Críticas
El juego de mirar y ser mirado
Retrato de una mujer en llamas
Portrait de la jeune fille en feu. Céline Sciamma. Francia , 2019.
Retrato de una mujer en llamas es el cuarto largometraje de Céline Sciamma (Girlhood, 2014), quien de nuevo nos regala un sólido y exquisito trabajo, esta vez situándonos a fines del siglo XVIII para narrar el encuentro entrañable de Marianne (Noémie Merlant) y Héloïse (Adèle Haenel). La primera es una pintora contratada por la madre de la segunda para hacer su retrato, que debe ser enviado a su futuro marido, para que este al verlo, acceda al matrimonio. El problema es que Héloïse, recién salida del convento para casarse, no quiere ser pintada, no desea un matrimonio sin amor y se rehúsa a posar. Por lo que Marianne deberá aparentar ser su dama de compañía y observarla furtivamente y de reojo, a través del velo que cubre su rostro, y que va cayendo poco a poco, para después, a solas, plasmarla en un riguroso retrato, tan solo a partir de los trazos que su mente logre apresar.
Con una puesta en escena bien cuidada y muy bella, utilizando la inmensidad de la naturaleza como escenario principal, Sciamma crea una historia impregnada del romanticismo que impera en la época representada, en la cual las mujeres podían decidir poco o nada sobre su destino, mucho menos opinaban sobre la elección de su pareja; y por supuesto, en la que destacar en el arte pictórico era, principalmente, cosa de hombres.
El filme se concentra en el juego de mirar y ser mirado, en el ejercicio de observar con detenimiento cada gesto, cada movimiento, cada expresión y cada detalle digno de ser capturado en un lienzo. De tal forma que, nosotros, como espectadores voyeristas, podemos ser testigos de los instantes más finos en los que percibimos el nacimiento de un sentimiento, y que a lo largo de la película se convertirá en una arrebatadora pasión.
Una mujer en llamas es la gestación de un amor imposible, debido a los convencionalismos de su tiempo, pero con el consuelo de que su dulce y doloroso recuerdo se llevará en el alma toda una vida; así como Orfeo tuvo que conformarse con llevarse con él tan solo la imagen de Eurídice, en lugar de conseguir rescatar a su amada en aquel relato mitológico que las protagonistas leen juntas una noche.
Y es que, como bien decía el poeta romántico y dramaturgo alemán Friedrich Schiller (1759-1805), “sólo conoce el amor quien ama sin esperanza”, así de intenso se vive el amor de Marianne y Héloïse; así de trágico es, porque no tiene posibilidad de un futuro. Un sentimiento que Sciamma consigue transmitir, utilizando unos primeros planos llenos de detallismo, acentuando el roce de sus manos, esas miradas retadoras, aquellos movimientos convulsos por la respiración acelerada y el pulso a mil por hora. Así es como todos esos planos están en función de mostrar el crecimiento de un fervor que es tan verdadero y urgente como insostenible. En este sentido, la interpretación de las actrices resulta verdaderamente fundamental, ya que la vibración y el temblor que proyectan en sus voces, su timidez por un lado y el atrevimiento por el otro, van creciendo a un tempo perfectamente creíble, además de que su turbación es tan palpable que nos estremece.
Con Adèle Haenel ya había trabajado en su primer largometraje Lirios de agua (2007), y en esta ocasión Schiamma traspasa la pantalla, y juega asimismo el papel de una artista envuelta personalmente en la observación de su musa, a la que retrata en su película con la misma intensidad que lo hace Marianne en el lienzo. Como lo expresó en una entrevista, hay una notoria evolución y madurez de Haenel como actriz. y de ella misma como directora, ya que han pasado años desde que se conocieron siendo aún muy jóvenes: “aunque no habíamos vuelto a trabajar juntas, sí hemos crecido juntas, en la vida y en el cine”, comenta.
En otro aspecto, podemos apreciar claramente cómo el arte romántico de pintores como Caspar D. Friedrich o JMW Turner, que remite en gran medida a lo trágico, y a la inmensidad y bravío de la naturaleza, permea en todas las decisiones estéticas y cinemáticas de Retrato de una mujer en llamas, esto lo podemos apreciar en las panorámicas sublimes que centran a Héloïse de espaldas entre las rocas, contemplando la fuerza de las olas del mar, que nos recuerdan, por ejemplo, a Caminante sobre mar de niebla (Friedrich, 1818). O en la escena que se desarrolla en la oscuridad de una noche, ante la tenue iluminación del fuego, irradiando desde una fogata, alrededor de la cuál un grupo de mujeres cantan al unísono en un gesto de incondicional complicidad.
Paralelamente al argumento principal, se esboza apenas una interesante subtrama en la que Sophie (Luàna Bajrami), una chica que trabaja para la familia de Héloïse, debe abortar de manera clandestina, y también en ese delicado momento, Sciamma logra verter toda su capacidad artística para conseguir una secuencia de enorme peso y calidad.
Ya en sus previos trabajos, referidos por la realizadora como su “trilogía del autodescubrimiento”, Lirios de agua, Tomboy (2011) y Girlhood, Sciamma se mostraba realmente interesada por el proceso de definición de la propia identidad e interioridad de sus personajes. Las historias que lleva al cine se han enfocado usualmente en el doloroso proceso del autoconocimiento, y en esta última se suma, además, el descubrimiento del otro. A la vez, como constante en todos sus filmes, podemos observar a la mujer y su papel en sociedad como el punto central de los argumentos, con el objetivo indiscutible de dirigir la mirada del espectador hacia la problemática de género que ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia.
Sin duda, el cine de Céline Sciamma es singular y valioso en nuestro presente, en el que aún encontramos pocas cintas como la suya, dirigida, escrita y protagonizada en su totalidad por talentosas mujeres; al mismo tiempo, demuestra y promueve la sororidad y complicidad femenina, que tanta falta hace en el cine y en las demás manifestaciones artísticas.
Ficha técnica:
Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu), Francia , 2019.Dirección: Céline Sciamma
Duración: 120 min minutos
Guion: Céline Sciamma
Fotografía: Claire Mathon
Música: Para One, Arthur Simonini
Reparto: Noémie Merlant, Adèle Haenel, Luàna Bajrami, Valeria Golino, Cécile Morel
Excelente comentario.