Críticas
El presagio de la violencia.
Pájaros de verano
Otros títulos: Birds of Passage.
Ciro Guerra, Cristina Gallego. Colombia, 2018.
Se encuentran en el corazón de la península Guajira, al noreste de Colombia. El de los Wayuu es uno de los pueblos indígenas que ha conseguido conservarse desde antes de la llegada de los europeos a América. Personas de tradiciones, valores morales, espirituales y éticos.
Los Wayuu se dividen en clanes o familias, a los que les corresponde un territorio, pero su organización social gira en torno a la mujer, ponderan el matriarcado, ellas son las sabias, las fuertes y las importantes. La autoridad recae sobre la madre y sobre el tío materno, es el hermano de la madre quien se encarga de educar a los niños.
Zaida, joven integrante de la familia Pushiana, una adolescente que acaba de salir del encierro para convertirse en mujer después de su primera menstruación, estuvo lejos de las miradas del hombre, los vicios y el mundo corruptible.
Su madre le ha enseñado a tejer y a pintarse el rostro. Tras bañarse al amanecer participa en la fiesta, a manera de ritual, que significa la despedida a la niña y la recepción a la mujer.
Y ahí está Rapayet, un hombre que se ha enamorado de Zaida y quiere casarse con ella, pero debe pedir su mano a Úrsula, la matrona de la familia Pushiana, solo que es exigente. Ante la tradición de ofrecer bisutería y animales como símbolo de prosperidad, Úrsula le pide un buen número de chivos y collares a cambio de la mano de Zaida.
Para conseguirlos, Rapayet aprovecha la presencia de extranjeros presentes en la Guajira, provenientes de los Cuerpos de Paz –aquellos norteamericanos enviados por Kennedy para el desarrollo de países latinoamericanos- compra algunos kilos de marihuana para vendérselos y termina siendo intermediario entre productores e importadores. Rapayet se convierte en traficante, llenando avionetas con grandes cantidades de marihuana para Estados Unidos, lo que significa no solo una tragedia para la familia Pushiana, sino el presagio de la violencia en Colombia.
Ambientada entre los años 1960 y 1980, esta historia significó la decadencia de la comunidad Wayuu y derivó en la llamada “Bonanza Marimbera”, la forma de llamar al cultivo y lucrativo negocio de la marihuana en Colombia y, sin saber, marcaría al país por décadas.
Esta es la premisa de Pájaros de Verano (2018), un film del realizador colombiano Ciro Guerra, quien tres años destacó con El Abrazo de la Serpiente (2015), y esta vez codirige con Cristina Gallegos este origen que no es ni cercano para los propios colombianos que les tocó enfrentar las consecuencias. Pero la película se documenta, respeta la cultura y la recrea.
Tras un amplio trabajo de investigación y convivencia, Pájaros de Verano se toma su tiempo, nos lleva de la mano, nos permite convivir con la comunidad en su propio lenguaje, somos parte del ritual, de la tradición, de sus viviendas.
La relación entre Zaida (Natalia Reyes) y Rapayet (José Acosta), más que significar una alianza deriva en ofensas y agresiones. Según la tradición Wayuu, cuando la familia es ofendida, se recurre a un mediador, un palabrero, un anciano de experiencia y sabiduría, conocedor de leyes que permiten llegar a un acuerdo, sin embargo, violentar a uno de ellos es violentar la tradición, su agresión o la muerte, sólo da cabida a la guerra entre familias.
Ante el incesante número de producciones cinematográficas y televisivas relacionadas a la narcoviolencia colombiana, Ciro Guerra y Cristina Gallegos, conscientes de que es un tema doloroso, lo enfrentan pero saben marcar distancia. Lo enfrentan desde el origen y no simplifican. Nos dejan ser espectadores sin convenciones ni idealizaciones, porque no significan.
A través del sonido nos dejan estar ahí, con ellos, en el ritual y en la guerra, con la efectividad para adentrarnos en el ambiente y con la tensión de sus secuencias dramáticas y violentas. Impecable el trabajo de fotografía de David Gallego, con la estética de sus paisajes, de los colores, de presumir el diseño de producción y de imponer a una doña Úrsula (Carmiña Martínez) liderando a hombres pistoleros con el fin de defender a su familia.
La búsqueda por conservar las costumbres y tradiciones del pueblo Wayú hizo su pausa más violenta. Pájaros de Verano es un reflejo de una lucha gangsteril entre familias que no veíamos desde El Padrino (1972). Una imperdible oportunidad para acercarse al origen de lo que se conocería después como el tráfico de drogas en Colombia.
Tráiler:
Ficha técnica:
Pájaros de verano / Birds of Passage , Colombia, 2018.Dirección: Ciro Guerra, Cristina Gallego
Duración: 125 min. minutos
Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde
Producción: Coproducción Colombia-Dinamarca-México; Ciudad Lunar Producciones / Blond Indian Films / Pimienta Films / Snowglobe Films / Films Boutique
Fotografía: David Gallego
Música: Leonardo Heiblum
Reparto: Carmina Martínez, José Acosta, Natalia Reyes, Jhon Narváez, Greider Meza, José Vicente Cote, Juan Bautista Martínez
Importante esta mirada sobre lo que será un clásico del cine de Colombia