Esto no es un golpe

La imagen de la Casa de Gobierno está fuera de foco. ¿Qué anticipa ese inicio, teniendo en cuenta que el documental aborda los sucesos políticos acaecidos durante la Semana Santa de 1987?

La asunción de Raúl Alfonsín como presidente inauguraba el período democrático más largo de la historia del país. Desde el inicio, se aplicaron políticas sobre Derechos Humanos para hacer justicia y condenar a los responsables de crímenes de lesa humanidad durante la dictadura cívico militar (1976-1983). El informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) dio paso al primer Juicio a las Juntas Militares. Sin embargo, lo que parecía un avance para el país, enfrentaba un contexto postdictadura, que no ayudaba al afianzamiento de la Democracia. Las secuelas de aquellos años aún estaban vigentes. La sentencia y los juicios que seguirían haciéndose provocaron un gran malestar dentro de la cúpula militar y las Fuerzas Armadas, que pronto se hizo escuchar.

El grupo de carapintadas, liderado por Aldo Rico, se alzó contra el Gobierno al tomar el Regimiento de Infantería de Campo de Mayo. La medida se solidarizaba, entre otras cosas, con el represor Ernesto Barreiro, quien se había negado a prestar declaración ante la Cámara Federal de Córdoba. Para los militares sublevados, la amnistía generalizada parecía ser la solución al problema.

El nuevo documental de Sergio Wolf, ex programador y director del Bafici, luego de sus trabajos Yo no sé qué me han hecho tus ojos, El color que cayó del cielo y Viviré con tu recuerdo, reconstruye aquel episodio que tuvo lugar durante la celebración de las Pascuas, e indaga, principalmente, sobre la negociación para evitar un nuevo golpe de estado. La resolución de aquellos hechos siempre generó un manto de sospechas en sus protagonistas.

A partir de la reconstrucción cronológica de los hechos, el relato se divide en secuencias que se corresponden a los días del levantamiento. Con una maqueta de la Casa Rosada, imágenes de archivo y tomas áreas de los lugares estratégicos se van contextualizando los sucesos. El relato se completa con varias entrevistas a los funcionarios radicales de ese momento, como a los militares que protagonizaron los hechos, entre ellos, Aldo Rico, quien manejó como quiso los tiempos y las preguntas de Wolf.

Mientras la cámara recorre los interiores de la Casa Rosada y el Regimiento de Infantería, la voz en off cuestiona las imágenes y se vuelve un interlocutor frente a la historia que revela. Esto no es un golpe se aleja de los temas y la creatividad estilística que caracterizaron sus películas anteriores, en un documental con una marcada tendencia política, que sesga la mirada sobre los hechos, principalmente, sobre la imagen del líder radical. Wolf, quien interviene activamente en las escenas, parecería echar un manto de luz conciliadora a aquella desilusión que, como tantos otros, sintió en la Plaza al escuchar de boca de Alfonsín: “La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina”.

Tráiler: