Especial aniversario 

Cinco referencias

01 Madre Juana de los Ángeles

Madre Juana de los Ángeles
Madre Juana de los Ángeles (Matka Joanna od Aniolów), Jerzy Kawalerowicz. Polonia, 1961

Un fotograma puede ser tan potente como para generar una experiencia significativa que deje marcada la retina y la memoria visual del espectador. Si Carl Theodor Dreyer, con su poderosa representación de Juana de Arco, había legado el rostro de María Falconetti a la historia de los grandes fotogramas; Jerzy Kawalerovicz, con Madre Juana de los Ángeles, añade a dicho listado el rostro de Lucyna Winnicka en uno de sus mejores filmes. Lleno de imágenes extraordinarias sobre este singular caso de monjas endemoniadas, la profundidad psicológica y el abismo que podemos discernir en la mirada de la monja constituyen un pilar fundamental en la crisis que se instala en este aislado monasterio y de la cual nadie saldrá intacto.


02 El demonio del desierto

El demonio del desierto (Dust Devil), Richard Stanley. EUA, 1992

La popularidad del segundo filme de Richard Stanley, El demonio del desierto (1992), cimentaría en el mundo del cine fantástico independiente, la obra de un personaje tan rocambolesco como es el director australiano. Si con su primer filme, Hardware, ya rompía los esquemas de género situándose en la dudosa categoría del western distópico futurista, con este segundo filme demuestra con un estilo visual similar aunque más diáfano, más abierto, menos decadente, pero a su vez más violento y hermético, que la singularidad del pensamiento de Stanley continuaba en esta cortísima saga de su obra fílmica, que no se amplió en demasía después de estas dos piezas de culto.


03 La vida es silbar

Demonio del desierto de Richard Stanley (1992)
La vida es silbar, Fernando Pérez. Cuba, 1998

Es en la Cuba de los 60, bajo el influjo de las escuelas rusas provenientes de la antigua Unión Soviética, donde se fragua uno de los movimientos más interesantes de la geografía fílmica caribeña. Fernando Pérez, con La vida es Silbar, pone en su máxima expresión un estilo que, constituido sobre las influencias surrealistas de  Buñuel, de Berlanga o de su propio maestro Gutiérrez Alea, entronca con lo que Alejo Carpentier denominaría lo real maravilloso; una versión caribeña de ese universo que García Márquez establecería en la literatura como realismo mágico latinoamericano. Siempre acompañado de guiones de gran calidad, Pérez magnifica el alcance del fotograma, colocando en boca de este extraño personaje una de las frases más fútiles y a la vez certeras que el cine cubano ha rubricado sobre migraciones, pérdidas, sueños rotos y demás infortunios.


04 Color a contracorriente

Upstream Color
Color a contracorriente (Upstream Color), Shane Carruth. EUA, 2013

La estética del cine o filosofía del cine es un campo relativamente nuevo, un mundo inexplorado que amplia los horizontes de la investigación fílmica infinitamente. Shane Carruth, con Color a contracorriente, se convierte en uno de esos pocos directores que utiliza el cine como una forma de filosofar, llevando la narrativa cinematográfica a niveles de encriptación que constituyen un verdadero desafío para aquellos espectadores interesados en hacer una inmersión de este calado. En este filme, tomando prestado el ideario del trascendentalismo norteamericano de Ralph W. Emerson y Henry D. Thoreau, crea una parábola sobre la reestructuración identitaria y la capacidad de reinventarse del ser humano con un sustancioso imaginario visual y conceptual.


05 Enter the Void

Enter the Void
Enter the Void. Gaspar Noé. Francia, 2009

Existe una suerte de mística sobre las relaciones humanas y su correlación con la dimensión más espiritual del ser que Gaspar Noé ha sabido poner en imágenes de una forma profundamente auténtica, aunque igualmente críptica. Con su filme, Enter the Void, se adentra en un texto clave del budismo como es el Bardo Thodol que le sirve de referencia para la construcción de una narrativa afilada y de exquisita construcción visual. La historia de este joven adicto a las drogas, y el proceso por el que pasa antes y después de la muerte, la inexorabilidad del destino humano y lo sórdido del mundo material en el que fácticamente nos desenvolvemos, se pone de manifiesto en un filme que sabe ilustrar la filosofía tibetana con un estilo propio, pero sin perder el horizonte de referencias.

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