Críticas
Cruces sobre los rostros
A Silent Voice
Koe no katachi. Naoko Yamada. Japón, 2016.
A Silent Voice es el primer largometraje de la animadora Naoko Yamada que se estrena en España, si bien antes ya había dirigido Eiga Keion! (2011) y Tamako rabu sutôrî (2014), además de un buen número de episodios de diferentes series de animación. A Silent Voice tuvo un gran éxito de público en Japón, pero se estrenó al mismo tiempo que Your Name (Kimi no na wa, Makoto Shinkai, 2016), a la que le fue bastante mejor en taquilla. A Silent Voice está basada en un manga de 61 capítulos de Yoshitoki Oima, adaptado a la pantalla por la guionista Reiko Yoshida.
La historia comienza cuando el protagonista, Shoya Ishida, que había sido un alumno rebelde y popular en el colegio, se ha convertido en una adolescente solitario y depresivo incapaz de aceptar su pasado y su vida presente. Pronto descubrimos que Shoya le había hecho la vida imposible a una compañera de colegio, Shoko Nishimiya, que era sorda, se comunicaba a través de una libreta y había llegado nueva al centro. El gran mérito de A Silent Voice es que siempre nos muestra la historia desde el punto de vista de los adolescentes y combina dos tiempos narrativos: el presente del instituto y el pasado de la escuela. Entre uno y otro han transcurrido seis años.
A Silent Voice es, por tanto, una película sobre el acoso escolar que adopta el punto de vista del acosador y no de la víctima. En cierto modo, Shoya se ha convertido en víctima indirecta del acoso que él mismo ejerció sobre Nishimiya, ya que todos sus compañeros le dieron la espalda a él cuando ella abandonó la escuela y es incapaz de relacionarse con sus nuevos compañeros. Por eso, ha aprendido lengua de signos y tiene la necesidad vital de acudir al encuentro de Nishimiya para pedirle perdón, pero pronto descubre que hay más implicados además de ellos dos: todos los compañeros de clase que, con su pasividad, permitieron que ocurriera el acoso, ya que no hicieron nada para evitarlo y solo le dieron la espalda a Shoya cuando Nishimiya ya se había ido.
Al cabo, A Silent Voice es una película sobre la necesidad del perdón y lo imprescindible que resulta sanar antiguas heridas para poder desarrollarse como personas, especialmente en un momento vital tan complicado como la adolescencia. La animación nos sitúa ante una etapa tan dura como la adolescencia y no tiene reparos a la hora de abordar un tema tan delicado y espinoso como es el suicidio adolescente, que después hemos visto presente, por ejemplo, en una serie como Por trece razones (13 Reasons Why, 2017-).
No se trata del primer largometraje del estudio Kyoto Animation, pero sí del primero que no se basa en series suyas anteriores. Aunque el hecho de que adopte la perspectiva del acosador puede resultar polémico, no debemos olvidar que, cuando se produce un caso de acoso escolar, afecta fundamentalmente a las víctimas, pero también a los testigos más o menos próximos e incluso al acosador, como le ocurre a Ishida.
La animación desarrollada por el equipo de A Silent Voice es magnífica y cuida los detalles y los motivos visuales con exquisitez, lo que permite combinar perfectamente los dos tiempos narrativos y las elipsis de una manera muy natural. Así, el puente desde el que los protagonistas dan de comer pan a los peces se convierte en un lugar donde se dan cita casi todos los personajes, de la misma manera que el parque de atracciones propicia un encuentro entre todos aquellos compañeros de primaria que han ido quedando diseminados por diversos centros.
Además de los dos protagonistas, Shoya Ishida y Shoko Nishimiya, destacan también la hermana de ella, Yuzuro, y el amigo íntimo de Shoya, el genial Nagatsuka, quien, desde el primer momento, lleva sobre sus hombros el peso cómico de la película. De hecho, cuando aparece por primera vez Nagatsuka, la directora emplea un procedimiento narrativo que sirve perfectamente para ilustrar el conflicto que está viviendo Shoya. Cuando Shoya coincide por primera vez con Nagatsuka, es incapaz de ver su cara, ya que tiene cubierto el rostro con una cruz que solo se le desprende cuando llega a conocerlo, a interactuar con él. Eso mismo le ocurre, a partir de ese momento, con muchas personas, fundamentalmente con sus compañeros de clase, y pone de relieve otro de los grandes temas de la cinta, la incomunicación, especialmente subrayado en el caso de Nishimiya, que debe comunicarse mediante lengua de signos y solo con enorme dificultad puede articular algunas palabras. De nuevo, la animación japonesa nos ofrece una auténtica lección de cine y confirma la idea de que cualquier historia puede ser contada a través de este formato.
Tráiler:
Ficha técnica:
A Silent Voice (Koe no katachi), Japón, 2016.Dirección: Naoko Yamada
Duración: 129 minutos
Guion: Reiko Yoshida
Producción: Eharu Ohashi, Shinichi Nakamura, Mikio Uetsuki, Toshio Iizuka, Kensuke Tateishi
Fotografía: Kazuya Takao
Música: Kensuke Ushio
Reparto: Miyu Irino, Saori Hayami, Aoi Yûki, Kenshô Ono, Yûki Kaneko, Yui Ishikawa, Megumi Han, Toshiyuki Toyonaga.