Críticas
Humanización de los animales de la selva
El Rey León
The Lion King. John Favreau. EUA, 2019.
Después del gran éxito la película en su versión de dibujos animados, en 1994, se nos presenta, en esta ocasión, con una trama bastante similar y desarrollada mediante sofisticadas técnicas de visualización y filmación. Entre 1994 y 2019 han pasado 25 años, al menos dos cohortes de espectadores y con ello se tiene la disponibilidad de varios públicos, tanto los que la vieron en su momento, como los nuevos grupos de niños y de jóvenes. Sus realizadores le han apuntado a un gran éxito y todo indica que lo han logrado. La receta es potente: una humanizada fábula de los animales de la selva africana, que resalta los valores de la ecología, contada en formato musical de muy buena calidad y de gran vistosidad.
Deseo referirme a diversos aspectos que llaman la atención, sin detenerme mucho en la bien conocida trama. El primero de ellos es el de la asombrosa tecnología de generación de imágenes. Para abordar este asunto, naturalmente, consulté y les quiero resumir lo que encontré. Se creó para este filme una tecnología bastante novedosa que combina imágenes reales con trabajo digital, incluyendo técnicas de realidad virtual, generando en esta forma imágenes digitales absolutamente creíbles. En este campo ya era un experto el director Jon Favreau, con su película El libro de la selva (2016), ganadora de un Oscar por mejores efectos visuales. Lo que se logra es un realismo tan grande, que los espectadores nos preguntamos si lo que vemos es simulación computarizada o filmación de escenas reales, a pesar de que sabemos con certeza que las escenas no han podido ocurrir en la vida real y mucho menos ser filmadas en el campo. Esto se consigue después de un trabajo muy detallado, donde se emplea más de un centenar de animadores y expertos. Se habla de que desarrollar un personaje puede ser un trabajo de casi un año, en un sistema que se desarrolla sobre la base de niveles superpuestos, sobre los cuales la digitalización final crea la magia que nos permite experimentar como real el conjunto geográfico y ecológico de las Tierras del Reino y sentir como ciertas y cercanas las varias historias que allí se desarrollan, donde protagonistas desarrollan gestos y actitudes que trascienden lo animal y entran en el mundo de lo humano sin que sintamos engaño o extrañeza.
El equipo de realizadores ha trabajado con visores de realidad virtual, en medio de escenarios y de sets virtuales, lo cual ha permitido hacer tomas, orquestar movimientos, jugar con luces, tiempos y personajes, en lo que se podría denominar filmación real de escenas virtuales, preparando así materiales que luego se sometían a perfeccionamiento y edición digital, y de esta forma preparar tomas, coreografiar movimientos, ajustar luces, personajes y piezas del set en tiempo real, antes de enviar la versión de cada escena a edición. Se logró, de esta forma, imprimir dosis de individualidad, de posibilidades de retroalimentación y repetición, de arte y de trabajo creativo adicional, basadas en el trabajo mismo de las personas que preparan los materiales. Esto ha contribuido notablemente a crear efectos sorprendentes y sensaciones emocionales en las filmaciones. Todos los que hemos visto escenas de filmación de cine real, advertimos el notable esfuerzo que debe hacerse, repitiendo y puliendo hasta llegar a generar el impacto deseado. Algo semejante es lo que se ha logrado en esta película, ampliando la frontera de lo digital al campo de lo real.
Un segundo aspecto llamativo es el del empleo abundante de escenas de lucha entre los animales. A diferencia de lo que ocurre en los filmes de aventura, en los cuales los buenos se enfrentan a los malos a base de golpes y de disparos, en feroces y rápidas persecuciones, donde, en general, cada quien viaja y pelea en medio de las calles y los escenarios urbanos, acá el ambiente que enmarca las luchas es el del terreno escarpado, seco, lleno de rocas, precipicios y cañones, en el cual luchan los animales no solamente entre sí, sino contra el terreno. Esto se podría leer como una metáfora ecológica, que advierte que la lucha de los humanos, en el futuro cercano, no se basará solamente en las torpes guerras fratricidas, sino que será escenificada, cada vez más, en tierras inhóspitas y difíciles, que se convertirán en el mayor enemigo. Para redondear esta metáfora, vemos cómo las Tierras del Reino, antes fértiles y verdes, son deterioradas bajo el mal gobierno del malvado hermano del Rey León, acompañado por el egoísmo feroz de su corte de hienas despreciables. En estos ambientes encañonados, toda estampida, todo movimiento natural constituye un peligro enorme, ya que los seres vivos pierden la posibilidad de frenar sus alocados y frenéticos movimientos y van a atropellar todo lo que se atraviese.
Un tercer asunto llamativo es la enorme dificultad que se experimenta en las historias animadas de animales y en las fábulas, que no permite representarlos tal como son, siendo imperativo dotarlos de propiedades y comportamientos humanizados. Pareciera esto muy armónico con lo que sucede en este mundo actual nuestro, en el cual las mascotas y los acompañantes animales de todo tipo están copando espacios por doquier, hasta el punto de que se humanizan y casi que dejan de ser animales ¿Valdrá la pena plantear escenarios de acercamiento interpretativo tan reales como el humanizado que se nos está proponiendo?, y en tal caso, ¿cómo transcurriría la historia del Rey León?
Tráiler:
Ficha técnica:
El Rey León (The Lion King), EUA, 2019.Dirección: John Favreau
Duración: 118 min. minutos
Guion: Jeff Nathanson
Fotografía: Caleb Deschanel
Música: Hans Zimmer
Qué pena, o desconsuelo, que en tan larga perorata en algo inexistente como este inculto y muy desproporcionado término de «español latino», no se mencione ni por cortesía, el nombre del creador del texto que da título a la película y a la temática original.
Tales, desproporciones e irregularidaes, colocan su publicidad en un rango muy inferior, nada en consonancia con el trabajo de producción y realización que la compañía productora ha encaminado y su ´publicidad encargada a gente «tan chimba», como lo llamamos en Venezuela.
Atentamente,
Hernán Rubin
Comunicador en Medios Audiovisuales