Críticas

Humor irreverente y ternura ingenua

Jojo Rabbit

Taika Waititi. EUA, 2019.

Cartel de Jojo RabbitMucho antes de que Los Beatles hubieran cautivado al mundo con su música, su imagen y carisma, lo que desembocó en un movimiento intenso de fans extasiados, que gritaban frente a su presencia, que se desmayaban y lloraban, existió otra figura que sedujo a las masas con la misma efectividad y alcance, Adolf Hitler. Quizás resulte atípica, e incluso irreverente esta comparación entre una banda musical inglesa y una figura tan siniestra de la historia universal, pero es así como inicia Jojo Rabbit, con una secuencia de imágenes reales de Hitler dirigiéndose a sus seguidores frenéticos, entre ellos jóvenes y mujeres, editado al son de una versión alemana de “I Want to Hold Your Hand”, lo que establece sin escrúpulos el tono y humor tan particular de Taika Waititi.

El protagonista de la última película del director neozelandés es Jojo Betzler, un niño que pertenece a las Juventudes Hitlerianas, una máquina de adoctrinamiento nazi destinado a jóvenes alemanes, donde no solo se les enseñaba tácticas de guerra, sino también se les instruía la ideología nazi y la obediencia absoluta al régimen racista y totalitario. Es así que Jojo participa de diversas actividades, como aprender a utilizar explosivos, quemar libros e informarse sobre los espeluznantes judíos, seres monstruosos con escamas y cuernos, casi demonizados, que además pueden leer la mente. Pero, tras un accidente que le obliga a reposar, el ciego fanatismo de Jojo se ve puesto en jaque cuando descubre que su propia madre esconde entre las paredes de su casa a Elsa, una chica judía.

Fotograma de Jojo Rabbit

Con el transcurso de los días, el niño que no pudo matar a un conejo entabla una relación afectiva con Elsa y es aquí cuando el tono dramático se inmiscuye en la narrativa; los gags cómicos abren el camino para giros trágicos cargados de angustia, desesperación y miedo, y la incertidumbre del porvenir que atenta contra sus vidas, pues en toda guerra el dolor está siempre presente.

La soledad y la fragilidad de Jojo, sumado a sus ansias de llegar a ser alguien importante, han hecho de él un niño influenciable y por ende adiestrado hasta tal punto que cree ciegamente en los disparates más descabellados que sustentan el antisemitismo explícito del nazismo, así como la miseria y el descontento popular posterior a la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial hundieron a los alemanes en las garras del fervor ideológico y militar del Tercer Reich. Jojo Rabbit relata de manera peculiar cómo un niño adoctrinado se afronta a sus propias creencias y deconstruye las incoherencias que la sustentaban.

Fotograma de Jojo Rabbit

Entre los personajes pintorescos que animan el relato de Jojo Rabbit se encuentra Hitler, el amigo imaginario de Jojo, que lo acompaña en sus altibajos emocionales. Tener al führer como compañía inseparable puede sonar temeroso, pero aquí el dictador no es un hombre imponente, ni mucho menos una figura que infunda espanto, sino es un personaje tonto, infantilizado, que pareciera estar jugando a la guerra sin siquiera comprender por qué. La mirada de un niño de diez años da forma a este bufón que salta por la ventana cuando se aburre y que en sus excentricidades cena una cabeza de unicornio.

En contrapartida, entre los horrores de la guerra y la incongruencia de la misma, se encuentra la madre de Jojo, quien ilumina los momentos dramáticos e intenta a toda costa encauzar a su hijo hacia un pensamiento antibélico. Ella también se comporta como un payaso, que destella alegría a pesar de las adversidades y busca recuperar la infancia desorientada de Jojo, mientras milita a escondidas en la resistencia aliada. Si bien Jojo Rabbit se sitúa en plena contienda, la relación madre hijo no solo ilustra un amor incondicional de pijamas combinados en territorio neutral, sino encuentra esperanza en pequeños instantes de música y de baile, cuando la proximidad de los bombardeos podría significar el final del conflicto armado. Los demás personajes secundarios son igual de atractivos, Elsa quien se divierte alimentando las fantasías irreales de Jojo y su libro ilustrativo sobre los judíos, o un general nazi desilusionado que se pasa bebiendo mientras diseña su atuendo para el inminente fin de la guerra.

Fotograma de Jojo Rabbit

Pero a no confundir ni malinterpretar que la comedia evidente en Jojo Rabbit no pretende cegar al espectador de las atrocidades de la guerra ni ser un burdo escudo escapista para olvidar el pasado, porque en la historia no todo es risa ni el contexto mismo permite que lo sea. Hay muerte, explosión y sangre, y niños hechos soldados que se sacrifican; frente a esto Waititi no nos cubre los ojos. Tal como la madre de Jojo lo hace ante un despliegue de cuerpos ahorcados, él gira nuestra cabeza hacia la crueldad como un llamado de alerta, y nos obliga a mirar a través de un niño el recuerdo oscuro de lo que la humanidad fue capaz de hacer, pues el miedo a una posible tercera guerra mundial mucho más sanguinaria, con nuevas reglas de juego, no se disipa con el tiempo, sino todo lo contrario. El resurgimiento de una ideología neofascista podría ser una señal de alarma, como lo fue en su momento la eficaz propaganda nazi que empezó a pintar las masas con esvásticas.

Fotograma de Jojo Rabbit

Si bien otros directores como Charles Chaplin, Ernst Lubitsch o Roberto Benigni también lo hicieron, encontrar humor en un periodo tan oscuro como fue la Segunda Guerra Mundial y el genocidio judío puede suponer una paradoja imposible, sobre todo cuando hablamos de un humor ácido y satírico, típico del cine de Waititi; sin embargo, el director logra maridar una buena dosis de ternura con risas descaradas para burlarse sin reservas de Hitler y de los nazis, a la vez que, en en el corazón de la trama, yace una película antibélica, donde el amor es más fuerte que el acero, y la paz, el tesoro más preciado. ¿Simple en su mensaje? Quizás, pero no por eso menos emotivo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Jojo Rabbit ,  EUA, 2019.

Dirección: Taika Waititi
Duración: 108 minutos
Guion: Taika Waititi (Novela: Christine Leunens)
Producción: Coproducción Estados Unidos-Alemania; Defender Films / Piki Films / Czech Anglo Productions / TSG Entertainment. Distribuida por Fox Searchlight
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Música: Michael Giacchino
Reparto: Roman Griffin Davis, Scarlett Johansson, Thomasin McKenzie, Taika Waititi, Sam Rockwell, Rebel Wilson, Alfie Allen, Stephen Merchant, Archie Yates, Luke Brandon Field, Sam Haygarth, Stanislav Callas, Joe Weintraub, Brian Caspe, Gabriel Andrews, Billy Rayner, Christian Howlings, Gilby Griffin Davis, Hardy Griffin Davis, Curtis Matthew, Robert East

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