Críticas
Las seductoras
La seducción
The Beguiled. Sofia Coppola. EUA, 2017.
Los paisajes sureños siempre han sido escenarios propicios para historias extraordinarias. Dentro de los frondosos bosques neblinosos de Virginia, se encuentra la escuela para señoritas de Martha Farsnworth, donde habita un elenco de preciosas criaturas rubias y angelicales aisladas que acogen a un huésped incómodo cuanto menos. La historia sucede durante la Guerra de Secesión americana en 1864. Una jovencita que busca setas en el bosque se encuentra con un soldado yankee herido de gravedad en una pierna. La niña salva al soldado acercándole hasta el internado para damas sureñas, comenzando así la ambigua trama de la estancia del prisionero enemigo.
Sofia Coppola ha vuelto a ser duramente criticada por su frívola interpretación de la Historia. Así como su María Antonieta (Marie Antoinette, 2006) fue abucheada en el Festival de Cannes por sus anacronismos pop, en La seducción se cuestiona la exclusión de la figura del esclavo negro en pleno estado confederado. Para Sofia Coppola nunca ha sido su preocupación ser fiel a la Historia, siendo esta simplemente un marco para desarrollar su narración, ya sea Tokyo en Lost in Translation (2003) o Beverly Hills en The Bling Ring ( 2013), un contexto donde los personajes femeninos muestran su vulnerabilidad y complejidad en contextos muy intimistas.
La seducción tiene el hándicap de superar a su obra antecesora, El seductor (The Beguiled, Don Siegel 1971). Las comparaciones están presentes, aunque creemos que tras el visionado de las dos versiones ninguna quedará por debajo. Sofia Coppola propone una relectura de la narración cambiando completamente el discurso: Omite por completo los flashbacks y la banda sonora. Estos dos elementos son muy relevantes en el relato de Siegel, ya que su gran protagonista es la inmoralidad explícita al estilo más pulp, véanse el incesto, el racismo, la pedofilia o la homosexualidad. La música extradiegética, como elemento narrativo propio del exploitation de la época, se suprime en el filme de Coppola, dejando únicamente las piezas musicales interpretadas por las jóvenes, compuestas como es ya habitual en su filmografía, por el grupo francés Phoenix.
El cabo McBurney entra en el internado como un soldado herido, en la versión de Siegel como un cuáquero que no usa armas para la batalla y en la de Coppola como un mercenario que lucha en la guerra por dinero y no por convencimiento. La diferencia más grande y enriquecedora que hace incomparables estas dos obras cinematográficas es lo explícito de la primera y lo rígido de la segunda: la explosión de sexualidad y perturbación que respira el filme de los setenta frente a la represión y ambigüedad de la cinta de Coppola.
La seducción es un texto más que ejemplifica el arquetipo de la mujer aniquiladora, la femme fatal, la diosa maligna y castradora del hombre. Al igual que Masetto de Lamporecchio en El Decamerón (Giovanni Boccaccio, 1351), que trabaja de hortelano en un convento para nueve monjas a las que seduce, una a una, el cabo despierta los instintos más básicos de estas mujeres aisladas. Las hormonas, el deseo y los celos están a flor de piel, pero también la crueldad y la maldad, desarrollando los acontecimientos hacia el inevitable y potente desenlace.
La fotografía y el vestuario, como es habitual en las obras de la directora, son exquisitos. Los planos generales del exterior de la casa nos sitúan en un lugar mágico, gracias a la atmósfera de niebla, humedad y los bombardeos lejanos de la guerra. Los interiores iluminados con velas, junto al vestuario de Stacy Battat, en su cuarta colaboración con la directora, dotan de misterio y sensualidad a las protagonistas del filme.
Las actrices principales llenan la pantalla y llevan el punto de vista de la historia, a diferencia de la versión Eastwood/Siegel en la que la mirada masculina prevalece, Colin Farrell se muestra quizá un poco más vulnerable y amable. Nicole Kidman, en el rol de directora del internado, interpreta a la mujer madura, fuerte y valiente, sin dejar de mostrar esa malicia intrínseca que se respira en la oscura mansión sureña. Por otro lado, la directora vuelve a colaborar con su actriz fetiche Kirsten Dunst, que juega el papel de la virginal y desgraciada Edwina, y con Elle Fanning en el personaje de la joven, sexy y embaucadora Alice. Tres roles totalmente diferentes, que las actrices interpretan con fuerza, volviendo a reafirmar el talento de la directora para los personajes femeninos.
Sofia Coppola ganó en el pasado Festival de Cannes el galardón a mejor dirección por La seducción, siendo así la segunda mujer en alzarse con el premio. Con ello, su carrera se consolida, levantando pasiones y odios, pero, sin duda, dejando huella en la historia cinematográfica reciente con su personal visión y recreación de universos personales bajo la visión femenina.
Ficha técnica:
La seducción (The Beguiled), EUA, 2017.Dirección: Sofia Coppola
Duración: 91 minutos
Guion: Sofia Coppola
Producción: American Zoetrope / FR Productions
Fotografía: Philippe Le Sourd
Música: Phoenix
Reparto: Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning, Colin Farrell, Oona Laurence, Angourie Rice, Addison Riecke, Wayne Pére, Emma Howard, Matt Story, Rod J. Pierce