Críticas
El castigo de convivencia
Después de nosotros
L’économie du couple (After Love). Joachim Lafosse. Francia/Bélgica, 2016.
El director belga Joachim Lafosse ha participado este año en el Festival de San Sebastián, en la Sección Perlas, con esta coproducción entre Francia y Bélgica, tras haber obtenido el año pasado la Concha de Plata al Mejor Director en el referido certamen en su Sección Oficial, por el filme Los caballeros blancos (Les chevaliers blancs, 2015), en donde narra los acontecimientos que tuvieron lugar en el año 2007, cuando una organización humanitaria francesa pretendió reclutar niños ilegalmente, en un país africano, para trasladarlos a la nación gala para su adopción por familias francesas. En esta ocasión, con Después de nosotros, Lafosse da un giro hacia el pasado y retorna al tono y a las preocupaciones de anteriores obras, como Propiedad privada (Nue propriété, 2006) o Perder la razón (À perdre la raison, 2012).
En este largometraje, se pretende reflexionar sobre lo que ocurre en una pareja cuando el amor se acaba y debe continuar la convivencia. Marie y Boris, los protagonistas, tras compartir quince años de su vida en los que han tenido en común dos hijas gemelas, todavía en edad infantil, quieren separarse, pero deben seguir compartiendo el mismo techo ante sus circunstancias económicas, por la carencia de una segunda vivienda y la falta de acuerdo en el reparto de los bienes existentes, que, por el momento, lo impide. No resulta difícil imaginar el ambiente turbio, depresivo, cargante, casi insoportable que la situación puede generar, no ya únicamente entre la pareja, sino también el trastorno que puede causar en las crías, que no son ciegas, sordas ni mudas, y además son conocedoras de la anomalía de la situación. Y por mucha norma, reglas, distribuciones y horarios estrictos para intentar que las coincidencias de encuentro en el hogar familiar sean las imprescindibles, el ambiente que lógicamente se origina, y que recrea el director atinadamente, es irrespirable, amorfo y claustrofóbico.
Ya que hemos hablado del reparto de tareas domésticas para reducir al máximo los encuentros entre la mujer y el hombre, entre Marie y Boris, aprovechamos la ocasión para destacar que nos sigue llamando poderosa y lamentablemente la atención, que su reparto, el de las labores del hogar, siga siendo lejano a lo igualitario, y claro, de la limpieza, del lavado de la ropa o de la cocina se ocupa con preferencia la fémina, que además, para mayor perplejidad o asqueamiento, es precisamente la que en este caso tiene un trabajo que le suele ocupar mayor espacio, en cuanto a continuo y regular. Recordemos que estamos hablando de un largometraje franco-belga del año 2016, de la que se hace llamar Europa más civilizada e igualitaria, y nunca terminaremos de sorprendernos lo que parece que hemos retrocedido en cuestión de igualdad de sexos en las últimas décadas. Que tristeza nos embarga, y que lejanons queda ya esos aires frescos y de inicios de independencia femenina que llegaron allá por mediados del siglo veinte, con obras y ejemplos como la de la filósofa Simone de Beauvoir, y su Segundo sexo. Muchos kilómetros se han recorrido para que la mujer sea la que, mira la casualidad, siga poniendo la lavadora, y en cuanto al tema de la comida, bueno, como el asunto de la gastronomía ha conseguido su espacio mediático, televisivo y popular entre masas diversas y más o menos aborregadas, parece que toma un camino diferente, liberando en ocasiones a la hembra de sus perennes obligaciones.
En fin, Joachim Lafosse consigue ese ambiente opresivo al que nos hemos referido, no abandonando interiores, en especial la casa de la discordia, y como único respiro utiliza el pequeño jardín que la rodea. La fotografía pasa de la luminosidad al oscurantismo, acercándose más al sentimiento general. No salimos de interiores, y la cámara se mueve de estancia en estancia, siguiendo a un personaje hasta recoger a otro, con el objetivo, cumplido por cierto, de mostrar el agobio de la coyuntura y el trance en la paralización de la existencia. Y hablamos de paralización por las escasas ideas que tienden a desbloquear la situación, por la falta de iniciativa para recurrir a tiempo a profesionales dedicados a situaciones similares, ya sea desde el punto de vista sentimental, económico o jurídico. En este aspecto, mejor no recomendar la película a los políticos españoles encargados desde hace meses de formar el nuevo gobierno del país.
Hemos hablado de interiores, y todo el filme se desarrolla en la casa familiar y su jardín, excepto un episodio lamentable que se aprovecha para soltar toda la ira que se ha acumulado, y la escena final, muy jurídica, todo ello también en interiores, excepto una rápida escena que pretende mostrar el cambio y paso de tiempo y circunstancias. Porque Lafosse consigue que el clima se haga insostenible, apoyándose en la ausencia de banda sonora, que únicamente aparece en forma de concierto pianístico de Bach en títulos de crédito y en una escena concreta sumida en silencio y quietud, además de una fresca y ligera canción que suena diegéticamente, intentando mostrar alegría donde no la hay.
Del conjunto, destacamos una escena que nos ha parecido memorable. Nos referimos a aquella cena que se desarrolla en el hogar familiar, y el varón, Boris, aparece sin estar invitado ni esperado, y termina comportándose de una forma auténticamente grotesca. Porque no terminaríamos de tomar partido sobre el asunto, pero asoma cierta intención del director, al detenernos en la globalidad de la obra, de mostrar que la persona que mayormente está bloqueando la salida al esperpento es el “marido” (aunque el asunto es irrelevante en la historia, parece que el término no es el acertado al tratarse de una pareja de hecho). Cualquier relación suele iniciarse con propósito de continuidad, y las sorpresas físicas y jurídicas que llegan cuando la convivencia termina descoloca y obceca a cualquiera que no esté preparado por conocimiento en su formación académica o experiencia profesional, especialmente porque se tiende a creer que siempre damos mucho más de lo que parece que legalmente nos toca percibir.
Mi casa, la tuya, mis amigos, los tuyos, nuestros hijos… Las separaciones son dolorosas, mucho, pero si encima han de resolverse en odiada y obligada convivencia, pueden alcanzar niveles irrespirables e, incluso, desembocar en verdaderas tragedias.
Tráiler:
Ficha técnica:
Después de nosotros (L’économie du couple (After Love)), Francia/Bélgica, 2016.Dirección: Joachim Lafosse
Guion: Fanny Burdino, Joachim Lafosse, Mazarine Pingeot, Thomas van Zuylen
Producción: Coproducción Bélgica-Francia; Les Films du Worso / Versus Production
Fotografía: Jean-François Hensgens
Reparto: Bérénice Bejo, Marthe Keller, Catherine Salée, Cédric Kahn, Tibo Vandenborre, Philippe Jeusette, Annick Johnson, Jade Soentjens, Pascal Rogard, Margaux Soentjens, Ariane Rousseau, Francesco Italiano
la pelicula bellisima el reparo el guuion y la musica como se llama el tema que bailan los cuatro