Críticas
Nuestro amistoso vecino
Spider-Man: Homecoming
Jon Watts. EUA, 2017.
Spidey vuelve a casa, lectores. Tras años en las manos de Sony, y con muchos palos de ciego con el personaje de protagonista, el emblema de Marvel retorna al hogar, pacto mediante entre gigantes del audiovisual. Tuvimos un estupendo aperitivo con su aparición en la tercera entrega de las aventuras del Capitán América, y ahora se convierte en protagonista de su propio espectáculo al inconfundible estilo Marvel. Como en todas las propuestas de la Casa de las Ideas, Spider-Man: Homecoming tiene una buena cantidad de luces brillantes, pero no se libra de las sombras. Veamos la cantidad de lo uno y de lo otro que trae bajo el brazo el reinicio de las aventuras de Peter Parker.
En el universo cinematográfico de Marvel están, desde hace ya años, construyendo una historia conectada a base de episodios relacionados de alguna forma, que da sentido a un todo cohesionado. Esta idea subyacente a todas las películas de la productora implica no pocas renuncias. Entre las más evidentes, el sentido de autoría, armada de directores más que capaces detrás de la cámara, pero esclavos de esa unicidad que la esencia episódica de la propuesta conlleva. Los únicos que han tenido algo de mano en la concepción general de la enorme saga que se está construyendo son Joss Whedon y sus sustitutos como estandartes del universo Marvel, los hermanos Russo, que revolucionaron las reglas internas del invento con su trepidante Capitán América: Soldado de invierno (Hermanos Russo, 2014). Jon Watts, director de Spider-Man: Homecoming, aporta alegría y dinamismo con su trabajo, pero al mismo tiempo se le ve demasiado esclavo de las exigencias de un estudio que ha encontrado la fórmula perfecta, y no parece amiga de la experimentación.
Como vimos en Civil War (Hermanos Russo, 2016), el joven Peter Parker se convierte en pupilo de uno de los estandartes de Los Vengadores, el millonario, filántropo y superhéroe tecnológico Tony Stark. En este reinicio de la franquicia arácnida, encontramos a Peter en plena resaca emocional de aquel encontronazo entre titanes que enfrentó a la comunidad de enmascarados. Volver al poco emocionante día a día en su barrio e instituto tras el subidón de compartir mamporros con el Capitán América no parece suficiente para el joven Parker, que se ve con capacidad para estar en primera división con sus ídolos.
En esa tesitura, este nuevo rostro para un icono como Spiderman emprende el consabido camino de aprendizaje, con valiosas lecciones sobre el poder y la responsabilidad, que han servido de sustento a las historias de Spiderman desde que, hace ya muchos años, Stan Lee y Steve Ditko lo sacasen de su genial chistera. Parece que Marvel ha decidido dar una vuelta de tuerca al mítico superhéroe, seña de identidad de Marvel, y no son pocas las novedades respecto a anteriores interpretaciones del Trepamuros en la pantalla.
Para empezar, los personajes han sufrido una fuerte actualización en su aspecto exterior. Algunos conceptos extraídos del cómic resultaban bastante increíbles a estas alturas. La idea de recoger nuevos adeptos a la franquicia, gracias a la magia del cine, toma forma en cuanto a como personajes ya legendarios se presentan al público. Peter es un adolescente en toda regla, no un señor más cerca de la treintena que otra cosa jugando a ser un jovenzuelo de instituto. Él y sus compañeros son lo que se espera de una pandilla de instituto. Este Peter Parker es, de lejos, el más entrañable construido para la gran pantalla. Transmite la idiosincrasia de esa edad en la que ya no se es un niño, pero la infancia aún coletea. Las piezas de Lego se mezclan con las miradas de reojo a las chicas, aderezado por los problemas de un superhéroe en ciernes.
En ese sentido, Spider-Man: Homecoming tiene su gran baza. Funciona mejor como comedia adolescente, presentada con la alegría que pide el perfecto tono de la película. Es en esos instantes donde la cinta se muestra más fuerte, cercana y libre, gracias a unos personajes que se hacen un hueco en el corazón del espectador. La relación de Peter con sus compañeros quizá peca de ser excesivamente blanca, pero la identidad de aquel pringado de instituto buscando su sitio en un mundo que se le escapaba está ahí, en cada escena.
Sí que es cierto que este Spiderman es producto de su época, y la tecnología sirve de apoyo a sus poderes arácnidos. Gracias al apoyo de Stark, el Trepamuros luce una colección de aparatos de lo más sofisticado. Licencias que ponen al personaje en el siglo veintiuno, acertado con el adolescente Parker, nativo digital gracias a su obligado remozamiento para la ocasión.
