Series de TV
Black Mirror (temporada 4)
Seis nuevos episodios de Black Mirror están disponibles, desde finales de 2017, en Netflix. La serie creada por Charlie Brooker acaba de estrenar, por tanto, su cuarta temporada. Hace poco más de un año, también en Netflix, aparecieron los seis episodios anteriores, que venían a sumarse a dos temporadas de tres episodios cada una (2011 y 2013) y al especial de Navidad (2014). Black Mirror, que llegó a ser considerada una serie de culto, está cerca de convertirse ya en una serie mainstream, aunque lo cierto es que Brooker no ha abandonado los planteamientos iniciales, si bien parece haber perdido la capacidad de polemizar y resultar incómodo.
En esta nueva entrega, Brooker, dentro de un mismo universo temporal, sigue explorando los límites éticos y morales de la tecnología en un mundo que se parece mucho al nuestro, pero que todavía está por llegar. Acaso la interpretación moral sea bastante más clara en esta temporada que en las anteriores, pero con menos frescura narrativa y capacidad para sorprendernos, fundamentalmente porque se están realizando más episodios en menos tiempo.
Desde luego, no todos los episodios de esta temporada son igual de buenos, aunque sí hay algunos de antología, especialmente “Hang the DJ”, el único que conserva el aliento de lo mejor de Black Mirror. Quizás lo más interesante de esta nueva entrega sea el diálogo que se establece con los diferentes géneros cinematográficos: “USS Callister” se acerca a la ciencia ficción; “Arkangel” es un drama; “Cocodrile”, un thriller; “Hang the DJ”, una comedia romántica; “Metalhead”, un survival horror; y “Black Museum” está a caballo entre el psicothriller y la película de terror.
La estética de Star Trek es lo que más llama la atención de “USS Callister”, que trata, en realidad, sobre un juego, un simulador llamado Infinity, que su programador ha personalizado de acuerdo con un serial televisivo, Space Fleet. El episodio, que tiene una duración de 76 minutos, lo ha dirigido Toby Haynes, responsable de algunas entregas de Doctor Who y Sherlock.
Jodie Foster es quien se ha puesto tras las cámaras en “Arkangel”, episodio de 59 minutos en el que una madre soltera y sobreprotectora logra monitorizar la vida de su hija segundo a segundo. Aunque desde el punto de vista narrativo “Cocodrile” sea el más clásico, con un arranque que recuerda a títulos tan memorables como Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955) o El capital humano (Il capitale umano, Paolo Virzì, 2013), John Hillcoat, en tan solo 59 minutos, no logra convencernos de la asombrosa transformación de su protagonista.
Sin duda, el mejor episodio es “Hang the DJ”, que dirige Tim Van Patten, todo un clásico de series tan importantes como Los Soprano, Boardwalk Empire o incluso Juego de tronos. En 51 minutos, presenta un sistema que regula las relaciones personales, de manera que los personajes acuden a diferentes citas y deben convivir con dicha persona el tiempo que estipule la propia aplicación.
El más breve de todos los episodios de esta temporada es “Metalhead”, de tan solo 41 minutos. Es también el que crea un ambiente más apocalíptico, en el que asistimos a una lucha por la supervivencia que enfrenta a un personaje humano con una máquina. Tiene una estructura muy bien trabada y, aunque parece que tiene que ver poco con el resto, es una propuesta de gran coherencia y honestidad firmada por David Slade, director de Hard Candy (2005), 30 días de oscuridad (30 Days of Night, 2007) y algunos episodios de Hannibal y American Gods.
La cuarta temporada de Black Mirror concluye con “Black Museum”, posiblemente el más perturbador, enfermizo y complejo de esta entrega, ya que entremezcla tres historias distintas en un inhóspito museo en mitad de ninguna parte. Recuerda a títulos como Saw (James Wan, 2004), tiene una duración algo mayor que el resto (69 minutos) y lo ha dirigido Colm McCarthy, conocido por Peaky Blinders.
En realidad, lo que plantean todos los episodios de Black Mirror es hasta dónde nos pueden llevar las nuevas tecnologías, dónde hemos fijar los límites y qué pasaría si no establecemos dichas fronteras. Una buena reflexión para los tiempos que corren.
No he visto la serie Black mirror. Me parece de terror y no me gustan este tipo de películas. Pero tratare de verla y ya daré mi opinión.
LOCURA ESTUPIDA