptas, o no, para alcanzar el éxito. De esta manera, la mujer adquiere un rol dual. Por un lado, es víctima de un sistema agresivo y competitivo, pero por otro, es presentada como un ser maquiavélico y depredador, capaz de hacer cualquier tropelía por conseguir lo que desea. Sin embargo, su éxito siempre estará en las manos de los hombres que manejan el negocio.
Refn es como un encantador de serpientes que ha caído preso de su propia persuasión, basada por entero en la sublimación estética. Por momentos, pierde el foco sobre el que el film está construido hasta un extremo en que este entra en contradicción consigo mismo. La cámara es un escáner, al que no le pasa inadvertido ni un solo ángulo desde el que retratar a su protagonista y cae rendida por completo ante la fascinación que le suscita y que pretende contagiar, como si su maquinaria solo estuviese diseñada para captar la perfección de las formas. Refn ha subestimado el poder que ejerce la belleza. Ha descontrolado lo que sus imágenes representan, algo que distorsiona la valía de su discurso sobre lo superfluo.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Neon Demon , EUA, 2016.Dirección: Nicolas Winding Refn
Guion: Nicolas Winding Refn, Mary Laws, Polly Stenham
Producción: Coproducción USA-Francia-Dinamarca
Fotografía: Natasha Braier
Música: Cliff Martinez
Reparto: Elle Fanning, Keanu Reeves, Christina Hendricks, Jena Malone, Bella Heathcote, Abbey Lee, Desmond Harrington, Charles Baker, Jamie Clayton, Cody Renee Cameron, Lucas Di Medio, Karl Glusman, Chris Muto, Collin Lee Ellis
Muy Buen Análisis, es Cierto que hay un placer culpable en la estética de esta Cinta.
Me parece alucinante el poder hipnótico que tienen algunas escenas, realmente alienante a ratos, te hace cómplice de la fascinación, y en cierto modo me parece que a ratos que acerca al mal en su forma de presentarlo. Pero muy recomendable.