Festivales
BAFICI 2012 – Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente
Del 11 al 22 de abril, Buenos Aires fue sede de la decimocuarta edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI). Alrededor de cuatrocientos filmes distribuidos en veintitrés salas fueron suficientes para cargarnos de adrenalina e impotencia, ese sentimiento que se repite cada año porque sólo hay diez días para ver todo lo que nos ofrecen. A los espacios habituales, en esta edición se sumó el Planetario de Palermo, donde se proyectó en fulldome una programación especial, que incluía, para aprovechar el campo visual de 360º y el éxito obtenido por Roger Waters en su gira reciente, Pink Floyd The Wall (Aaron McEwen, 2005), así como U2 (Andres Doubek y Joe Stohel, 2008), que obtuvieron gran éxito de público.
En la Competencia Internacional participaron quince películas. Sentimos la falta de mayor cantidad de representantes latinoamericanos (en este segmento sólo estaban presentes Argentina con cuatro films, que además tenía su propia Sección, y Chile), sobre todo cuando por primera vez se está dando la integración regional de manera histórica. Sobresalió la propuesta de Céline Sciamma, Tomboy, la sutil historia de una adolescente sobre una elección que regirá su futura vida. Narrada sin prisas ni pausas, con una encantadora Zoé Heran, que se llevó el premio a mejor actriz. Nana, de la francesa Valérie Massadian, nos sorprendió por la belleza de sus imágenes, el encanto de su pequeña actriz y una historia que le deja espacio al espectador para que pueda armarla desde la ambigüedad de la propuesta y el escamoteo de la información. Más que con condiciones para haberse llevado el premio que le arrebató la israelí Policeman, un thriller político de Nadav Lapid que no nos terminó de convencer.
En cambio, sí nos sedujeron dos retratos femeninos sobre la soledad. Aunque no eran nuestras candidatas a las mejores películas, creemos que Francine, de Melanie Shatzky, Briaqn M. Cassidy, y Hemel, de Sacha Polak, ofrecen propuestas que sí se enmarcan dentro del carácter indie del festival y han estado a la altura de ediciones pasadas, donde nos han sorprendido por la calidad de la selección. Este año más bien nos ha llamado la atención que entre los premiados haya estado La araña vampiro, del argentino Gabriel Medina, pues parece una vil copia de Gerry (Gus Van Sant, 2002) con un prólogo y un epílogo, que pretenden darle cierto tono de historia de iniciación que no convence para nada. Otra argentina en competencia, y que obtuvo un reconocido premio a su fotografía fue Los salvajes, de Alejandro Fadel, una historia de descenso a los infiernos de un grupo de prisioneros evadidos de un penal, con algunos problemas de guión y una extensión desmedida, que a través de imágenes depuradas nos muestra cuánta “belleza” se encuentra en la marginalidad.
Una sorpresa significó La casa Emak Bakia, del español Oskar Alegría, un documental centrado en la locación de la película de Man Ray, narrado con visos de humor desde las propuestas del surrealismo.
Por su parte, The International Sign for Choking (Zach Weintraub) narra desde una búsqueda formal, apoyada en el desenfoque y el desencuadre abusivos, la historia de un escritor que visita Buenos Aires para buscar inspiración. La ciudad es escamoteada al espectador, desarrollándose la acción especialmente en espacios cerrados, aunque no oclusivos. Si aquí hay una presencia del cine como lenguaje, en la filipina The Woman in the Septic Tank (Marlon N. Rivera) el cine pasa a ser sujeto en una especie de comedia sobre las posibilidades narrativas con las que se puede encarar una historia dramática sobre la pobreza extrema.
La Sección Oficial Argentina sobresalió con el documental. Como mejor película fue reconocida Papirosen, de Gastón Solnicki, sobre una familia de inmigrantes polacos asentados en la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial, a través de los recursos que aporta el video y las películas caseras. Y La chica del Sur obtuvo una mención que consideramos merecida, pues el film de José Luis García propone un fascinante reencuentro con el pasado y con la historia.
De la Sección del Futuro pudimos ver la historia de ese hijo adulto que aprende a vivir su propia vida a partir del abandono de su madre en Ok, Enough, Goodbye (Rania Attieh y Daniel García), la animación de ese ser voraz que es Midori-ko (Keita Kurosaka), la realidad de los inmigrantes tailandeses y brasileños en Japón, en Saudade (Katsuya Tomita) y la maravillosa Bestiaire, el singular documental del canadiense Denis Côté.
Gracias a los espacios dedicados a la Viennale, pudimos acceder a la histórica Xala (Ousmane Sembène, 1975) y su discurso sobre la clase política senegalesa, que no se diferencia demasiado de la occidental. Y también se coló, en un festival que tiene predilección por el cine independiente, una superproducción taiwanense, Warriors of the Rainbow: Seediq Bale, de Wei Te-Sheng, que pone el foco en la rebelión de una tribu después de treinta años de estar sometidos por la colonización japonesa. Una épica grandilocuente, con hermosas imágenes y una historia desconocida, con resonancias de Los siete samuráis (Shichinin no samurái, Akira Kurosawa, 1954) y aggiornada por una estética similar a la de Apocalypto (Mel Gibson, 2006), en la que no faltan los filtros fotográficos, la cámara lenta y el travelling para filmar las escenas multitudinarias de una epopeya nacional.
Entre las variadas actividades especiales, BAFICI ofreció diálogos con el crítico e historiador de cine finlandés Peter von Bagh, autor del libro The History of World Cinema, editor de la revista Filmihullu y director artístico del Festival del Sol de Medianoche, que se lleva a cabo en Sodankylä; con la documentalista vienesa Ruth Beckermann, el cineasta portugués Miguel Gomes, el taiwanense Wei Te-Sheng, el cineasta y crítico francés Gérard Courant y la consagrada visita de James L. Hoberman, quien presentó su libro Underworld USA. El cine independiente americano, en su versión en español.
La lista de opciones ha sido extensa y jugosa. Volvimos a entrar en la impotente vorágine de querer cubrir todo el Bafici, aunque comprobamos que el nivel de esta edición ha bajado la vara con respecto a las anteriores. Sin embargo, quedamos con la sensación de que muchas de las películas, cuyas reseñas les acercamos, no pasarán por las pantallas de manera regular. Es el gusto amargo que nos queda del festival.
Reseñamos algunos de los títulos que hemos visto en esos diez días de locura cinéfila. Quedan muchos en el tintero, que esperamos incluir entre las críticas del próximo mes, pero hemos realizado nuestra propia selección, sin dejarnos llevar por los condicionamientos de la publicidad, el lobby o los gustos de los programadores.
2 respuestas a «BAFICI 2012 – Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente»