Investigamos
César Romero. La entrevista que me hubiera gustado hacer
Algunos datos básicos
Nace en 1907, en Nueva York, y a los 20 años debuta con éxito en una obra de teatro, en Broadway. A raíz de la crisis del 29, su familia se traslada a California y allí, con los buenos antecedentes generados en el teatro y, según dicen, gracias a su estampa, su altura y sus virtudes para el baile, logra insertarse en el desarrollo vertiginoso de Hollywood. Participa en muchas películas con elencos muy notables.
En televisión, lo hace desde el año 1939 con la serie Cisco Kid y, en 1959, actúa en la serie de televisión de Walt Disney, El Zorro. En 1966, llega el momento que nos interesa especialmente: Batman, la película y luego la serie. Obtiene gran popularidad con su interpretación como Joker (Guasón).
Si hubiera tenido la oportunidad de entrevistarlo, habría pactado al menos tres encuentros, todos ellos durante el rodaje de la película Batman, que ocurrió durante fines de abril y todo el mes de mayo de 1966. Ya se había trasmitido el primer ciclo de la serie con un singular éxito y eso fue un elemento decisivo para que se concretar la película. En ese marco, creo que hubiera sido posible acceder a una serie de encuentros con Cesar Romero para concretar esta entrevista.
El primero de estos encuentros hubiera sido en el set de filmación, concretamente, durante algunas de las largas sesiones de maquillaje a las que tuvo que someterse para caracterizarse como Joker. Me parece un buen lugar por donde comenzar, encontrarlo en su hábitat natural como actor, especialmente en ese momento, donde tenía toda la dedicación del equipo para lograr que su rostro se convirtiera en el de Joker.
Sin duda, un primer tema para hablar sería el conocido asunto por el cual logró hacer figurar en el contrato que bajo ningún concepto se afeitaría su bigote, ya que consideraba que era su toque personal. Los productores de la serie aceptaron la condición, a cambio de que permitiera a la maquilladora disimularlo con una importante base de color blanco, ya que Joker no usa bigotes. Le expresaría toda mi sorpresa y reconocimiento, porque creo que no fue una concesión sencilla, no solo por los múltiples problemas técnicos y operativos que debió haber implicado (aunque él siempre dijo que no le importaban las largas sesiones de maquillaje), sino también porque es algo que podríamos decir que no se logró completamente. Son muchos los planos donde, a pesar de la cantidad de maquillaje aplicada sobre el rostro, sigue siendo muy notorio su prominente bigote. Llama la atención este detalle-
«The Joker es un personaje muy fácil de personificar, nunca hice una preparación a full y pensada, me deje llevar por el rol, me refiero al hecho de que una vez que tenía la ropa, el maquillaje y la peluca verde puestos era imposible volver a ser Cesar Romero«.
Esta es una de las muchas respuestas que me hubiera gustado obtener del propio Cesar Romero. Una respuesta que resulta esclarecedora sobre el personaje que compuso. La obra protagonizada por Adam West es ingenua, intrascendente e inocua. Tienen algunos aspectos que la hacen hilarante al día de hoy.
Romero tuvo la oportunidad de crear el primer Joker que tomó vida en el cine. La primera aparición pública de “El Joker” es del número 1 del cómic Batman del año 1940. A partir de allí se suceden diferentes abordajes desde el cómic.
Me interesaría preguntarle sobre cuánto estudió y analizó estos antecedentes. Presumo que su respuesta también corresponde con la idea de lo fácil que es (que fue para él) interpretar a este personaje.
Su Joker es un niño bien que, más que ser un peligroso psicópata, tiene como afición jugarle malas pasadas a Batman, que nunca llegan a buen término por su proverbial incompetencia.
Supongo que todas sus respuestas serían en torno a algo que ha repetido mucho: que nunca entendió por qué lo eligieron a él, pero que la propuesta le pareció divertidísima.
Entiendo que tanto la película como la serie televisiva marcan el cierre de una etapa en la larga vida de Batman y sus destacados enemigos. La aparición de El caballero de la noche (primero en el cómic y luego en el cine) fue algo así como una resurrección del espíritu original, todos los personajes recuperaron una cierta oscuridad que resulta mucho más provocadora.
El otro encuentro que me gustaría tener sería en su casa. Eran famosas las fiestas que solía hacer allí para mostrar con orgullo el estilo de vida que había alcanzado. Ser una estrella de Hollywood era eso: vivir como vivía Cesar Romero.
Creo que no me costaría mucho convencerlo de que me muestre su esplendoroso guardarropa, lo que quizás lo estimule a compartir conmigo alguno de sus recuerdos de tantas noches célebres. Fue modelo masculino de alta costura para revistas de renombre. Fue icono de la moda para muchos varones de la alta sociedad. Y eso lo hizo como hombre mayor, no cuando era joven.
Además, fue un destacado bailarín, por lo que también estaría atento a las fotografías, cuadros y afiches que habría en su casa, mostrando su intensa trayectoria.
Seguramente, le gustaría mucho que le preguntara por Ocean’s Eleven, que compartió con un brillante elenco (Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Joey Bishop, Peter Lawford, Angie Dickinson y Shirley MacLine) y que obtuvo un importante reconocimiento entre la crítica más prestigiosa.
A mí también me interesaría hablar sobre dos series que hizo antes: Cisco Kid y El Zorro. En ambas encarnó personajes muy diferentes y, seguramente, las dos le exigieron mucho más, montar a caballo con cierta destreza, como mínimo.
De pronto, le cambiaría de tema y le preguntaría por sus ancestros. Él siempre señalaba que su abuelo materno fue José Martí, el poeta y líder de la independencia de Cuba del Imperio Español. Si bien Cesar Romero nunca quiso exponer sus posturas políticas, se lo asociaba con el Partido Republicano, y le gustaba que supieran que era católico. Estamos en los primeros años de la revolución cubana, que fueron muy agitados y que repercutieron de manera fuerte en los ámbitos artísticos. Si bien no hay registros de su colaboración con la militancia anticastrista, me interesaría mucho saber su opinión sobre este capítulo de una historia muy cercana para él.
Un tercer encuentro, que me parece fundamental acordar, sería acompañarlo en una ronda nocturna por las discotecas de Los Ángeles. Su vida nocturna era intensa. Era consciente de ser un miembro activo del jet set hollywoodense y creo que esto era notorio en esa secuencia infinita de discotecas que disfrutaba cada noche.
A menudo se decía que la homosexualidad de Romero era el secreto mejor guardado de Hollywood. Marlene Dietrich llegó a decir que Romero era «la reina indiscutible de los homosexuales» y que su residencia era un lugar privilegiado para la conexión: «No creo que haya un actor gay en todo Hollywood que no haya estado allí», comentó la famosa Marlene.
Creo que podría hablar de este tema con él. Entiendo que sería un momento especial de la conversación, pero que se podría encarar.
Parecía ser un hombre feliz. Al menos podríamos decir que tuvo todo para lograr serlo. Pero lo cierto es que vivió tratando de esconder su condición homosexual y solo la asumió en una entrevista que concedió muy cerca de sus últimos días.
Hay hombres que planifican con precisión los rituales de su muerte. Es el caso de Cesar Romero, cuyas cenizas están guardadas en un nicho, en un lugar consagrado para muchas estrellas de Hollywood: el 408 del Inglewood Park Cemetery, Mausoleum of the Golden West, Alcove of Music, Inglewood Park.
Sería posible que César Romero hubiera tomado algunas decisiones respecto de esta compra tan especial durante los días en que transcurrirían nuestros encuentros. Sin duda, este hubiera sido un tema sobre el que me hubiera interesado hablar con él.
Algunas conclusiones y/o reflexiones en proceso…
César Romero es un agente de la cultura de masas, que es el gran signo de nuestro tiempo, el tiempo del cine.
Las estrategias aplicadas para el desarrollo de Hollywood se apoyaron en el Modelo de Representación Institucional, pero además lo validaron, para también consolidar a “los géneros”, en un proceso que incluyó el Star-System y el Sistema de los Estudios. A todo esto, podríamos agregar, desde una perspectiva del presente, la convergencia de las pantallas (o los medios), lo que permite, entre otras cosas, un desarrollo desproporcionado de las películas de superhéroes, algo que ya podríamos considerar un género en sí mismo.
Pero es importante señalar que Joker, la película de Philippe Todd, claramente representa y propone otra cosa. Se centra en la creación del personaje de Guasón, lo analiza, lo explica, lo legitima. En cierto punto, podríamos ubicarla en las antípodas de un producto de la sociedad de consumo, porque pretende provocar algo bien distinto del entretenimiento, la reflexión. Aquí, Arthur Fleck es, claramente, un representante de la “contracultura”, de algo oculto y que tiene que ser liberado, esto no es solamente un bandido que solo quiere su propio placer y no le interesa el bien público, el Joker de Joaquín Phoenix no tiene nada que ver con el de Cesar Romero.