Junto con la tribu de nuevas y jóvenes caras en el plantel, tenemos la presencia de dos actores de constatada calidad que se comen cada segundo en pantalla. Por un lado, una espléndida Marisa Tomei se encarga del rol de la tía May, muy alejada de la achacosa anciana que todos tenemos en la cabeza. Decisión valiente, y coherente en los tiempos que vivimos, Tomei se muestra tierna, comprensiva, algo inocente y soporte vital para un joven a la búsqueda de sí mismo. Fenomenal reconstrucción del personaje en manos de una actriz que da la sensación de pasarlo en grande con su papel.
Al otro lado del cuadrilátero, Michael Keaton. Excepcional. La gran pieza floja en las películas Marvel con honrosas excepciones, suele ser el villano. En esta ocasión, este elemento se torna como uno de los grandes puntos fuertes de la propuesta. Keaton da buena muestra de la estupenda madurez actoral que luce en esta etapa de su carrera, y nos muestra un personaje ambiguo, terrible, encajado de manera magistral en la historia y que consigue dar más miedo cuando no luce su aparatoso disfraz. El Buitre, un personaje olvidado de la viñeta, luce terrorífico en su vuelo, pero también en los momentos íntimos, con una tensión protagonista que da fuerza a esas escenas.
Spider-Man: Homecoming es un divertimento de verano por encima de la media, por su simpática forma de entender el todo que significa el universo cinematográfico Marvel. Quizá peca de falta de alma, por esa idea de conjunto de la que hablaba al principio. También su humor puede resultar excesivamente blanco, e incluso repetitivo, pero esto es Marvel, amigos. Todos sabemos con qué reglas se juega, y otro asunto es si gustan o no. También hay momentos en el que el aspecto visual se vuelve confuso, exagerado y falto de control, sobre todo en los momentos del clímax, con la pelea contra el Buitre de fondo.
Y es que, como decía, el gran triunfo de la película está en el tono de comedia, las secuencias en las que Peter se muestra cercano, humano, desatinado, en pleno proceso de aprendizaje. Como espectáculo de mamporros superheroicos, no es lo mejor del género, sin duda, y está muy lejos de aciertos de la casa como la primera entrega de Iron Man (Jon Favreau, 2008), Los Vengadores (Joss Whedon, 2012) o Capitán América: Soldado de invierno (Hermanos Russo, 2014), que para el que suscribe es lo mejor que ha dado el estudio.
Aún así, pasa el corte, si se ve sin prejuicios. Es tan divertida que se olvidan sus pequeños tropiezos, y el rato en el cine de disfrute sin complejos se agradece. Además, como extra, los créditos finales son una obras maestra, mínima y anecdótica, claro, por sí misma, al ritmo de Ramones.
Comienza una etapa para el Trepamuros, muy lejos de la personal interpretación de Sam Raimi (incluida su horrenda tercera parte) y de la desacertada propuesta de Mark Webb. Un Spiderman que puede crecer con sus espectadores más jóvenes, que comparten experiencias y franja de edad con Peter. Si sigue el tono desenfadado y se juega con los equilibrios dramáticos, no tendremos obras maestras del cine, pero si estupendas películas llenas de diversión y buenos momentos. A veces, estas películas salvan del tedio. Yo he disfrutado mucho de su frescura, en pleno verano abrasador. La ligereza como triunfo, querido lector.
Ficha técnica:
Spider-Man: Homecoming , EUA, 2017.Dirección: Jon Watts
Duración: 133 minutos
Guion: John Francis Daley, Jonathan Goldstein, Christopher Ford, Chris McKenna, Jon Watts, Erik Sommers
Producción: Columbia Pictures / Marvel Studios / Pascal Pictures
Fotografía: Salvatore Totino
Música: Michael Giacchino
Reparto: Tom Holland, Robert Downey Jr., Michael Keaton, Marisa Tomei, Jacob Batalon, Zendaya, Jon Favreau, Tony Revolori, Laura Harrier, Angourie Rice, Kenneth Choi, Michael Barbieri, Logan Marshall-Green, Donald Glover, Tyne Daly, Martin Starr, Hannibal Buress, Abraham Attah, Michael Mando, Bokeem Woodbine, Chris Evans, Gwyneth Paltrow, Tiffany Espensen, Garcelle Beauvais, Stan Lee (Voz: Jennifer Connelly)